Carta a un ciudadano americano. El bully del barrio

Lo que está ocurriendo en Venezuela nos importa. Nos debe importar. Allí están los matones del curso, vistiendo uniformes ridículos y poniéndose brazaletes pomposos y saludando con el brazo derecho erguido hacia el frente, al igual que lo hizo un pobre oficial austriaco frustrado en 1933 al tomarse el poder en Alemania.
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el bully del barrio

Usualmente el matón del colegio (el bully para usar la palabra en inglés que hoy preside sobre todo el tema del matoneo) se hacía acompañar de otros matones menos importantes, pero no por ello menos viciosos. Mientras el matón golpeaba al estudiante débil, el segundo y el tercero lo acuchillaban por la espalda o le daban golpes bajos. Así, a escondidas. Como los tristes cobardes que eran, agazapados tras el matón principal.

Algo así sucede en Venezuela ante la mirada -a veces cómplice y a veces resignada- de los gobiernos de la región, de Unsaur, de la OEA y aún de los propios Estados Unidos.

El caso más reciente tiene que ver con uno de esos segundos. Se trata del oficial retirado del ejército venezolano Diosdado Cabello, hoy presidente de la Asamblea Nacional, un hombre que controla una parte del ejército y de los negocios que Hugo Chávez le habría entregado a ese sector.

Cabello tomó tres decisiones tras el fraudulento triunfo de su hoy jefe (y permanente adversario) Nicolás Maduro. La primera fue la de quitarle la presidencia de las comisiones que presidía por elección, a los parlamentarios de la oposición. La segunda fue negar el uso de la palabra a la oposición. La tercera fue apagar las cámaras de video de la Asamblea para permitir que los orangutanes del chavismo le propinaran una paliza tremenda a Julio Borges, director del partido Primero Justicia y a María Corina Machado, quien ha liderado a Súmate. Ambos líderes opositores. Ambos golpeados por los parlamentarios del chavismo (ver foto). Hoy no hay video de ese horror y los chavistas dicen que se trató de un maquillaje: igualitos a los de las SS alemanas.

  • Hay que recordar que el Consejo Nacional Electoral de Venezuela es de Maduro y Cabello por 4 contra 1.
  • Que el Tribunal Supremo de Justicia es de Maduro y Cabello.
  • Que aunque sacaron menos votos que la oposición, la Asamblea es, mayoritariamente, de Maduro y Cabello gracias a un cambio que hicieron en la relación entre voto y curules.
  • Que el petróleo es controlado por Maduro y Cabello.
  • Que el PSUV es controlado por Maduro y Cabello.
  • Que una parte importante -trascendental dicen los que saben- del narcotráfico pasa hoy por Venezuela.
  • Que en Venezuela no se mueve una hoja sin que lo sepan el alto y el bajo, Maduro y Cabello.

La democracia no es sólo el gobierno de las mayorías. Es el respeto a los resultados electorales. Es el respeto a las minorías. Es el respeto al voto y por ende el reconteo, metódico, público, transparente, debería darse. Pero no se va a dar.

¿Por qué no se va a llevar a cabo un reconteo público, metódico y transparente?

Porque los chavistas no se pueden dar el lujo de perder el poder porque su poder no reside en cambiarle la vida a la gente -aunque con propósitos electorales han crecido la nómina estatal de 1 millón a 3 millones de funcionarios y han aumentado los subsidios directos a los más pobres sustancialmente- sino en administrar para sus propias fortunas el petróleo, la importación de alimentos y otros negocios non sanctos.

Lo que está ocurriendo en Venezuela nos importa. Nos debe importar. Allí están los matones del curso, vistiendo uniformes ridículos y poniéndose brazaletes pomposos y saludando con el brazo derecho erguido hacia el frente, al igual que lo hizo un pobre oficial austriaco frustrado en 1933 al tomarse el poder en Alemania. Era débil. No tenía las mayorías. No era legítimo. Era, apenas, un pequeño matoncito de colegio. O ni siquiera. Un administrador de odios raciales.
Ese hombrecito, rodeado de otros matones capaces de poner en marcha su máquina de odio -Himmler, Goering, Heydrich, Goebbels, Hess, Borman- estuvo a punto de quedarse con Europa.
Por dos razones. Porque lo subestimaron cuando era débil y porque se acobardaron cuando se hizo fuerte.
Addendum: Me repito en este comentario pero es difícil no hacerlo. Insulza (José Miguel, secretario general de la OEA) se parece, como lo dijera Chávez a Insulso. La definición de la RAE es: (Del lat. insulsus, sin sal) 1. adj. insípido (‖ falto de sabor). 2. adj. Falto de gracia y viveza.

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