El disfraz debe volver al ropero del que nunca debió haber salido. Pachuca terminó por pagar el capricho adolescente de pretender ser lo que no era. Como una niña tímida que en un arranque de histeria buscó lucir como las chicas populares de la escuela sin importar que en ello fuera su identidad, los Tuzos se llenaron de marcas y nombres, atrajeron el glamour a punta de dinero y maquillaje. Olvidaron sus raíces, dejaron los conceptos históricos que los ponían como uno de los más aplicados y se lanzaron en pos de esa vida mediática a la que nunca pertenecerán.
Fueron demasiadas traiciones al ADN en muy poco tiempo. Este Pachuca cayó en el error de ser del montón por haber querido jugar a ser distinguido. A los hidalguenses les corresponden las gafas analíticas, los libros repletos de apuntes y proyectos a mediano y largo plazo. Su intelectualidad provocaba envidia, los hacía diferentes. Cuando se cansaron de ello y acudieron a la fórmula fácil de la billetera y los espejos para que sus figuras admiraran su talento y belleza, se convirtieron en cualquiera, en un wannabe destinado a chocar con pared para comprender que más vale morir siendo único que fracasar jugando con las apuestas de otros.
Las cirugías pláticas construyeron una imagen decadente. Pachuca fue apariencia y nada más. Hugo Sánchez vive de su legado en la cancha. Si esa etiqueta de nombre y apellido se le arrancara, hace tiempo que habría sido destituido. Sus refuerzos funcionaron como ropa de segunda mano que vale gracias a lo que un día fue. Nery Castillo es un saco viejo que despierta nostalgia; Raúl Tamudo, una tela de importación que derrama lágrimas invisibles queriendo volver a su tierra.
Fotos de la Liga MX Apertura 2012
El fracaso, pese a lo dicho, viene desde esa directiva que durante años patentó un método en vez de apelar al de terceros. Desde los escritorios de Jesús Martínez y Andrés Fassi se gestó el más absurdo atentado institucional. Cansados de alcanzar el éxito con sus maneras, cambiaron de rumbo sin fijarse en los pilares que antes tanto procuraban. Lanzaron un bumerán mediático que regresa para herirles la cara a modo de reproche por haber permitido que el máximo logro de esta temporada se diera en la siempre vaporosa realidad del DRAFT.
Regresar a los orígenes tendría que ser fácil. Pachuca deberá volver a vestirse con lo que mejor le va. Suficiente será con abrir el ropero para tomar las prendas arrugadas que hace meses arrumbó para pintarrajearse la cara y lucir ropa de marca. Si toman las decisiones correctas, tarde o temprano los Tuzos volverán a ser lo que eran.
Más vale intentarlo que seguir siendo un producto plástico y estólido.
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