Para mí, Gaby Spanic es la reina de las telenovelas. "Prisionera", en la que interpretó a una mujer desenfrenada, permitió admirar los desdobles de personalidad que puede lograr Gaby y me permitió a mí, como estilista, pulir y probar mi trabajo como diseñador de imagen. Logré en sus cabellos desde un castaño con iluminaciones hasta un rubio provocador con extensiones.
Con "Tierra de Pasiones" logré otra imagen increíble de Gaby Spanic, con un corte cuadrado a lo Catherine Zeta Jones (en "Chicago") y un color castaño oscuro rojizo que le resaltó su nivel de expresión en los ojos, y muchos espectadores descubrieron que Gabriela Spanic tenía los ojos verdes.
Concluyo con "La Dueña" - proyecto que vino después de unas vacaciones no programadas por Gaby por conflictos internos con la cadena Telemundo y su posterior entrada a Televisa - en donde interpretó magistralmente un papel de villana que le garantizó un éxito rotundo a la producción. Su cuerpazo controversial, su color de piel blanco nácar, su cara singular y su voz única, lograron que ella tuviera el peso necesario para una villana de alto riesgo.
En medio del conflicto en el que termina con Telemundo, quedó sin el protagónico de "Doña Bárbara", una novela en la que a pesar de que Gaby dio tantas ideas, fue otorgada a Edith González. Y con respeto a la bella Edith, el éxito hubiese sido rotundo si Gaby hubiese desempeñado ese papel del clásico de Rómulo Gallegos.
Este papel sólo puede ser interpretado por mujeres de naturaleza fuerte como María Félix en México, Raquel Revuelta en Cuba o Gabriela Spanic en Venezuela.
Con Gaby, mi muñeca como le he dicho, trabajé por espacio de 10 años. Para mí es un excelente ser humano y una artista impecable. Una persona con el talento de ella pudiera estar en las nubes, sin embargo es humilde, escucha y, por encima de todo, da oportunidades y permite que quienes trabajen con ella, queden como verdaderas estrellas en lo que hacen. Gracias Gaby.
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