Carta a un ciudadano americano. Las dos Latinoaméricas

Hay buenas y malas ideas en política. Resulta casi obvio por qué las buenas ideas permiten crear instituciones fuertes y ayudar a que las sociedades progresen y perduren. Pero lo que es inexplicable es la persistencia de algunos líderes políticos en la puesta en práctica de ideas que, una y otra vez, han demostrado su ineficacia.
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Hay buenas y malas ideas en política. Resulta casi obvio por qué las buenas ideas permiten crear instituciones fuertes y ayudar a que las sociedades progresen y perduren. Pero lo que es inexplicable es la persistencia de algunos líderes políticos en la puesta en práctica de ideas que, una y otra vez, han demostrado su ineficacia.

América Latina hoy puede dividirse entre aquellas sociedades que decidieron aplicar modelos fracasados, y hoy están pagando el precio de haber recorrido ese camino, por un lado; y las que optaron por modelos de desarrollo económico e institucional más "ortodoxos" y avanzan por un camino más tranquilo hacia la construcción de sociedades más prósperas y más igualitarias.

En un artículo reciente el Wall Street Journal ilustró el punto con una gran caricatura.

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El artículo, titulado "Las dos Latinoaméricas", divide a la región en dos bloques. El primero, dice el WSJ, que da la cara al Atlántico, incluye a Brasil, Argentina y Venezuela, "desconfía de la globalización y le asigna al estado un enorme papel en la economía". El segundo, que mira hacia el Pacífico, integrado por países como México, Colombia, Perú y Chile, "Apoya el libre comercio y la apertura de los mercados".

Durante un tiempo, dice el WSJ, los llamados países atlánticos crecieron más rápido por el alto precio de los "commodities". Pero en el mediano plazo, serán los países de la alianza pacífica los que avanzarán en mejor dirección, en esa especie de "experimento controlado en economía" que vive la región. Lo cierto es que estos países crecerán en 2014 cerca de 5% en promedio mientras que los países populistas lo harán a una tasa más cercana al 2%.

Baja inflación, reservas sanas, algo de exportación manufacturera, instituciones independientes que se controlan unas a otras, estado de derecho y reglas de inversión que todos respetan, y una economía menos controlada por el estado, han hecho que los países de la Alianza Pacífica tengan por delante un mejor futuro que los demás. Los cuatro han aprendido además a generar mecanismos que contribuyen a mejorar la inequitativa distribución del ingreso y reducir la pobreza. Y ahora han firmado un acuerdo que permitirá el libre tránsito de bienes, servicios y personas entre esos países, a la manera de la Unión Europea.

Al mismo tiempo Argentina se acerca al precipicio de una nueva crisis. Ha perdido 23 billones de dólares de sus reservas defendiendo una moneda que no tiene defensa. En enero se vio obligada a devaluar y su moneda perdió el 20 por ciento de su valor. Gracias a las medidas proteccionistas, no hay inversión extranjera. La inflación está en 30%. Su Presidenta gobierna con los hígados del odio.

Brasil es una bomba de tiempo. Crecerá al 1.9% este año, las protestas de los jóvenes de las nuevas clases medias le han puesto una enorme presión a Dilma y su política sigue siendo proteccionista. La inflación ha superado el 7% , las tasas de interés están por encima del 11% y el mercado ha castigado los papeles brasileros duramente. Su presidenta gobierna con odio de clase.

Venezuela es un caso insólito. El país duerme sobre las reservas petroleras más grandes del mundo y sin embargo la inflación supera el 50% -para 2014 se estima que estará en 75%- el crecimiento para este año se calcula entre 0 y menos 4%, nadie sabe cual es el estado de las reservas o de la deuda por la falta de transparencia en las cifras económicas y mientras el dólar negro se transa a 81 bolívares en la calle, Maduro devaluó el Bolívar -llamado irónicamente Fuerte- de 6,30 a 11,30. El gobierna con ignorancia, corrupción y odio.

Esas economías, incluyendo a Nicaragua, Ecuador, Bolivia, y la propia Argentina, vivieron con el apoyo de un extraordinario subsidio: Chávez. El fallecido coronel compraba bonos de deuda argentina, alimentos y maquinaria de Brasil, y regalaba dinero a manos llenas a los otros tres para garantizar el apoyo del coro operático de Ortega, Morales y Correa.

A su vez Brasil y Argentina navegaron con los vientos favorables de una China con crecimientos del 10% y ahora que esa economía se enfría, ellos sufren el resfrío.

Las ideas que funcionan son a veces aburridas. Pero funcionan. Las otras, las ideas del control de precios, el proteccionismo a ultranza, los subsidios directos sin inversión en educación, la ausencia de reglas de juego claras para la inversión privada, la permanente crispación entre el estado y el sector privado, el control de todas las ramas del poder en manos de una sola persona -el caudillo-, el robo por su parte y la de su familia de los recursos del estado, y el uso perseverante de la retórica barata, son males clásicos de América Latina.

Pero no por clásicos deben convertirse en condena permanente.

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