Debate migratorio: Senado da la luz verde

El Senado federal dio este martez luz verde al debate del proyecto de reforma migratoria S.744 que durante las próximas semanas enfrentará una lucha de enmiendas, algunas para tratar de mejorarlo, otras para matarlo, y todo con miras a completar el proceso antes del receso del 4 de julio.
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WASHINGTON, DC - El Senado federal dio este martes luz verde al debate del proyecto de reforma migratoria S.744 que durante las próximas semanas enfrentará una lucha de enmiendas, algunas para tratar de mejorarlo, otras para matarlo, y todo con miras a completar el proceso antes del receso del 4 de julio.

Se trata del primer debate en seis años de un plan de reforma migratoria amplia con una vía a la ciudadanía. El primer voto de procedimiento para proceder al debate fue de 82 sobre 15. En el 2007, el voto similar fue de 64 sobre 35. ¿Cifra prometedora? Un total de 15 republicanos votaron en contra de avanzar el proyecto en el primero de dos votos de procedimiento, incluyendo algunos conocidos personajes como Jeff Sessions, Charles Grassley y David Vitter, de Alabama, Iowa y Luisiana, respectivamente, y nuevos opositores como Ted Cruz, de Texas.

El segundo voto de proceso, el de la moción para proceder al debate, fue de 84 a favor y 15 en contra.

En una reunión en la Casa Blanca rodeado de una coalición de variados intereses, incluyendo DREAMers, el presidente Barack Obama retó al Congreso: "Mi administración ha hecho lo que ha podido por sí misma, pero el sistema (migratorio) sigue roto y para lidiar verdaderamente con este asunto el Congreso tiene que actuar. El momento es ahora".

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Al abrirse el telón de este segundo acto de la reforma, esta vez en el pleno del Senado, hay varios puntos que observar:

Intentos de la oposición de matar la medida mediante enmiendas venenosas argumentando que sólo quieren "mejorar" el proyecto

Los protagonistas de esta escena son republicanos como el senador de Texas, John Cornyn, y sus colegas Sessions, Cruz y Grassley, entre otros.

Cornyn, por ejemplo, planifica presentar la enmienda RESULTS que para efectos prácticos reemplaza la sección de seguridad fronteriza y seguridad nacional del S. 744 argumentando que el lenguaje actual es débil.

La enmienda de Cornyn no sólo ignora los avances en seguridad fronteriza y en la aplicación de leyes al interior del país y en centros de trabajo, sino que sólo busca entorpecer la vía a la ciudadanía para los indocumentados al establecer que el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y la Oficina General de Contraloría (GAO) certifiquen que se hayan alcanzado una serie de requisitos antes de que los Inmigrantes Provisionales Registrados (RPI's) puedan solicitar la residencia permanente.

El S. 744 destina hasta $6,500 millones en nuevos recursos de aplicación de leyes y seguridad fronteriza. Según el Centro de Política Migratoria (IPC), el proyecto ordena la contratación de 3,500 nuevos patrulleros fronterizos (además de los 20 mil ya sobre el terreno); ordena vigilancia fronteriza de 24 horas particularmente en zonas difíciles de vigilar utilizando sistemas móviles, videos y aviones no tripulados; destina $1,500 millones a la Estrategia de Vallas en la Frontera Sur; otros $3,000 millones para implementar la Estrategia Amplia de Seguridad en la Frontera Sur y, de ser necesario, otros $2 mil millones para poner en práctica las recomendaciones que formule la Comisión de Seguridad para la Frontera Sur.

Al presente se han cumplido la mayor parte de los requisitos de seguridad fronteriza de un proyecto migratorio de 2007.

Un informe del Instituto de Política Migratoria (MPI) concluyó que en el año fiscal 2012 Estados Unidos gastó 18 mil millones sólo en la aplicación de leyes migratorias, más que el FBI, la DEA y el Servicio Secreto combinados.

Armados de tecnología, bardas virtuales y físicas y duplicando la cifra de agentes fronterizos, los cruces de indocumentados están a su nivel más bajo en 40 años.

Asimismo, la administración Obama ha deportado a una cifra récord de inmigrantes, con un promedio aproximado de 400 mil por año.

Cohesión del Grupo de los Ocho

Hasta el momento los ocho senadores bipartidistas que integran el Grupo de los Ocho han podido mantener a flote el negociado acuerdo bipartidista en que se basa el S. 744.

Se trata de un delicado balance que no satisface a todas las partes. Sin embargo, los cambios radicales a ese lenguaje pueden poner en peligro la medida.

Se requieren 60 votos para aprobar el proyecto. Algunos en el Grupo de los Ocho quieren más votos para tratar de ejercer presión sobre el liderazgo republicano de la Cámara Baja. Para llegar a más de 60 se requieren más votos republicanos de los cuatro que integran el G8. Para ganar votos republicanos, algunos querrán concesiones, pero si la medida se torna más restrictiva en materia de seguridad fronteriza, del debido proceso de ley, o impone más trabas a la vía a la ciudadanía de 13 años de duración, se arriesga a perder votos demócratas.

En esta delicada danza, una de las figuras centrales a observar es el senador republicano de Florida, Marco Rubio, quien como integrante del G8 busca apoyo conservador a su proyecto. ¿Defenderá Rubio su propio proyecto? ¿Lo alterará buscando votos conservadores? Está por verse.

¿60, 70?

En las retrógradas reglas del Senado se requieren 60 votos para abrir y cerrar debates y para aprobar proyectos de ley.

Los líderes de la mayoría demócrata están muy optimistas de conseguir los 60, pero algunos quieren llegar a 70 para enviar un mensaje bipartidista contundente a la mayoría republicana de la Cámara Baja que pondera su estrategia legislativa. Setenta votos serían estupendos, pero 60 es lo requerido y la idea es rebasar la meta. Hay quienes calculan que es muy probable lograr de 63 a 70 votos al proyecto.

A la espera del tercer acto en la Cámara Baja

Paralelamente al debate en el Senado, la Cámara Baja se alista para su propia función y no tiene planes, de momento, de considerar el proyecto que el Senado envíe en julio. Quieren su propia medida, que redacta su Grupo de los Siete. Por ser de mayoría republicana también mayormente opuesta a la reforma, el presidente cameral, John Boehner, tendrá que decidir cómo proceder y una de las posibilidades es que lleve al pleno una medida aunque para aprobarla dependa de una mayoría de votos demócratas y de una minoría de votos de su propio caucus republicano. El panorama no está definido, pero sí hay algo muy claro: "El proyecto del Senado no tiene el más mínimo chance de ser aprobado en la Cámara Baja", dijo a America's Voice el congresista republicano de Florida e integrante del G7, Mario Díaz-Balart.

Hay otra cosa muy clara: "Esto es un tema muy difícil. Ambos liderazgos en el pasado han utilizado el tema migratorio como un tema político y ninguno de los dos liderazgos, ni demócrata, ni republicano, lo han querido resolver en el pasado", agregó Díaz-Balart.

A ver si este año se rompe el ciclo.

Maribel Hastings es asesora ejecutiva de America's Voice

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