Chávez: el profeta de Bolivar

Hace solo unos días que nos anunciaron la muerte de Hugo Chávez, como si solo se pasase a mejor vida cuando lo dicen en las noticias. Y es que a pesar de que el vicepresidente de Venezuela, Nicolás Maduro declarase que "los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos", este profeta de Bolívar está muerto, bien muerto y listo para ser enterrado. Lo que durante años no lograron sus adversarios, lo consiguió la enfermedad.
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Fotografía de archivo del 12 de octubre de 2012 del presidente Hugo Chávez frente a imágenes del héroe de la independencia venezolana Simón Bolivar, durante una conferencia de prensa en el Palacio de Miraflores, en Caracas, Venezuela. Chávez informó el lunes 18 de febrero de 2013 su sorpresivo regreso a Venezuela luego de más de dos meses de tratamiento médico en Cuba donde se sometió a una compleja cirugía por la reincidencia del cáncer. (Foto AP/Rodrigo Abd, Archivo)
Fotografía de archivo del 12 de octubre de 2012 del presidente Hugo Chávez frente a imágenes del héroe de la independencia venezolana Simón Bolivar, durante una conferencia de prensa en el Palacio de Miraflores, en Caracas, Venezuela. Chávez informó el lunes 18 de febrero de 2013 su sorpresivo regreso a Venezuela luego de más de dos meses de tratamiento médico en Cuba donde se sometió a una compleja cirugía por la reincidencia del cáncer. (Foto AP/Rodrigo Abd, Archivo)

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Hace solo unos días que nos anunciaron la muerte de Hugo Chávez, como si solo se pasase a mejor vida cuando lo dicen en las noticias. Y es que a pesar de que el vicepresidente de Venezuela, Nicolás Maduro declarase que "los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos", este profeta de Bolívar está muerto, bien muerto y listo para ser enterrado. Lo que durante años no lograron sus adversarios, lo consiguió la enfermedad.

Solo el cáncer pudo lo que ninguno de sus rivales, ni jornada electoral desde hace más de una década. Se pasó media vida tratando de hacerse con el poder y la otra mitad conservándolo. Desde que en 1999 se instalara en el Palacio de Miraflores tuvo todo de su parte para convertirse en una especie de presidente vitalicio perpetuado en el poder y firmar una de las páginas más intensas de la historia venezolana.

Se convirtió en caudillo y permitió que la espada de Bolívar cortase en dos la nación creando una brecha social que lo convirtieron para siempre en Santo y en Satán. Para sus seguidores, la marea roja que ahora inunda las calles de Caracas, fue un hermano, un verdadero líder revolucionario que lucho por los más pobres en su particular cruzada.

Para sus detractores, los que perseguidos se concentran en cualquier rincón del mundo lejos de su amada Venezuela, un déspota con aires mesiánicos, un megalómano dictador populista.

Lo que no cabe duda es que esta especie de deidad convertida hoy en mito, fue una semilla que se sembró con fuerza en toda América Latina y especialmente en el pueblo venezolano. La de la Discordia y el resentimiento social que dividió su propia patria, o la de la unidad de los pueblos Latinoamericanos. Pero una semilla que aún puede seguir dando su cosecha porque la gran pregunta es ¿hasta cuándo durará el civismo sin Chávez?

Es cierto que la a mitificación de la figura del prócer servirá durante un tiempo para mantener viva su particular Revolución Bolivariana. Pero idolatrar a esta especie de caudillo moderno, no será suficiente para mantener unido el movimiento bolivariano, cuya única razón de ser ha sido, hasta ahora, apoyar al presidente y su proyecto político.

Y eso que Chávez preparó su propio escenario póstumo tratando de asegurar la continuidad de su doctrina Bolivariana. Antes de partir para La Habana, Chávez nombró a su sucesor, Nicolás Maduro: "tenéis que elegir a Nicolás Maduro".

Y el pueblo escuchó y sus "fieles" escucharon. Al punto que se comprobó que las palabras de su líder pesaban más que la propia Constitución, porque diferente a lo estipulado en la misma fue el vicepresidente Maduro y no el Presidente del Parlamento Diosdado Cabello, quien asumió el poder en esta transición hasta que en 30 días sea convocado un nuevo plebiscito.

Y aquí comenzará la verdadera lucha de poderes. Pero será entre los propios cachorros del civismo. El candidato opositor, Henrique Capriles, quien fuera derrotado en los anteriores comicios, tiene muy claras su pocas posibilidades de alzarse con el poder en esta Venezuela fragmentada. Si derrotar al carismático líder y su idilio con los pobres del país petrolero fue una labor titánica, competir con la última voluntad de esa especie de "mártir bolivariano" en un momento tan emotivo como su muerte, sería casi un suicidio político.

Chávez, un año de vertiginosa agonía

De todos es sabido que Nicolás Maduro carece del carisma de Chávez y hasta ahora solo se ha destacado, por ser el intérprete más fiel de la voluntad del presidente. Hasta hoy, nadie puede aventurarse a predecir si sería capaz de mantener unido este movimiento libertario donde en el ala más radical se sitúa el actual presidente de la Asamblea Nacional, el ex militar Diosdado que se ha mostrado abiertamente a disgusto.

Y ese es el panorama, cuando aún hoy los representantes de "sus naciones amigas" velan su féretro. Para bien o para mal, desde su cielo o particular infierno, Santo y Satán, la sombra de este profeta de Bolívar, provocador e inquisitivo, seguirá viviendo en la tierra de los vivos.

Venezuela sin Chávez

Venezuela sin Chávez

Chávez Castro

Chávez y Castro

Hugo Chavez, Elena Frias, Hugo de los Reyes Chavez

Hugo Chávez

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