'Yo me voy a ir cuando yo quiera'

El caudillismo además de ser uno de los principales males de la política latinoamericana, es el mayor obstáculo para que esta cambie de rumbo, se nutra de nuevas ideas y se busquen diferentes y mejores formas de hacer las cosas.
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El Salvador's President Mauricio Funes speaks at a ceremony marking the 20th anniversary of the signing of the peace accords that ended the war between a right-wing dictatorship and guerrillas of the leftist Farabundo Marti National Liberation Front, in El Mozote, El Salvador, Monday Jan. 12, 2012. Funes was brought to tears as he apologized Monday for the 1981 El Mozote massacre of 936 civilians in an army counterinsurgency operation. (AP Photo/Luis Romero)
El Salvador's President Mauricio Funes speaks at a ceremony marking the 20th anniversary of the signing of the peace accords that ended the war between a right-wing dictatorship and guerrillas of the leftist Farabundo Marti National Liberation Front, in El Mozote, El Salvador, Monday Jan. 12, 2012. Funes was brought to tears as he apologized Monday for the 1981 El Mozote massacre of 936 civilians in an army counterinsurgency operation. (AP Photo/Luis Romero)

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El caudillismo además de ser uno de los principales males de la política latinoamericana, es el mayor obstáculo para que esta cambie de rumbo, se nutra de nuevas ideas y se busquen diferentes y mejores formas de hacer las cosas.

El caso de El Salvador es un excelente ejemplo. Por el lado de la izquierda vemos al Comandante Salvador Sánchez Cerén aferrado a su posición de fuerza, imponiendo su candidatura sobre los nuevos liderazgos del FMLN. Convirtiéndose en un candidato que para el 2014, año de las elecciones presidenciales, estará arribando a los 70 años de edad.

Por el lado de ARENA, la derecha tradicional salvadoreña, el panorama no es tan diferente en este aspecto, ya que su candidato Norman Quijano, arribaría el 2014 a los 68 años. La diferencia acá estriba en el peso y liderazgo dentro del partido. Por eso para analizar el caudillismo en la derecha de ARENA hay que referirse al expresidente Alfredo Cristiani, verdadero poder dentro del partido.

Actualmente tiene 65 años, edad de jubilación según la legislación salvadoreña pero como vemos en la práctica esto no aplica para seguir disfrutando las mieles del poder. Ante la cada vez más popular idea de que Cristiani tiene que ceder la presidencia del partido al candidato, en una entrevista el hombre fuerte de ARENA descobijó su verdadera forma de pensar en una pequeña frase: "Yo me voy a ir cuando yo quiera". Blindó su posición al afirmar que para dejar la presidencia del partido habrá que reformar los estatutos, sin explicar porque es necesario, ya que para llegar no hubo necesidad de hacerlo.

La posición de Cristiani de alardear públicamente de su indiscutible poder partidario contrasta con el silencio, las declaraciones tímidas y ambiguas de la mayoría de los demás dirigentes, incluyendo al candidato, remachando la firme percepción en la ciudadanía quien es el verdadero poder dentro del partido. Hay que recordar que política es percepción y ésta es que ARENA lleva un candidato débil que no manda ni en su propio partido y por lo tanto de ganar la presidencia no tendría la fuerza suficiente para realizar los cambios que requiere el país, ya que está sometido desde ya a un poder fáctico.

Poner en evidencia a un candidato débil, además de ser innecesario, es un grave daño a la campaña, equivale a dispararse uno mismo en un pie.

ARENA es un partido cuya base filosófica defiende las libertades, incluyendo la de expresarse. Aquellos correligionarios que todavía hoy guardan silencio cómplice, lamentarán mas tarde el no romperlo oportunamente.

La culpa de una nueva derrota no recaerá en los que denuncian los abusos, la culpa es de los prepotentes y de los timoratos que lo solapan.

Seguir achacándole los problemas de ARENA al expresidente Tony Saca, expulsado del partido por Cristiani y su grupo, es tan demagógico y tan falto de ideas como culpar de la incapacidad del gobierno del FMLN-Funes a los 20 años de ARENA

Las contradicciones de Cristiani son tan grotescas que por un lado alienta a la corriente más conservadora del partido a protestar por una política de métodos anticonceptivos en las escuelas, a la vez que condiciona los votos de su fracción legislativa para aprobar la contratación de nuevos préstamos a la compra de vacunas para inmunizar jóvenes contra el papiloma humano. En otras palabras usar condones y otros métodos anticonceptivos es inmoral, vacunarse para evitar enfermedades de transmisión sexual, NO. En que difiere el criterio. ¿Moralidad o Mercantilismo?

Negociar directamente con el presidente Funes privilegiando la inversión del gobierno en semilla certificada, de la cual se beneficiaría una empresa relacionada, es poco transparente y además es un claro conflicto de intereses que hace dudar de la verdadera motivación de las condiciones negociadas.

ARENA debe defender los intereses nacionales, no debe seguir siendo utilizada para defender intereses privados. En la sociedad del conocimiento ya no es posible engañar a la ciudadanía sin que la verdad salga a luz más temprano que tarde.

Vale la pena cuestionar ¿porqué aferrarse a un cargo? desgastando a su partido, llevándolo testarudamente a un punto de quiebre sabiendo que tarde o temprano deberá ceder. El costo político que está pagando ARENA y su candidato es altísimo e injustificable.

Los caudillos de las extremas salvadoreñas deben apartarse de la conducción de sus partidos, liberándolos a su vez de dogmas atávicos porque solo así y hasta entonces, El Salvador progresará en una urgente despolarización política.

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