Lo que aprendí luego de extraer leche de mis senos por 24 meses

Me acabo de tocar los senos y los siento vacíos. Después de poco más de ocho meses sometiéndolos a una máquina de extraer leche, hoy van poco más de tres semanas que no sale nada de ellos.
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Me acabo de tocar los senos y los siento vacíos. Después de poco más de ocho meses sometiéndolos a una máquina de extraer leche, hoy van poco más de tres semanas que no sale nada de ellos. Tocarlos era una costumbre que aún no he abandonado. Así sentía cuán llenos estaban y me daba cuenta de que ya era hora de extraer el preciado líquido que alimentó a mi bebé más pequeño por dos tercios de su primer año de vida.

Esta no era la primera vez que me sacaba leche durante 8 meses. Mi primera vez fue hace 9 años y medio, con mi primer bebé, Sebastián, que supuestamente no se podía enganchar bien a mi pezón por tener el frenillo de la lengua corto (más adelante lo operaron) pero que ahora tarde me doy cuenta que fue el que mejor lo hizo. A él lo pude amamantar y calmar sin problemas en un avión cuando tenía dos meses de nacido, luego de un ataque de llanto.

sebastian
Sebastián y yo, hace más de 9 años, en una mini sesión de fotos casera.

Tengo tres hijos, y las máquinas de extraerme leche me han acompañado durante más de 24 meses (más de 8 meses con cada uno de mis hijos). Sí, 8 es para mí el número mágico.

Pero no quise que fuera así. En verdad hubiera preferido que se pegaran a mi pecho, solo que mis pezones quemados, desgastados y sangrientos hicieron que tomara otra ruta. Con mis dos bebés más recientes (Vida, de 2 años, e Iván, de 8 meses) duré solo 4 y 5 días, respectivamente, amamantándolos directamente.

amamantar
Amamantando a Vida en el hospital.

Que nadie me diga que no lo intenté, que nadie me diga que no es natural, que nadie me critique por haber preferido que un plástico me succionara en lugar de los labios de mis bebés. Hoy por hoy, sé que pude darles todo ese amor líquido (y miren que fue mucho), gracias a las máquinas "sacaleche".

leche
Así de mucho me podía extraer.

Sé lo que es extraerse leche cada 3 horas día y noche. Sé lo que quedarse dormida mientras eso sucede (agradezco al timer [temporizador] de mi máquina que se apagaba automáticamente después de 30 minutos). Sé lo que es estar pendiente al reloj, ansiosa porque no se pase la hora de la siguiente sacada. Sé lo que es mirar y contar el contenido restante en la nevera para asegurarme de que será suficiente. Sé lo que es sacarse solo dos onzas y pensar que se es la peor productora de leche del mundo, y sé lo que es sacarse 13 y sentirse como una campeona. También sé que hay un final no tan feliz, con el que vienen cambios emocionales que al final te dejan con el pecho como lo tengo hoy: vacío de leche, pero lleno de satisfacción.

Hace unas tres semanas, mi pareja, que ha estado a mi lado apoyándome con este tema por tanto tiempo con mis dos últimos hijos, me dijo: "Mi amor, hoy se acaba la leche". Se trataba de las últimas bolsitas que quedaban en el congelador de alrededor de 300 onzas que habíamos guardado para cuando se necesitaran, esos momentos en que baja la producción (suceden cuando llega el período, o cuando dejas pasar muchas horas sin sacarte leche porque andas atendiendo a tus otras responsabilidades [léase: otros hijos]). Esa frase me provocó un sentimiento agridulce. Mi bebé pronto dejaría de tomar la única leche que había consumido hasta el momento. Pero yo también recuperaría unas dos horas de cada día para compartir más con ellos sin estar atada a una máquina. Y eso sí llega a ser muy estresante.

sacando leche
Con la máquina en mi oficina, mientras el resto celebraba Pascuas en mi casa.

