Durante los últimos dos o tres años casi todos los artículos que se han escrito sobre la Cultura Maya hacen especial hincapié en la llamada "Profecía Maya del Fin del Mundo" aunque es válido reconocer que en más de uno se hace también referencia a sus grandes logros en el campo de la astronomía, las matemáticas y a sus habilidades como constructores de impresionantes edificaciones y ciudades.
En lo que a mí se refiere, a los mayas, sin dejar de reconocer sus indiscutibles ingenio y sabiduría, siempre los recordaré y estaré agradecido por la creación de un brebaje amargo hecho de la semillas del cacao que llamaron Chocolha, el predecesor de lo que hoy se conoce como chocolate. Ya desde aquellos tiempos el cacao y por ende el chocolate era para los mayas sinónimo de longevidad y vigor físico, por ello lo usaban con fines terapéuticos, tanto por sus efectos estimulantes como sus efectos calmantes. Está documentado que los mayas, en especial sus guerreros, lo consumían como bebida reconfortante y como bálsamo para curar heridas. Iguales usos le dieron los olmecas, los toltecas, los aztecas y todos los pueblos de la llamada Mesoamérica.
En la actualidad a la ingesta de chocolate se le atribuyen innumerables beneficios, muchos de ellos evaluados clínicamente:
Beneficia el sistema circulatorio, tiene efectos anti cancerígenos, suspende la tos, es un potente antioxidante, reduce la presión sanguínea, tiene propiedades afrodisíacas, incrementa la actividad física y quizás el más importante, el de estimulador cerebral. Se dice, según un estudio difundido por la BBC, que derretir chocolate en la boca produce un aumento de la actividad cerebral y que a su vez incrementa el ritmo cardiaco de una forma más intensa que el asociado a un beso apasionado. Algunos estudios sugieren que algunos tipos de cacao podrían ser nootrópicos y por lo tanto retrasar el deterioro de la función cerebral que ocurre durante la ancianidad. Los nootrópicos o drogas inteligentes, son potenciadores cognitivos que elevan determinadas funciones mentales, en especial la inteligencia, la memoria y la concentración, entre otros.
Se podrían enumerar muchos otros efectos beneficiosos del chocolate, pero la relación se haría muy extensa, así que solo nos queda recordar que una buena taza de chocolate o simplemente una barra del mismo nos brindan un gran aporte energético y de paso nos llenan de placer.
Recientemente la revista muy Interesante publicó un artículo titulado "Los caracoles se vuelven inteligentes comiendo chocolate".
En él se plantea que los investigadores Lee Fruson y Ken Lukowiak de la Universidad de Calgary en Canadá, hicieron un experimento para ver si la epicatequina (debe ser la epicatechina o catechina) que contiene el chocolate negro mejoraba la memoria de los caracoles. Los resultados del experimento demostraron que si entrenaban a estos moluscos para recordar una actividad sencilla tras darles una dosis de la epicatequina contenida en el chocolate negro, estos eran capaces de recordar una tarea durante tres días, en contraposición a aquellos caracoles que no consumieron el mencionado antioxidante, cuyo recuerdo de la tarea fue de solo tres horas. Según los investigadores, la epicatequina afecta directamente a las neuronas encargadas de almacenar información en la memoria. Para Lukowiak "Los efectos cognitivos de media barrita de chocolate negro pueden incluso mejorar las notas de cualquier estudiante".
En otro artículo, en esta ocasión publicado por BBC Mundo y titulado "Comer más chocolate, ¿el secreto para ganar más premios Nobel" hace referencia al trabajo del cardiólogo Franz H. Messerli, publicado por la revista New England Journal of Medicine, en el que se señala que el número de premios Nobel de una nación puede dar una idea sobre la proporción de su población con un nivel cognitivo superior y si se incluye el chocolate se llega a la conclusión de cuanto más chocolate, mas premios Nobel.
Messerli dice que reunió los datos de todos los laureados con el Premio Nobel hasta el 2011 y del consumo de chocolate en varios países. El estudio aseguró que "Se pudo observar una correlación significativa entre el consumo de chocolate por persona en cada nación y el número de premiados con el Nobel por cada diez millones de personas en un total de 23 países".
El cardiólogo plantea varias hipótesis o consideraciones, entre otras, que los resultados no implican una relación de causalidad, aunque sí que existe algún tipo de relación entre ambas variables. Por cierto, Suiza es el país que más chocolate consume y en el que más galardonados hay per cápita.
Si continúan estos tipos de estudios me imagino que algún día un ilustre investigador llegue a la conclusión de que los mayas (y por qué no los aztecas, toltecas y olmecas) obtuvieron tantos logros en las ciencias y las artes gracias a sus grandes ingestas de chocolate.
En el ínterin, como dice la letra del Cha-Cha-Cha El bodeguero: "toma chocolate... paga lo que debes"... en agradecimiento a los mayas por la creación del exquisito y beneficioso brebaje.
Besos de chocolate en copitas de crema de maní
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