Los malos de Arizona

En ese momento, Arizona dejó de ser conocida nada más por ser la tierra del Gran Cañón y los rojizos escenarios donde John Wayne filmó muchas de sus películas. Acababa de nacer el racista, xenófobo y odiado Arizona.
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Desde hace un tiempo, especialmente de 2010 en adelante, el nombre de Arizona comenzó a aparecer insistentemente en todos los medios de comunicación del mundo entero. Lo triste es que no fue para hablar de los muchos atractivos que tiene el estado sino para machacar una y otra vez sobre las muestras de intolerancia, extremismo, racismo y crueldad de sus políticos, así como de los enfermizos operativos del sheriff Joe Arpaio en los que utilizaba, y sigue utilizando, el pretexto de combatir el crimen aunque su objetivo real -algo así como la práctica de su deporte preferido- es atrapar a indocumentados porque han cometido el gravísimo delito de atravesar sin papeles el desierto, arriesgándose a morir, para conseguir un empleo mal pagado que les permita dar de comer a sus hijos.

Pero la mayor prueba de la enorme maldad arizonense estaba por llegar. Y lo hizo con el nombre de SB1070, o "Ley de Inmigración de Arizona", que consistió en una pieza legislativa aprobada por la legislatura estatal y promulgada por la gobernadora Jan Brewer, en abril de 2010.

La controvertida legislación fue la primera en el país en criminalizar a los indocumentados, dando pie a un debate a nivel nacional sobre el poder que tienen los estados para aplicar leyes migratorias y a que nacieran réplicas suyas en Carolina del Sur, Alabama, Georgia y Utah.

Russell Pearce, un legislador estatal que antes había propuesto y hecho aprobar otras leyes muy drásticas contra los indocumentados, logró que la SB1070 fuera aprobada por sus colegas y la gobernadora Brewer la promulgó en una hollywoodesca ceremonia, frente a reflectores, cámaras de TV, flashes encandilantes y gran depliegue publicitario.

En ese momento, Arizona dejó de ser conocida nada más por ser la tierra del Gran Cañón y los rojizos escenarios donde John Wayne filmó muchas de sus películas. Acababa de nacer el racista, xenófobo y odiado Arizona.

Joe Arpaio, que durante largo tiempo había reinado como muy malo entre los malos al hacerse llamar "el alguacil más rudo del país" de pronto tuvo que compartir su maldad con Pearce y con la Brewer, que de ser durante muchos años una jornalera de la política bastante mediocre repentinamente cobró fama internacional y hasta se le llegó a mencionar (por alguien que no se midió) como un excelente posibilidad para la vicepresidencia de Estados Unidos (previa derrota de Obama, desde luego).

El caso es que por todas partes corrió la versión de que Arizona está llena de racistas, xenófobos, extremistas, crueles, insensibles...

¿Es justa esta apreciación? Quizás no porque los miembros de la tripulación que navega en el enorme barco del extremismo estatal no son -excepto uno- originarios de Arizona. Todos vinieron de otras entidades e hicieron de esta tierra su campo de operaciones. Veamos:

La gobernadora Jan Brewer nació en California; el sheriff Arpaio en Massachusetts; el procurador estatal, Tom Horne, ¡en Canadá!; y Chris Kobach, autor del texto de la SBB1070 y de la "Ley Alabama" (y actualmente en campaña al lado de Mitt Romney), ni siquiera vive en Arizona sino en Kansas donde es secretario de Estado.

Pero sí es necesario reconocer un terrible pecado que Arizona ha cometido: permitió que en sus tierra naciera el personaje central de toda esta tragedia, Russell Pearce, el único de esta gavilla de radicales que sí es arizonense. Es nativo de Mesa, un suburbio de Phoenix.

Pero en general, la mala fama se la debemos a foráneos, como foráneos son también los que han dado y siguen dando donativos para apoyar la defensa legal de la SB1070, para la construcción de un "muro fronterizo estatal" y para la relección de Arpaio.

Con muy justa razón deberíamos gritar: ¡Por favor, váyanse y déjenos solos!

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