Sin embargo, no dejé de sacarme leche por eso. Hace unos meses me había lastimado el pezón izquierdo, y sangró tanto, que se pintaron de rojo las 4 onzas leche que me había extraído hasta el momento. Mi pareja se impresionó, y mi mamá, que estaba de visita y quien me ha ayudado montón en todo este proceso con mis tres hijos, me pidió que ya dejara de sacarme, pues el bebé ya estaba comiendo alimentos sólidos. Nada de eso me detuvo.

Pero me volvió a suceder, y entendí que esta vez sí debía poner fin a mi relación con la máquina que me acompañó por cientos de horas.

vida oficina
Vida, que ahora tiene dos años, tomando leche materna en botella con la máquina al fondo.

Como por tantos meses fui una del grupo de mamás que deciden lactar a sus bebés exclusivamente en botella, podrán imaginar que sé un par de cosas acerca del proceso de extraerse leche, y por eso aplaudo y admiro a quienes toman esa ruta.

A quienes se quieren lanzar a esta desafiante aventura, les comparto lo que creo imprescindible para salir airosa, aunque no sin pasar angustias, y un poquito de lo que aprendí.

1. Apoyo.

Necesitas apoyo (ayuda), sobre todo si tienes otros bebés en casa. Cuando te extraes leche, no puedes estar atendiendo a otros chiquitines como se debe, en particular si son menores de 3 años. Y esto es aun más importante en las noches. A veces sucede que andas pegada a la máquina y llora más de un bebé a la vez. Si en la madrugada el bebé despierta con hambre, tu pareja (o a quien sea que consideres tu ayuda extra), puede alimentarlo sin que tengas que detener tu faena.

2. La máquina.

Para una mamá que alimenta a su bebé con leche materna exclusivamente con botella, la mejor máquina es la que usan en el hospital, pues están hechas para soportar el exceso de uso. Hay varias marcas disponibles, como la Medela y la Ameda. Yo siempre he usado Medela y para mis dos últimos bebés usé la Symphony, que se puede alquilar a través de algunas farmacias.

maquina hospital
Dos semanas después de que naciera Vida, me operaron de emergencia por apendicitis. Me llevé la máquina al hospital, y lo que me extraía, lo desechaba, por orden del médico, pues los medicamentos que habían utilizado para los estudios previos podían afectar a la bebé. Yo había almacenado un poco de leche materna en el refrigerador, así que el papá de Vida le pudo dar de esa leche, combinada con fórmula, en lo que yo regresaba a casa.

Para mi primer bebé, hace 9 años, usé esta máquina que venía en una mochila, y que todavía venden, aunque en versión mejorada (y hasta viajó conmigo a Puerto Rico, a Europa, y a México).

También puedes hacerte de una bomba que funcione con batería y con la que te puedas desplazar, de ser necesario, por la casa o donde estés. En mi opinión no funcionan igual a la de grado de hospital, pero valen la pena si quieres irte al piso a jugar con tus otros niños, buscar una merienda, o sacarte leche en el auto (idealmente no manejarías, pero se han visto casos). Esta la he usado en el auto, en fiestas en casa de amigos y hasta en el zoológico.

3. Sostén manos-libres.

Necesitas un sostén que te permita tener las manos libres y extraerte leche de ambos senos a la vez. Hay varios disponibles en el mercado. Este lo compré en color negro y se portó muy bien conmigo. Lo puedes ajustar según la medida de tu pecho, que como debes saber varía de un tamaño a otro en cuestión de nada.

sosten negro
El sostén funciona así, aunque una no luce tan elegante como la chica de la foto.

