La juventud, la vejez y el diálogo intergeneracional

La juventud, la vejez y el diálogo intergeneracional
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CUBA, Vinales, Elderly woman and two men sitting outside building.
CUBA, Vinales, Elderly woman and two men sitting outside building.

América Latina está encabezando, junto con la sociedad civil, una campaña internacional, ahora enfocada a nivel de organizaciones internacionales- especialmente la Organización de Estados Americanos y la Organización de las Naciones Unidas relacionada con la adopción de un instrumento internacional que contenga los estándares básicos de protección de los adultos mayores.

En primer lugar, por adultos mayores se entiende a quienes tienen más de 60 años. Si pensamos en nosotros mismos, parecería que esto nada tiene que ver con nuestro presente. Parecería que faltaran siglos para que esta cuestión sea importante para nosotros.

Pero no es tan así, mas aún, teniendo en cuenta que hoy en el mundo una de cada dos personas cumple 60 años y al mes tenemos un millón de personas nuevas cumpliendo esta edad. Si proyectamos estas cifras, entonces, dentro de 10 años 1 de cada 5 de personas tendrá 60 años y en el 2050 habrá 2.400 millones de personas con esta edad. Esto surge de estimaciones que ha hecho la misma Naciones Unidas: para 2025 se proyecta que el porcentaje de personas mayores alcanzará el 15,1% y en 2050 el 21,7%.

Nuestra América Latina no está al margen de este fenómeno imparable: de acuerdo con las mismas proyecciones, en América Latina y el Caribe en el 2050 será del 25% población mayor a los 60 años.

La adopción de un instrumento regional e internacional vinculante puede, desde una perspectiva de los derechos humanos- y no desde una visión mercantilista, la cual parecerÍa prevalecer en Europa, especialmente- promover, defender y proponer estándares mínimos de protección para los adultos mayores.

Pero también asegurar sus derechos y libertades fundamentales. Los Estados, al ratificar el tratado, tendrán la obligación de hacer y de cumplir estos estándares y le estarán- en el mejor de los casos- mejorando la situación a nivel nacional de un sector importante de la población.

Lo cierto es que, tal como explicó la Dra. Monica Roque, Directora Dirección Nacional de Políticas para Adultos Mayores. Consejo Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina, "Una convención específica para las personas mayores las protegería de la marginación, la exclusión, la pobreza, la discriminación, la falta de acceso a la salud y a los servicios sociales, evitaría los estereotipos negativos, el abuso y el maltrato, la falta de atención en situaciones de dependencia y la carencia de recursos para favorecer su autonomía, y además influiría en los países para generar nuevas políticas públicas y multiplicar las existentes, enmarcadas en el paradigma de los derechos humanos".

La pobreza, el maltrato, la exclusión social, la falta de protección social, la falta de acceso a servicios de salud, la discriminación laboral, son algunas de las cuestiones que enfrentan nuestros viejos en América Latina todos los días. Y si me aventuro a un pronóstico, seguramente serán los que yo también enfrentaré el día de mañana.

Por tanto, adoptar una estrategia conjunta a nivel regional resulta un acierto, pero es también un acierto que nosotros, los que vamos a ser ese 25% en algunos años, seamos parte del proceso desde la sociedad civil o desde el lugar que ocupemos. Ser parte e informarnos, de lo que sucede a nivel regional e internacional en este aspecto, es tan importante como promover a nivel local la inclusión social de los adultos mayores en nuestras propias sociedades.

Es por eso que hablo del diálogo intergeneracional, dado que no podemos estar ajenos a algo que nos concierne, más que nada, porque la historia, los aciertos y los desaciertos de quienes nos preceden en la vida nos hacen ser, un poco o bastante, quienes somos hoy en día.

Un antiguo proverbio dice algo así como que "cuando se muere un anciano es como si se quemara una biblioteca". Yo creo que quienes nos preceden tienen algo que aportar y que nosotros, siempre tenemos algo que aprender. Protegerlos, así como protegemos y abogamos por los derechos de las mujeres, las personas con discapacidad y los niños, es también parte de nuestra tarea.

Las carencias que sufren los adultos mayores hoy día, van a ser las que suframos nosotros cuando lleguemos a los 60 años. Comprometernos son lo que sucede también en esta temática puede lograr que, quizá el día de mañana tengamos que enfrentar menos escollos.

Apuesto a que a todos nosotros nos gustaría que cuando seamos adultos mayores existan leyes robustas que nos protejan.

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