Campeones del Cambio en la lucha por la igualdad educativa

Me paré sobre ese escenario en la Casa Blanca como una soñadora, con valentía y con una comunidad que me apoya en una lucha por el cambio para garantizar que todos los estudiantes puedan soñar y lograr sin límites.
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La semana pasada, la Casa Blanca reconoció a nueve educadores con estatus de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés) como Champions of Change (Campeones del Cambio) por ser grandes ejemplos para estudiantes y sus familias, y ser agentes de cambio en sus comunidades.

Me sentí honrada, inspirada y sobrecogida por la oportunidad de ser una de los nueve profesores reconocidos. Mientras estuve sobre el escenario para recibir este reconocimiento, recordé los muchos campeones en mi vida quienes ayudaron a ofrecerme oportunidades, abrir puertas en mi vida, e inspirarme a hacer lo mismo por otros.

marissa molina

Cuando estaba en 8vo. grado, me pidieron escribir una carta acerca de mis aspiraciones para el futuro. Como muchos otros niños, hablé acerca de lo que quería ser cuando creciera y de lo emocionada que estaba de poder asistir a la escuela secundaria. Al hablar sobre mis sueños, también hablé sobre las metas y el trabajo que tendría que hacer para lograr los mismos. Verán, mi papá siempre decía "no basta con soñar despierto". Los sueños eran difíciles y requerían de dedicación y perseverancia, como ya lo sabía de primera mano.

Mi familia se fue de México cuando yo tenía solamente 9 años, con una maleta llena de esperanzas y sueños. Dejamos atrás a nuestra familia, nuestra casa y todo lo que era conocido y cómodo para nosotros en busca de lo que la gente llamaba el "Sueño Americano". Una vez estábamos en Colorado, mis padres se levantaban a trabajar antes de que el sol saliera y regresaban a casa cuando el sol caía. Ellos soportaron el cortante frío de los inviernos de Colorado y el calor de sus veranos. Aún en momentos de cansancio y de extrañar su casa, continuaron enfrentando al mundo con optimismo.

Yo también continué soñando en grande y trabajando muy duro porque tenía aspiraciones de ir a la universidad y buscar un empleo que me permitiera ayudar a otros y ayudar a mi familia. Pero, rápidamente me di cuenta que, para las niñas como yo, los sueños con frecuencia venían con limitaciones. Comencé a entender lo que significaba mi estatus migratorio y la forma en que esto podría impactar mis metas.

Pero, a pesar de los obstáculos, los retos y la etiqueta de "criminales", "alienígenas" e "ilegales", mis padres no permitieron que esa narrativa definiera a mi familia. Compartí mi estatus migratorio con mi consejero de la escuela secundaria y esa fue la primera vez que supe lo que significaba tener un aliado. Él pasó innumerables horas conmigo, llamando a universidades, investigando y simplemente escuchándome... con frecuencia, dejándome llorar. Y cada vez que salía de su oficina, caminaba con la esperanza de poder hacer mi sueño de asistir a la universidad una realidad. Después de innumerables llamadas y solicitudes de becas, llegué a Fort Lewis College.

Mis padres y educadores, que me motivaron a lograrlo, fueron la epítome de campeones y abrieron mis ojos al rol que podría desempeñar en las vidas de los estudiantes que enfrentaron barreras similares. Me uní a Teach For America - Colorado en mayo de 2014 y en la actualidad enseño Español para Nativos en Denver School of Science and Technology: GVR High School. Como la única profesora latina en una escuela donde por lo menos el 50% del cuerpo estudiantil es latino, he trabajado de manera incansable en crear un espacio para que mis estudiantes celebren su identidad y su origen. El año pasado vi a mis estudiantes explorar su idioma nativo y cultura, y entrar en conversaciones profundas sobre los temas que enfrenta su comunidad, como la pobreza, los derechos laborales, la inmigración, la educación y la discriminación. También tuve la oportunidad de formar parte de reuniones y conversaciones con estudiantes indocumentados de último año y sus familias. Estas reuniones fueron la oportunidad de hablar con estas familias sobre los caminos hacia la universidad y garantizarles que podrían continuar persiguiendo sus sueños.

Mis estudiantes y sus familias han cambiado mi mundo y me enseñaron lecciones que jamás podría haber imaginado. Para mis estudiantes, esta fue la primera vez que habían tenido una profesora latina y estaban ansiosos de conocerme. Honestamente estaba muy asustada de compartir mi historia con ellos, habiendo crecido como estudiante indocumentada y ahora siendo profesora con estatus DACA. Aún recuerdo el día en que encontré la valentía de decirles; no pude aguantar las lágrimas y cuando lo hice, ellos me ofrecieron todo su apoyo. Al día siguiente, luego de compartir mi historia, uno de mis estudiantes me trajo un pedazo de torta y me dijo, "Profesora, yo solamente quiero que sepa que estoy muy orgulloso de usted."

Pero lo irónico es que mis estudiantes son los verdaderos campeones.

Es por ellos que me di cuenta que enseñar era más que compartir mis conocimientos -- se trataba de escuchar, motivar, inspirar y reconocer las historias de cada niño que entraba en mi salón de clases. He pasado tanto tiempo de mi vida con temor de quién soy, pero me paré sobre ese escenario en la Casa Blanca como una soñadora, con valentía y con una comunidad que me apoya en una lucha por el cambio para garantizar que todos los estudiantes puedan soñar y lograr sin límites.

-- Para más información, visite: teachforamerica.org

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