Mazatlán, México, un paraíso fuera de lo común (FOTOS)

Conocida como la perla del Pacífico, Mazatlán, ubicada al noreste de la República Mexicana, es una ciudad que, aunque ha sido olvidada por el turismo local es completamente valorada por los viajeros canadienses y estadounidenses y que sin duda alguna tiene mucho que ofrecer y vale la pena visitarla.
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Conocida como la perla del Pacífico, Mazatlán, ubicada al noreste de la República Mexicana, es una ciudad que, aunque ha sido olvidada por el turismo local es completamente valorada por los viajeros canadienses y estadounidenses y que sin duda alguna tiene mucho que ofrecer y vale la pena visitarla.

El encanto de este puerto del estado de Sinaloa no radica únicamente en su playa y su hermoso malecón de 36 kilómetros de longitud, Mazatlán, tierra natal de nuestro inolvidable Pedro Infante, tiene un centro histórico que, sin temor a exagerar, en algunos puntos puede ser comparado con las ciudades coloniales más representativas del país mientras que, en otras calles, nos transporta a lugares como Puerto Rico e incluso Nueva Orleans.

Su población es muy diversa, la migración de vascos, alemanes e ingleses les dan características físicas particulares, esto sin duda, también los convierte en un lugar en el que se valoran y celebran las diferencias físicas y de pensamiento y el mejor ejemplo de esto, sin duda es su "Catedral Basílica Menor de la Inmaculada Concepción", en la cual conviven el gótico, el barroco y simbología católica y judía, esto es motivo de orgullo para sus habitantes y es una forma clara de dar el siguiente mensaje: "aquí cabemos todos".

La palabra Mazatlán viene del vocablo náhuatl "Mazatl" que significa: "lugar de siervos y venados" y en septiembre de 2007, esta ciudad fue considerada como una de las maravillas naturales creadas por la mano del hombre pues sus habitantes fueron capaces de crear un hermoso puerto que antes estaba formado únicamente por estero...

Otra de las atracciones de este lugar es su famoso faro, el cual comenzó a funcionar en 1879 y que es considerado como el más alto del mundo.

También son reconocidos por ser los creadores de un sistema de transporte público de características muy peculiares que apareció en los años 60's, éste sin duda es el formado por las famosas "pulmonías".

Las pulmonías son carritos de golf adaptados para desplazarse por la ciudad, con el paso de los años se han ido adaptando pero siguen siendo la mejor alternativa para un visitante de conocer el puerto en su totalidad y esto, a un precio que oscila entre los 40 y 60 pesos, por lo que vale la pena visitarlos y disfrutar de este recorrido fuera de lo común.

Si paseamos por su malecón, encontraremos varios monumentos, por ejemplo, el dedicado al pescador, a las ya nombradas "pulmonías", a la cerveza y a la familia mientras que en la ciudad, es posible toparnos con homenajes a personalidades emblemáticas como el señor Don Cruz Lizárraga, fundador de la banda "El Recodo", y, por supuesto, con una estatua de Pedro Infante, que, aunque fue muy polémica pues durante su develación, todos se dieron cuenta de que la cara de esta estatua no era la del actor y cantante si no la del presidente municipal en turno, al visitarla siempre encontraremos ofrendas y muestras de cariño de sus paisanos y admiradores de todo el mundo.

La visita al centro histórico no está completa si no se hace un paseo por la plazuela machado, que además es el paso obligado para llegar al teatro Ángela Peralta, un foro de estilo romántico decimonónico con forma de herradura que ha sido escenario de diversas manifestaciones culturales como ópera, zarzuela, obras de teatro así como de actos deportivos e incluso eventos políticos.

La oferta de Mazatlán para un turista nacional no se limita a la de playa, comida, vida nocturna y un centro histórico, pues a sólo media hora de distancia se encuentra "El Quelite", un pintoresco pueblo que data del Siglo XIX y que fue sede de acontecimientos históricos durante la Revolución Mexicana.

Este lugar fue la sede de los famosos "laureanos", un grupo de bandidos dedicado a asaltar las diligencias que transportaban oro y mercancías de valor.

En Quelite se conservan las costumbres y arquitectura del México rural antiguo, es normal ver a la gente trasportándose en caballos, escuchar el sonido de la banda sinaloense en sus rincones e incluso ver a jóvenes practicando el "ulama", un juego de pelota prehispánico.

Aquí la parada obligada es en el "Mesón de los Laureanos", un restaurante que además de ofrecer platillos típicos conformados por machaca, asado y chilorio, también cuenta con una amplia variedad de cervezas locales.

Finalmente, antes de abandonar "El Quelite" para regresar a Mazatlán, es indispensable tomarse un tiempo para recorrer sus calles, disfrutar el olor del pan recién horneado, caminar sobre sus empedrados y, en el trayecto de carretera de regreso, detenerse justo en el lugar en el que cruza la línea imaginaria del "Trópico de Cáncer"...que, aunque suene trillado, esta es una fotografía obligada y, si son valientes y resisten los potenciales piquetes de mosquitos y hormigas, es el lugar ideal para esperar la puesta del sol.

En Mazatlán es recomendable hospedarse en la zona dorada, en los hoteles ubicados en esa área es casi una regla el toparnos con habitaciones muy amplias en las que una familia completa puede estar cómoda... aquí no hay grandes cadenas hoteleras y esto es lo que le da un toque especial al puerto, pues sus playas están libres de vendedores ambulantes y la vista no está dominada por torres de hoteles o franquicias de restaurantes.

Y finalmente, si quieren vivir una experiencia distinta, hoteles ubicados en la marina ofrecen una visita a la "isla de venados" a bordo de un catamarán, ésta aventura vale la pena desde el primer hasta el último minuto pues durante el recorrido de un poco más de una hora es posible toparse con delfines y leones marinos a una distancia mínima esto, para llegar a una isla en la que no hay nada más que un restaurante improvisado y en la que es posible practicar actividades como snorkel, kayak y otros deportes acuáticos o simplemente el placer de poner una toalla y disfrutar del sol y de la vista hasta que el catamarán nos pida regresar a la marina.

Un hermoso malecón, un centro histórico mágico, playas limpias, comida inmejorable y, lo más importante, un lugar seguro que está en espera de que lo visitemos, lo recorramos y sobre todo, que compartamos lo que vimos, esto es Mazatlán, un lugar que, sin duda, merece estar en nuestra lista de próximos destinos por descubrir.

Mazatlán, la perla del Pacífico

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