Coyuntura económica salvadoreña 2013: ¿producimos o pedimos?

La economía salvadoreña terminó el 2012 con el discutido título de ser la de peor desempeño en la región centroamericana y una de las más bajas en Latinoamérica. Aunque en muchos aspectos tocó fondo, desearíamos pensar que todo haya quedado atrás pero veamos porque 2013 es un año poco alentador.
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La economía salvadoreña terminó el 2012 con el discutido título de ser la de peor desempeño en la región centroamericana y una de las más bajas en Latinoamérica. Aunque en muchos aspectos tocó fondo, desearíamos pensar que todo haya quedado atrás pero veamos porque 2013 es un año poco alentador.

El factor que más incidirá a favor y en contra de la economía es que este es un año preelectoral, por lo tanto el gobierno, principal motor de la economía salvadoreña en términos de empleo, inversión social, adquisición de bienes y servicios orientará su desempeño con base a un criterio marcadamente político y no técnico.

Uno de los factores que más ha incidido en el comportamiento de la economía es el tira y encoge en que han caído las relaciones del gobierno y algunas gremiales empresariales. El primero señalando que todo lo que se ha hecho es bueno, los segundos señalando lo totalmente opuesto. El punto es que mientras esa interminable discusión visceral perdura se pierden oportunidades para trabajar coordinadamente en beneficio de todos. Factores tan subjetivos como un discurso público de acusaciones mutuas y descalificaciones hacen cada vez más que los tan necesarios puentes de entendimiento sean dinamitados en casi cualquier intento por tenderlos.

Hay que decirlo con todas las letras bien claras: el gobierno ha sido ineficiente en la administración de los fondos públicos, veamos algunos datos:

Para El Salvador ya no son suficientes los más de diez millones de dólares diarios que envían desde el extranjero los salvadoreños en el exterior, un aporte económico importantísimo que representa más del 20% del Producto Interno Bruto (PIB) al sumar los negocios y oportunidades derivados de este importante segmento de sus ciudadanos. Adicionalmente a estas remesas familiares, donaciones o fondos no reembolsables que recibe en efectivo a diario El Salvador, el actual gobierno recibe más de 2.5 millones de dólares diarios de préstamos internacionales, más algunas donaciones de organismos internacionales y de algunos países. Tristemente la deuda pública supera ya los $13,641 millones (más del 57% del PIB).

De los 23,241 millones de dólares que genera anualmente la economía salvadoreña, esta recibe desde el exterior casi 5,000 millones, en pocas palabras por cada tres dólares generados dentro del país se recibe uno desde afuera. Con semejante apalancamiento se esperaría que cualquier familia, empresa o país despegara con fuerza, pero para tristeza salvadoreña no es su caso. Mientras la vecina economía panameña creció el 2012, a un vigoroso ritmo del 11%, El Salvador discute algunas décimas que lo acercan o separan de un pírrico 1%.

El gobierno hace malabarismos contables para presentar una disminución en el déficit fiscal de 4% en 2011 a 3.9 el 2012, mientras la empresa privada señala la ineficiencia y despilfarro en las arcas del estado. El debate se reduce a: por parte el gobierno a señalar el aprovechamiento histórico de algunos empresarios para ordeñar al estado a través de licitaciones y concesiones y además eludir el pago de impuestos y de parte de los empresarios a señalar como ineficientes y corruptos a los primeros. Quién se beneficia o quién se perjudica con el nivel de discusión? Quién miente o quién dice la verdad? Saque usted sus propias conclusiones, pero mientras tanto ¿hacia dónde vamos como país?

El Salvador sigue siendo un país con grandes necesidades, exceso de créditos y donaciones recibidas; la relación entre los impuestos cobrados $3,695.4 Millones y su PIB (15.9%) es más baja que el promedio de Latinoamérica, aún con los 237 millones más recaudados este año. El argumento por parte de los empresarios para no pagar más impuestos es que mientras no reciban mayores y mejores servicios no están dispuestos a pagar más. El Gobierno dice que quiere cobrar primero y dar los servicios después. En honor a la verdad que impide mejorar la tributación y simultáneamente castigar severamente la corrupción y la ineficiencia. Mientras ambos sectores se siguen tirando la pelota el país sigue viviendo en buena parte de la caridad o benevolencia internacional. Tristemente el 2013 no perfila como el año en que habrá un cambio cualitativo.

Mientras tanto los datos anteriores responden parte de la pregunta acerca de ¿dónde quedó la fama de buenos trabajadores de los salvadoreños?

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