Ballenas a la vista en Quebec (FOTOS)

La expedición empezó desde temprano, tuvimos un almuerzo informal en un mirador que nos regalaba una vista espectacular del río San Lorenzo y el frío comenzó a calar pero, el objetivo final, era el de llegar al parque marino St. Lawrence para abordar un bote y concretar uno de los propósitos de nuestro viaje a la provincia de Charlevoix en Quebec... ver ballenas.
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La expedición empezó desde temprano, tuvimos un almuerzo informal en un mirador que nos regalaba una vista espectacular del río San Lorenzo y el frío comenzó a calar pero, el objetivo final, era el de llegar al parque marino St. Lawrence para abordar un bote y concretar uno de los propósitos de nuestro viaje a la provincia de Charlevoix en Quebec... ver ballenas.

Habían dos opciones, subir en un Zodiaco u optar por un cómodo barco que cuenta en su interior con servicios como baños, cafeterías y un sistema de megafonía con una guía perfectamente trilingüe (inglés, francés y español) para avisarnos exactamente las coordenadas en las que las ballenas aparecerían.

La decisión grupal fue la del barco, aunque la opción del Zodiaco era más atractiva, ninguno estábamos listos para ese clima, así que abordamos y buscamos un lugar en cubierta que nos aseguraría verlas.

El paseo duró aproximadamente tres horas, el paisaje era espectacular, nos acercamos al fiordo de Saguenay, pasamos por el faro y el trayecto parecía que nos llevaba a un estado de ánimo diferente, relajado y de desconexión total... sin embargo, faltaba lo más importante, ver ballenas.

La expectativa no era mucha pues antes de iniciar el paseo nos dijeron que en los últimos días no habían tenido mucha suerte, pero, más valía intentarlo y lo único que podíamos "perder" eran tres horas con una sobredosis de paisajes que nadie, en su sano juicio, puede rechazar.

Finalmente, después de casi una hora, ya sentada en una mesa bajo techo, pues el aire cada vez calaba más, voltee a mi derecha, le di un trago a mi café y en ese instante vi que aparecía una foca... salí a cubierta con mi cámara para intentar fotografiarlas, pues nos habíamos acercado a un punto lleno de éstas, sin embargo mi lente no fue lo suficientemente poderoso y la única persona que puede entender que lo que aparece en esa imagen es un mamífero marino soy yo...

Nuevamente bajo techo, la voz de la megafonía anunció en un español casi perfecto, que podríamos ver a la primera ballena en una ubicación que en coordenadas, serían las tres de la tarde... absolutamente todos corrimos hacia ese punto y yo, en un descuido, en vez de voltear a la derecha lo hice a la izquierda y una de mis compañeras de viaje gritó y señaló hacia el punto que estaba viendo: "ahí está"...

Pocas cosas se comparan con la emoción de ese momento, una ballena azul gigante jugaba en el río frente a nosotros, se sumergía lentamente y volvía a salir a la superficie creando algo que parecía un reto directo para ver si lográbamos fotografiarla...

Yo desistí, el instante era tan corto que había que tomar la decisión de verla en todo su esplendor o intentar hacerlo a través de la pantalla de la cámara y las ganas de guardar la imagen en mi memoria fueron más...

Posteriormente vimos más, muchas más, sin embargo, nunca una tan cerca como la que apareció por sorpresa, la emoción de este primer encuentro continuaba y los turistas, de distintas nacionalidades seguíamos hablando del momento, incluso, un niño español, de aproximadamente 5 años le dijo a su papá: "Esperé toda mi vida para vivir algo así"... afortunadamente para él sólo pasaron cinco años... muchos de los que estábamos ahí, habíamos tenido que esperar mucho más tiempo para vivir esta increíble experiencia...

Ballenas en Quebec

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