Netanyahu no es un 'hijo de su padre'. De tal palo.... Ni astillas

Siempre se ha comentado que muchos hijos tienen la habilidad de repetir o copiar patrones del legado o genes de sus predecesores, pero en casos como el de Benjamín Netanyahu...
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Israeli Prime Minister Benjamin Netanyahu gestures as he delivers a speech during a special Knesset session in memory of late Israeli prime minister Yitzhak Rabin in Jerusalem on October 26, 2015 as Israel marks the 20th anniversary of the assassination of the Nobel Peace laureate, who led the way in the effort towards peace between Israelis and Palestinians. Rabin was assassinated on November 5, 1995 during a peace rally in Tel Aviv by a Jewish extremist. AFP PHOTO / GALI TIBBON (Photo credit should read GALI TIBBON/AFP/Getty Images)
Israeli Prime Minister Benjamin Netanyahu gestures as he delivers a speech during a special Knesset session in memory of late Israeli prime minister Yitzhak Rabin in Jerusalem on October 26, 2015 as Israel marks the 20th anniversary of the assassination of the Nobel Peace laureate, who led the way in the effort towards peace between Israelis and Palestinians. Rabin was assassinated on November 5, 1995 during a peace rally in Tel Aviv by a Jewish extremist. AFP PHOTO / GALI TIBBON (Photo credit should read GALI TIBBON/AFP/Getty Images)

Siempre se ha comentado que muchos hijos tienen la habilidad de repetir o copiar patrones del legado o genes de sus predecesores, pero en casos como el de Benjamín Netanyahu no cabe ninguna duda que no es un HP, no parece un "Hijo de su Padre", o lo que es lo mismo, de "Tal palo... ni astillas".

Los desafortunados comentarios del primer ministro Israelí de exculpar a Adolf Hitler de haber ideado el Holocausto, y culpar a un líder palestino de la época, el Muftí de Jerusalén, no solo le ha provocado una avalancha de críticas, sino que pusieron de manifiesto que poco sacó del rigor de su padre, Ben Zion Netanyahu, reputado catedrático de historia fallecido en 2012.

En su discurso ante los asistentes del 27 congreso sionista y en una particular interpretación de la historia, Netanyahu se atrevió a decir que "Hitler no quería exterminar a los judíos en aquel momento", en referencia a una reunión mantenida en Alemania en noviembre de 1941, sino que "quería expulsarlos".

Según el premier Israelí, fue el líder palestino de la época, el muftí de Jerusalén, Haj Amín al Huseini, el que convenció al dirigente nazi durante ese encuentro en Berlín de llevar a cabo el genocidio, asegurando que, "Si expulsaba a los judíos, todos ellos vendrían a Palestina". Un argumento al que Hitler respondió, "que podía hacer entonces con ellos" y al que el dirigente político y religioso palestino sugirió: "quemarlos".

Exculpar a Hitler del Holocausto, es tratar de reescribir la historia enfrentándose a los propios hechos. Desconocer que Hitler siempre tuvo la voluntad de exterminar a los judíos de Europa desde el principio de su Carrera política, mucho antes de esa reunión en Berlín el 28 de noviembre de 1941, cuando el genocidio ya había comenzado, es tener muy mala memoria, pocas letras, mala leche o ser un oportunista descarado.

Quizá Hitler no tenía un plan concreto sobre cómo llevarlo a cabo, pero su visión de Europa incluía la aniquilación del pueblo judío como se refleja en numerosos discursos y escritos en los que Hitler mucho antes del 41, ya usaba la palabra "Vernichtung", exterminio. En una carta, escrita por su puño y letra fechada en 1919, décadas antes de la Shoá (el Holocausto), plasmó lo que parecen ser sus primeros comentarios sobre la aniquilación de los judíos.

"El peligro que representa el judaísmo para nuestro pueblo se expresa en la innegable aversión de grandes secciones de nuestro pueblo"... "La causa de esta aversión surge principalmente del contacto personal y de la impresión personal que dejan los judíos como individuos, que casi siempre es desfavorable... En otro pasaje, Hitler asegura que un gobierno poderoso podría manejar la "amenaza judía" al negar sus derechos, pero que "su meta final debe ser la remoción inquebrantable de todos los judíos".

Para seguir aportando ejemplos, en otra misiva ,de julio de 1920, compara al pueblo hebreo con "la tuberculosis racial de las naciones", asegurando que, como tal, debía ser eliminado y en su obra Mein Kampf. "Mi lucha" en 1939, tres años antes de que tuviera lugar la reunión con Al-Husseini, Hitler compara continuamente a los judíos con 'parásitos' de los que hay que desembarazarse y afirma que hay una "sangre alemana" y una "sangre judía" por lo que es necesario purificar a Alemania del judaísmo.

Hay pues, hechos concretos que demuestran que Hitler no necesitaba que le dieran ideas con respecto a la aniquilación de los judíos. Tras la primera Guerra Mundial donde había combatido como soldado, Hitler los responsabilizaba no solo de la derrota de 1918, sino del acuerdo de la posguerra. En Occidente, los judíos eran la supuesta fuente principal del capitalismo financiero de Londres y Nueva York que permitió el doloroso bloqueo alimentario a Alemania en 1918 y la hiperinflación de principios de la década de 1920.

En el Este, eran los supuestos responsables del "judeobolchevismo" o comunismo de la Unión Soviética. Por estas razones políticas y económicas, los hacía responsables de los problemas de Alemania, que la impedían ejercer su liderazgo en el mundo. A su juicio, la solución para acabar con estos problemas, pasaba por proscribir a los judíos de la sociedad y es así, gracias a este mensaje y a la promesa de convertir a Alemania en un gran país, de poderosa economía que Hitler gana las elecciones de 1932. Un año después ya en el poder, comienzan a fraguarse los cimientos de la Shoah.

Hitler no necesitaba al Muftí, como alega Netanyahu, para convencerse de su "Decisión final". La tenía tomada. Pero el oportunismo con el que Netanyahu trata de rescribir la historia no es solo un atentado contra la razón o los hechos, sino que responde al profundo odio que siente por el pueblo palestino.

Se puede disentir con las posiciones políticas o ideológicas de Bibi pero un episodio tan lamentable como este cuestiona sus cualidades como líder. Y es algo peligroso, indecoroso en un jefe de Estado del que se espera alejarse de las ideas supremacistas de un pueblo sobre otro y que olvida predicar con el ejemplo. Un líder tiene que recordar en primera persona el significado de esa palabra y Netanyahu en un arranque de verborragia, o amnesia selectiva, lo ha olvidado al encender la llama del resentimiento en una de la peores escaladas de violencia de los últimos tiempos entre israelíes y palestinos.

Las palabras del secretario de la ONU no pueden resumir mejor el incidente: "Es un día triste en la historia cuando el líder del gobierno de Israel odia tanto a su prójimo que está dispuesto a absolver al más notorio criminal de guerra en la historia, Adolf Hitler, del asesinato de seis millones de judíos".

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