Mi mamá es un pingüino

La historia dice que una de las familias más unidas del reino animal son los pingüinos. Cuando llega la época de aparear, el macho elige a su hembra para luego encargarse de cuidar al huevo mientras ella busca los alimentos para unirse nuevamente en el nacimiento del nuevo miembro.Cada año, el macho regresa en busca de una hembra, siempre elige la misma... Así es mi familia, desde que tengo uso de razón se ha hecho un culto a la fidelidad, a la unión familiar y sobre todo a elegirnos a diario, no por obligación sino por amor.
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La historia dice que una de las familias más unidas del reino animal son los pingüinos. Cuando llega la época de aparear, el macho elige a su hembra para luego encargarse de cuidar al huevo mientras ella busca los alimentos para unirse nuevamente en el nacimiento del nuevo miembro.

Cada año, el macho regresa en busca de una hembra, siempre elige la misma... Así es mi familia, desde que tengo uso de razón se ha hecho un culto a la fidelidad, a la unión familiar y sobre todo a elegirnos a diario, no por obligación sino por amor.

Por eso siempre digo que mi mamá es una pingüina y no porque seamos del último lugar del mundo, Argentina, donde abundan estos animalitos, sino porque así ella y mi papá nos criaron a mi hermana menor María Laura y a mí.

No recuerdo una vacación en la que no estuviéramos juntos o los sagrados domingos de pastas en una mesa grande con abuelos incluídos. Había pasado los 20 años y en vez de ir con mis amigas de veraneo como todo el mundo, seguía yéndome de vacaciones con mis padres; no había mejor lugar que ese, viendo el amor de mi mamá para todos... Un día, el 7 de noviembre de 1997, mi papá sintió que era tiempo de descansar de otro modo y falleció de un día para el otro víctima del estrés laboral.

Ese día, con el dolor que implica despedir a un padre con tan solo 54 años y mucho quedándole por ver y vivir, entendí más aún lo que significaba tener una mamá pingüina que amó con locura al único hombre de su vida y que, a ya casi 15 años de su partida lo sigue amando y extrañando como el primer día.

Con mi hermana formamos nuestras familias, María Laura junto a su esposo Roberto y sus hijos Agustina y Facundo. Y yo con Enrique y mi hijo Luca, pero mi mamá pingüina que lleva adelante su empresa, que es muy coqueta y cuidadosa con su imagen, que disfruta salir y viajar, jamás volvió a formar pareja. Cuando mi hermana y yo insistimos en que rehaga su vida ella siempre nos dice: "Yo amé y amaré toda la vida a un solo hombre: a papá y algún día estaremos juntos de vuelta". Aunque suene de película, o cursi para algunos, así lo cree fervientemente y así también lo creemos mi hermana y yo.

Por eso hoy, en el día de la madre quiero homenajearla contándole su historia, simple pero maravillosa, la que todos anhelamos tener y pocos lo conseguimos: conocer el amor de nuestras vidas y disfrutarlo el tiempo que Dios nos lo permita.

Mamá Pingüina, gracias por enseñarnos el don del amor, de la familia, lo importante que es amar y admirar a nuestras parejas, a nuestros hijos y sobre todo, gracias por enseñarnos que hay que elegirse cada día, aunque ese sea el reto más grande que la vida nos pone. Feliz Día mamá... Por cierto, mi mamá pingüina se llama María Inés.

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