Les revelaré mi dieta preferida o mi mayor secreto de alimentación, se trata de una dieta a la que le llamo 90/10.
Ésta se basa en que comerás el 90% de las comidas limpias, sanas, lo más saludable posible y solo un 10% de alimentos que normalmente llamamos antojos o gustos que tu cuerpo te pida comer o que tú sientas que necesitas.
Está comprobado que las personas no pueden comer "limpio" el 100% del tiempo; muchas dietas lo que hacen es limitarte radicalmente y esto es solo sostenible por un periodo de tiempo. Algunas veces por un día, una semana, un mes o hasta un año. En cierta forma no importando qué tan fuerte seas o cuánto autocontrol tengas algunas comidas que has reprimido aparecen de pronto como una gran tentación.
Hay muchas dietas que enfatizan en el 40-30-30, otras 40-40-20 o hasta 50-25-25, en relación a las proteínas, carbohidratos y grasas. Pero esta dieta que les propongo es 90-10.
Este estilo de alimentación tiene solo una regla y esta regla es a veces flexible. La regla es que el 90% del tiempo deberás comer sano, limpio, y el 10% de tiempo lo que tu cuerpo te pide comer (algún antojo), pero de manera controlada en porciones pequeñas.
Mucha gente trata de estar el 100% en un plan de dieta estricta y esto puede causar estrés y resultar en un fallo o deserción. Porque entonces llamamos a las "equivocaciones alimenticias" como "pecados".
Tener miedo y culpabilidad en relación a la comida no es saludable. Los antojos son una oportunidad para escuchar al cuerpo y afinar ciertos detalles alimenticios, en lugar de estar manteniendo culpabilidad por abrir el refrigerador en la madrugada para comer a escondidas helados, postres o eso que te encanta. Es mejor que públicamente disfrutes de ese postre o helado con tus amigos y que lo conviertas en una ocasión especial para socializar en un día bonito.
Dándote ese 10% como rango de flexibilidad podrás vivir sin ese cargo de conciencia y mantener un sistema de alimentación saludable y sostenible como estilo de vida.
En resumen, "más vida y menos dieta" podría ser una forma de vivir consciente de que somos lo que comemos y que no solo nos nutren los alimentos que ingerimos sino también lo que está en nuestro entorno, como por ejemplo, las relaciones personales o familiares, nuestra carrera, la actividad física y lo que alimenta al alma, que es la espiritualidad.
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