Últimamente hay mucho ruido en todas partes. Las ciudades empiezan a rugir desde el amanecer con el flujo de los automóviles y los camiones, va in crescendo conforme el sol se levanta. En medio del tráfico de noticias de los mass media y las redes sociales en el que estamos sumergidos, hay por demás cosas que hacen mucho ruido y pocas nueces.
Sin embargo, un tema digno de escucharse atraviesa nuestras tierras. Son las madres de migrantes desaparecidos en tránsito por México. Una fiereza sin parangón. Están peinando todo el costado este del país, siguiendo la misma ruta migrante que recorrieron sus hijos e hijas, con el fin de encontrarlos. Su trayecto abarca el paso de la bestia (nombre con el que se conoce al tren que trepan para avanzar desde el sur hasta el centro del país), las casas de migrantes, los centros de detención, el Instituto Nacional de Migración, las funerarias y los SEMEFO (Instituto de Ciencias Forenses) y hasta las cárceles.
Su agenda se nutre de reuniones con autoridades y fiscales, así como con líderes migrantes y organizaciones de la sociedad civil y de derechos humanos. Sus actos van desde caminatas, exposiciones fotográficas e intercambios de experiencias con la población, hasta misas, oraciones, ofrendas y limpias simbólicas, como la que realizaron en San Fernando, Tamaulipas, donde se sabe que ha habido al menos dos masacres de migrantes y se ha localizado un gran número de fosas. Lo doloroso es que el problema no está focalizado, las madres afirman que "todo México es un cementerio de migrantes".
Es por esto que dentro de sus demandas se encuentra la creación de una fiscalía especializada que investigue los casos de muertes y desapariciones, así como la realización de un banco de datos acorde a la magnitud de las violaciones de derechos humanos perpetradas por todos los escalafones de la autoridad y por el crimen organizado. Un banco de datos que ayude a ordenar y sistematizar la información, como paso sine qua non se encontrará justicia.
Por otro lado, sobra decir que los esfuerzos del Estado siguen siendo irrisorios y de muy corto alcance. Una política de guerra y una cultura de la delación no sólo no son el camino, sino que socavan todo el tejido social en el que el mismo Estado se funda. Lo que quiero expresar en este espacio, es que si nos quedamos atrofiados ante la saturación de un ruido que no resuelve, todo México será un cementerio de todo México.
Para escuchar a la caravana de madres que camina liberando la esperanza y devolviéndonos la vida como ímpetu incansable, ¿le pueden subir el volumen a su corazón?
En el marco de la Feria Internacional del Libro las madres de migrantes desaparecidos serán entrevistadas por Jenaro Villamil y Blanche Petrich en el Zócalo de la Ciudad de México el sábado 27 de octubre. Como uno de los últimos eventos, asistirán a una pre-audiencia del Tribunal Permanente de los Pueblos por la responsabilidad del Estado Mexicano en la desaparición de las y los migrantes. Sigamos con ellas su lucha.