Apunta hacia el sol para aterrizar en la luna

Si bien mi historia, y lo que he podido lograr, puede que no sea totalmente singular, espero que les pueda servir de inspiración a otros al culminar el mes de la Herencia Hispana.
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Gracias a Olga Maria, mi valiente e independiente abuela, llegué a este país a la edad de 7 años. Ella había comenzado a trabajar en una fábrica en Newark, New Jersey, lo que abrió el camino para que pudiésemos venir también a esta gran tierra de oportunidades mis padres, mi hermano menor y yo.

Recuerdo que fue de gran impacto cultural para todos nosotros, pero especialmente para mis padres. Se preguntaban si acaso habían tomado la decisión correcta al desarraigar a su familia. Ahora sabemos todos, sin duda, que fue la decisión correcta. Y si bien mi historia, y lo que he podido lograr, puede que no sea totalmente singular, espero que les pueda servir de inspiración a otros al culminar el mes de la Herencia Hispana.

Con el tiempo, mi abuela dejó su trabajo en la fábrica para cuidarnos a mi hermano, Javier, y a mí, mientras mis padres tomaron cada uno dos trabajos. Durante el día, mi papá, Mauricio Sr., trabajaba en una fábrica, y de noche trabajaba como ayudante de camarero y sirviendo mesas. Mi mamá, Martha Lucia, limpiaba casas durante el día y de noche atendía el servicio de abrigos en un restaurante local. Dado que mis padres trabajaban 18 horas al día para mantener a la familia, mi hermano y yo fuimos mayormente criados por mi abuela.

Las reglas de Olga Maria eran sencillas: ser autosuficientes, trabajar duro y no mentir ni robar. A la edad de 10 años, ella nos enseñó a mi hermano y a mí a cocinar, diciendo que debíamos aprender cómo alimentarnos. Al cumplir los 13 años, mi abuela me animó a conseguir un trabajo, y empecé a trabajar como lavaplatos. Le doy crédito a ella por ayudarme a descubrir, a muy temprana edad, que podía convertir una pasión en una carrera.

De allí fui ayudante de camarero, camarero y administrador de una cadena de restaurantes familiares, e incluso abrí mi propio restaurante. Laboré en estos trabajos a la vez que estudiaba; y mi familia se sintió orgullosa por ser yo el primer Oliveros en graduarse de la universidad. Estudié en la Universidad Hofstra en Long Island, y me gradué en seis años, con 3 títulos: administración, mercadeo y en el campo de los negocios internacionales. Después de obtener mi título universitario y trabajar en prácticamente todos los aspectos de la industria de alimentos, mi interés giró hacia encarar un nuevo reto: la experiencia corporativa.

En el 2011, fui entrevistado por Red Lobster, y quedé muy impresionado con su compromiso total con la hospitalidad, que coincidía con el mío. Cada persona con la cual me entrevisté me dijo que el servicio era su prioridad, y todo el mundo fue muy acogedor. Era como estar en casa, y me sentí muy emocionado cuando me ofrecieron el puesto de director general en mi ciudad natal de Long Island.

Poco después de comenzar en Red Lobster, supe que había sido elegido para ser la estrella en la primera campaña de publicidad por televisión en español para el restaurante. La noticia me dejó anonadado. No podía creerlo. Aunque es entretenido que la gente me pregunte, "¿Eres tú la persona en el anuncio en la TV?", lo mejor de la experiencia es lo feliz que hizo a mi mamá y a mi papá. Para ellos significaba que había llegado; que había logrado el éxito. Sólo quisiera que mi roca, la mujer que lo empezó todo, mi abuela, estuviera todavía con nosotros para verlo. Pero yo sé que ella está orgullosa de mí.

Puedo atribuirle el éxito que he sido capaz de alcanzar a mi abuela, a mis padres y mi filosofía de fijarme metas increíblemente altas para uno mismo. Cuando un integrante de mi equipo me pide consejos profesionales, les digo, "Apunta hacia el sol, y aterriza en la luna". Hay que buscar alcanzar los objetivos más altos, y aunque no logres alcanzarlos, llegarás a un lugar realmente bueno y de ahí, podrás seguir luchando. Así que cuando los integrantes de mi equipo me dicen que su sueño es convertirse en un administrador de Red Lobster, yo les digo que eso está muy bien, pero ¿Por qué detenerse allí? ¿Por qué no aspirar a ser el CEO de Darden? Ese debería ser su objetivo, pero, por supuesto, tendrán que competir conmigo para lograr ese empleo.

Mauricio Oliveros es el Gerente general de Red Lobster en Long Island, Nueva York, donde ha vivido durante los últimos 20 años.

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