Carta a un ciudadano americano: El regreso a la caverna

Ahora que ha perdido Mitt Romney las elecciones en Estados Unidos, empezará un juicio de residencia al interior del Partido Republicano. Los líderes del Tea Party, el ala radical derechista de los EEUU, dirá que Romney, a quien detestan, no ganó porque nunca consolidó sus credenciales como republicano de derechas. Y empezarán a alinear sus baterías para detener cualquier iniciativa de Obama en el Congreso y para preparar sus alfiles para la campaña en cuatro años. Pero ese análisis será equivocado.
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Silhouettes of people's heads are seen in front of an electoral U.S. Map, displayed during an election night event organized by the U.S. embassy in Skopje, Macedonia, early Wednesday, Nov .7, 2012. President Barack Obama won re-election Tuesday night despite a fierce challenge from Republican Mitt Romney. (AP Photo/Boris Grdanoski)
Silhouettes of people's heads are seen in front of an electoral U.S. Map, displayed during an election night event organized by the U.S. embassy in Skopje, Macedonia, early Wednesday, Nov .7, 2012. President Barack Obama won re-election Tuesday night despite a fierce challenge from Republican Mitt Romney. (AP Photo/Boris Grdanoski)

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Ahora que ha perdido Mitt Romney las elecciones en Estados Unidos, empezará un juicio de residencia al interior del Partido Republicano. Los líderes del Tea Party, el ala radical derechista de los EEUU, dirá que Romney, a quien detestan, no ganó porque nunca consolidó sus credenciales como republicano de derechas. Y empezarán a alinear sus baterías para detener cualquier iniciativa de Obama en el Congreso y para preparar sus alfiles para la campaña en cuatro años.
Pero ese análisis será equivocado.

Romney no perdió las elecciones por no haber certificado suficientemente sus credenciales como republicano extremista. Las perdió precisamente por haber perdido su perfil de republicano moderado para poder capturar el apoyo de su partido, hoy secuestrado por el Tea Party, un grupo xenófobo, racista, ultrareligioso, convencido en las ideas de eliminar impuestos a los más ricos, recuperar los métodos de interrogación más duros para la CIA (léase la tortura) y de pisar más duro en el escenario internacional.

Romney en realidad no era uno de ellos.

Pero para ganar las primarias se mimetizó en uno de ellos.

Y como buen político sin principios -distintos al principio de querer ser Presidente- terminó en una indefinición ideológica que acabó con él. Al extremo de que, luego del debate que ganó contra Obama, la campaña del Presidente salió a burlarse de este "personaje apasionado que declara ser Mitt Romney" y que al haberse echado para atrás sobre todo lo que llevaba diciendo los últimos meses demostraba que se había dado cuenta de que su visión para los EEUU era incorrecta.
En ese sentido, la sección The Talk of the Town del New Yorker definió la campaña hace meses con gran precisión: "Romney hace campaña diciendo que él no es Mitt Romney. Obama hace campaña diciendo que EL tampoco es Mitt Romney".

El mundo gana con un segundo periodo para Obama. Tendremos un Presidente que, no obstante las amarras que tendrá en el Congreso, ha comprendido que la búsqueda del "middle ground" con los republicanos no es posible dadas las circunstancias actuales. Obama deberá empujar su agenda de una manera más agresiva que en el pasado. Para hacerlo deberá "llevar su caso a la gente" todos los días, para sea el costo de opinión lo que mueva a los republicanos a trabajar con él de manera razonable en algunos casos.

Para el resto del mundo, el cambio de un Presidente de EEUU en medio de la tormenta financiera habría traído consigo nefastas consecuencias. Obama lleva ya cuatro años recluido en una sala de crisis financiera y ha logrado recuperar el rumbo para su país, si bien una parte importante del mundo desarrollado sigue un poco a la deriva.

Para los hispanos quizá haya algún premio por su extraordinaria fidelidad al presidente.
Para América Latina será un momento de "no news, good news", en la medida en que Obama no mira hacia el sur del Río Grande ni para bien ni para mal, pero ha manejado con destreza la existencia de un bloque de países populistas y autocráticos liderados por Venezuela.

El debate sobre la derrota de Romney llevará, como dije antes, a algunos a pensar que lo que el partido Republicano debe hacer es radicalizarse aún más, jugarse por tipos como Marco Rubio o Paul Ryan. Eso sería un regreso a la caverna y, yo creo, el fin del Tea Party por vía del suicidio.

Barack Obama

Elecciones en EE.UU. en imágenes

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*Miguel Silva, colombiano, fue Secretario General de la Presidencia de Colombia y fundó la revista Gatopardo. Es periodista y consultor en comunicaciones estratégicas.

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