4. Crema para los pezones.

Existen varias cremas para aliviar el dolor en los pezones, y me atrevería a decir que la más popular es la de Lansinoh, y sé que ha ayudado a muchas mamás (yo también la usé mucho), pero para mí, hay mejores opciones. La Natural Nipple Butter de Earth Mama me funcionó muy bien con mi segunda bebé, pero se agotaba muy rápido y era algo costosa para lo que duraba. Con mi tercer bebé empecé con esa misma y luego probé el aceite de coco orgánico extra virgen y fue la mejor decisión. Además, el bebé lo puede consumir sin problema alguno (la cantidad que naturalmente cae y se mezcla con la leche en la botella). Este era el que usaba; lo untaba en todo mi pezón y también en la parte de la bomba que entraba en contacto directo con él (la brida de succión [en inglés, flange]). Este aceite también lo puedes aprovechar para humectar tu piel y la de tu bebé y ¡hasta para cocinar!

Tip: Puede que necesites almohadillas (nursing pads) para colocarlos adentro de tu sostén y así evitar accidentes. ¡Al principio la leche sale cuando menos lo imaginas!

5. Equipo para almacenar la leche.

Necesitas botellas y/o bolsas de almacenamiento. Muchas marcas venden un equipo completo. La Medela incluye unas botellitas que llegan a poco menos de 3 onzas, pero también tienen de 5 onzas (en realidad cabe un poco más). Es importante que si las vas a congelar, no las llenes hasta muy cerca de la tapa porque al congelarse, el contenido se expande. También puedes elegir comprar botellas de almacenamiento a las que solo hay que ponerles la mamadera; así economizarás tiempo.

botellas en la nevera
Mis botellitas en la nevera, con fecha y hora de extracción, para saber cuál usar antes (la más 'vieja').

botellas en el congelador
Mis botellitas en el congelador.

En términos de bolsas, la que más me gustó fue esta. Recomiendo que no llenes las bolsitas con más de 4 onzas. No sabes cuánto realmente tu bebé vaya a tomar y así no estarás desperdiciando tu leche.

bolsitas
Las bolsitas en el congelador, también con su fecha y hora.

6. ¿Suficiente leche?

Sácate de tu cabeza la idea de que no produces suficiente leche. Al principio NO sale leche. Sale un líquido dorado (calostro) en muy poca cantidad, y luego va aumentando poco a poco. Es muy importante que entiendas que nada extrae la leche de tus senos mejor que la boca de tu bebé. Así que aunque te duela o te resulte incómodo, al menos esos primeros días que estés en el hospital, intenta que tu bebé consuma ese preciado líquido que lo ayudará a crear anticuerpos. Tu bebé se alimenta de eso, no necesita fórmula a menos que el pediatra lo recomiende. Es normal que los bebés pierdan peso (hasta una libra o más) al nacer, pero si en su pañal notas que ha orinado y ha hecho popó, significa que sí está consumiendo tu leche.

7. Para producir más leche...

Hay miles de sitios ofreciendo alternativas para las mamás que sienten que no producen suficiente leche. Desde pastillas naturales, (y otras que no), hasta galletas y otros mejunjes. Y sí, a muchas mujeres les funcionan. Pero yo creo que lo más importante es la ingesta de líquido (particularmente agua), la buena alimentación, el descanso siempre que se pueda, e intentar estar lo más relajada posible.

Tip: Recomiendo que al momento de extraer leche, lo hagas por un mínimo de 20 minutos. No es necesario poner el nivel de extracción muy alto, de hecho, yo siempre lo usé en nivel bajo. Tu cuerpo te indicará cuál será tu nivel ideal.

8. Adiós a las culpas.

No te sientas culpable cuando determines que no puedes más. Esto puede suceder muchas veces durante el transcurso y puede resultar muy frustrante. Intenta no rendirte muy pronto, pero si honestamente ya no puedes más, siempre tienes la opción de ofrecerle fórmula, como suplemento al principio si lo deseas, o sustituyendo la leche materna por completo. Y ya cuando eso suceda, y sobrevivas la montaña rusa de emociones, sentirás gran libertad...

Y lo mejor y más importante: tu bebé no dejará de ser feliz y de sonreír.

ivan
Iván, quien ya se alimenta de fórmula y de alimentos sólidos.

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