Un auténtico castillo Samurai

A un par de horas del puerto de Fukuoka, en Japón, está Kumamoto, una de las ciudades más grandes de la isla pero que es popular por una sola razón y ésta es, porque alberga uno de los castillos medievales más representativos del país.
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A un par de horas del puerto de Fukuoka, en Japón, está Kumamoto, una de las ciudades más grandes de la isla pero que es popular por una sola razón y ésta es, porque alberga uno de los castillos medievales más representativos del país.

Kumamoto no es un destino típico para los viajeros latinoamericanos, sin embargo, pos azares del destino, un crucero por China, Corea y Japón se encargó de llevarnos hasta esa ciudad, quizá, paradójicamente, una de las más occidentales a las que nos enfrentamos en ese recorrido asiático y en la que tuvimos la oportunidad de conocer el orden y el civismo japonés en sólo horas de visita.

El castillo de Kumamoto fue construido en 1607, sin embargo, recientemente fue remodelado y, aunque conserva estructuras originales, su duela, puertas y una gran parte de su fachada son nuevos... algo que me llamó la atención desde el primer momento fue su sobriedad, en occidente, tenemos la idea de que el poder tiene que ir acompañado invariablemente de lujos, grandes candiles, estatuas, oro y opulencia, sin embargo, en esta parte del mundo, contar con un espacio físico de grandes dimensiones es el mayor privilegio, mientras que adornarlo es ya un exceso.

Fue uno de los castillos más fortificados, desde este punto se controlaba todo lo que pasaba en la frontera con Corea y se contenía a los rebeldes, incluso, este lugar fue testigo de la rebelión Seinan (misma que inspiró la película "El último Samurai") y fue hogar de figuras emblemáticas de Japón.

Un auténtico castillo Samurai

La llegada al castillo es impactante, sin más ni más, la primera imagen a la que nos enfrentamos es a la de su imponente fachada, personalmente, creo que asimilé que estaba en Japón hasta que tuve esa construcción frente a mí, quizá porque es una imagen que había visto en libros, películas y cuadros, así que el momento se encargó de darme un golpe de realidad y avisarme que finalmente había logrado conocer un nuevo continente.

Al llegar, hay que seguir todos los rituales, quitarse los zapatos para recorrer sus salones, caminar por cada una de las habitaciones pisando su perfecta duela y abriendo las puertas corredizas que nos llevarán a salas de meditación que no tienen más que modestos arreglos en sus paredes y continuar subiendo para llegar al mirador desde el que se hacían las guardias de vigilancia y que entrega la mejor vista del lugar.

El silencio es uno de los bienes más valorados aquí, y el castillo se presta para hacerlo, aunque en ningún lugar existe un letrero en el que se pida bajar la voz, la solemnidad de este sitio obliga a hacerlo, me sorprendí a mí misma sin habla... creo que ese es el efecto del lugar.

Aunque la visita al castillo no dura mucho, al salir, vale la pena recorrer el Parque San-no-Maru con su jardín típico decorado con estanques de agua y una colorida variedad de flores.

Y, por si todavía no ubican a la perfección el castillo... el director Akira Kurasawa lo utilizó como locación para la película "Ran" y, si por alguna razón terminan en ese extremo del mundo, no olviden sacarse una fotografía con los samuráis que los recibirán a la entrada.

Como último dato, Kumamoto es la ciudad más longeva de Japón, hecho que notarán desde el primer momento y se sorprenderán al ver a adultos mayores en plena acción imitando los movimientos de los antiguos samuráis.

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