Carta a un ciudadano americano. El compás indispensable

Los dictadores piensan que el coraje ciudadano es limitado. Por eso, cuando se enfrentan a grandes masas de gente que protestan por vivir en miserables condiciones o en contra de la represión de las libertades más básicas, los dictadores amenazan a diestra y siniestra.
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Los dictadores piensan que el coraje ciudadano es limitado. Por eso, cuando se enfrentan a grandes masas de gente que protestan por vivir en miserables condiciones o en contra de la represión de las libertades más básicas, los dictadores amenazan a diestra y siniestra.

Con tanques y aviones, a veces:

"Si tengo que decretar un estado de excepción, especial para el Táchira, estoy listo para crearlo y meter los tanques, las tropas, la aviación, meter toda la fuerza militar que haga falta", dijo el presidente de Venezuela Nicolás Maduro en un acto que encabezó transmitido en cadena obligatoria de radio y televisión.

"En vez de enviar militares envíe harina para los tachirenses, somos una población que está cansada", le dijo el alcalde de San Cristóbal, un municipio fronterizo con Colombia.

Los dictadores arman ciudadanos y les pagan para que hagan lo que el estado de derecho no debe, no puede: hacer asesinar vilmente a los protestantes para que el miedo termine con la protesta.

Esos son los motorizados del chavismo.

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Los medios reportan que algunas víctimas de la protesta venezolana fueron asesinadas con disparos en la cabeza, muy probablemente por francotiradores entrenados por el ejército.

En todos los casos los dictadores usan la justicia para perseguir a sus enemigos politicos y para atemorizar a los disidentes.

La disidencia es un delito en una dictadura. Eso lo sabe cualquier cubano. Y hoy lo tienen claro millones de venezolanos.

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En su maravilloso libro sobre la vida privada en la Rusia de Stalin, titulado "The Whisperers" (¿cómo traducir ese título conservando el mismo campo semántico?), Orlando Figes investigó miles de documentos privados de decenas de familias rusas que vivieron bajo la dictadura estalinista, y realizó entrevistas con sobrevivientes, los hijos y nietos de los que soportaron la mayor parte del peso de la voluntad maligna de Koba, como llamaban a Stalin.

Para evitar que sus hijos corrieran peligro, los padres se convirtieron en "whisperers", personas que hablaban en murmullos, para que su pensamiento no contaminara a sus hijos exponiéndolos al régimen. Así los hijos crecieron como buenos soviéticos y, como buenos soviéticos, denunciaron con frecuencia a padre, madre, tíos y hermanos por sus actividades antisoviéticas. En algunos casos, incluso, los propios padres alentaban a sus hijos a denunciarlos para que su reconocimiento como leales soviéticos les garantizara una mejor educación.

La degradación moral que genera una dictadura está llena de ejemplos pero sólo hasta que termina es posible encontrarlos.

Aleksandr Tvardovsky fue además de buen poeta, un valiente editor de Novy Mir (Nuevo Mundo), una revista literaria que durante el período de Krushev denunció los horrores del mundo estalinista. Sin embargo él mismo tenía su pequeña historia secreta de degradación bajo la dictadura. Cuando su padre y sus hermanos fueron arrestados en 1931 por disidentes, él tomó distancia. Tiempo después, su padre, de regreso clandestino del exilio, regresó a verlo, sólo para que él lo denunciara ante las autoridades del régimen y fuera arrestado de nuevo.

Yoany Sánchez, la valiente bloguera cubana, fue entrevistada por Jon Lee Anderson en el pasado Hay Festival de Cartagena. Una de las anécdotas que contó fue la siguiente.

Su hijo tenía unos catorce o quince años y un día llegó a casa antes de terminar la jornada estudiantil, excitado. Ella le preguntó qué hacía en casa. El le contó que su profesor los había enviado a casa a que se vistieran normalmente, no con el uniforme del colegio, para salir en la tarde a hostigar o golpear a las señoras que protestaban contra la dictadura porque sus familiares estaban presos. Como buen adolescente, él estaba emocionado de poder servir a su país en una tarea heróica. Como buena mamá, ella se vio enfrentada a aceptar ese comportamiento y proteger a su hijo, o a cuestionar la decisión y ponerlo en peligro.

Optó por lo segundo. Su hijo entendió que lo que había detrás era una manipulación del régimen de estudiantes menores de edad para sus propósitos políticos. Al final el rector del colegio se disculpó.

Pequeñas historias acerca del terrible animal que es una dictadura. Victorias pequeñas, derrotas pequeñas, destinos destruidos, países arrasados.

Venezuela vive bajo una cleptocracia y una dictadura. Los países de América Latina se han acobardado ante los gritos de Chávez primero y ahora de Maduro. Han dejado solos a los venezolanos.

Como hicieron los países del mundo durante la época de Stalin. Como sucedió al comienzo de la era de Hitler. Como ha sucedido con la dictadura castrista.

Los ciudadanos terminan solos, pero cuando salen todos a la calle esa soledad se transforma en vida, en alegría, en una ola que desencadena las fuerzas de la libertad y que muestra a los demás un norte moral, un compás indispensable.

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