Honduras y El Salvador: Lecciones del golpe de estado. Suspicaces conexiones entre "patrioteros" y cabilderos (lobbyistas)

El presidente salvadoreño Mauricio Funes recientemente denunció un complot en contra de los intereses del estado salvadoreño por hordas de lobbyistas contratados por grupos salvadoreños de aquellos patrioteros que cierran el puño para entonar el himno nacional.
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El presidente salvadoreño Mauricio Funes recientemente denunció un complot en contra de los intereses del estado salvadoreño por hordas de lobbyistas contratados por grupos salvadoreños de aquellos patrioteros que cierran el puño para entonar el himno nacional. De acuerdo a las declaraciones del presidente, el dinero utilizado para la contratación provendría de operaciones de lavado de dinero y patrocinadas por compañías que han sido favorecidas con contratos lesivos al estado salvadoreño.

¿De dónde se puede originar la información divulgada por el presidente? En países como Estados Unidos si bien no son democracias perfectas por lo general han logrado implementar un sistema bastante transparente y rendidor de cuentas en el cual cualquier ciudadano bien informado y que sepa utilizar las herramientas tecnológicas puede conseguir fácilmente cualquier información pública. Muchos de los empresarios latinoamericanos que vienen a buscar influir a los oficiales electos estadounidenses no están acostumbrados al nivel de transparencia con el que se práctica la política en estos rumbos y se llevan sorpresas al saber que sus operaciones son de conocimiento público.

Los ejemplos son bastantes comunes y son periódicamente puestos al descubiertos por los medios. ¿Cómo olvidar senda publicación por el New York Times en octubre del 2009 sobre los lobbyistas que contrataron los empresarios hondureños en ese año para tratar de contener la presión estadounidense de condena del golpe de estado? Personajes como Otto Reich, Roger Noriega y Dan Fisk fueron contratados por casi medio millón de dólares, de acuerdo al New York Times, para cabildear al departamento de estado liderado en aquel entonces por Hillary Clinton y al Congreso. De inmediato figuras neoconservadoras y ligadas al Tea Party como el ex senador Jim DeMint comenzaron a poner obstáculos a los nombramientos del presidente Obama con el fin de negociar una salida favorable a los intereses de los lobbyistas.

Varios puntos de aprendizaje se desprenden de ese episodio tan cercano a la realidad salvadoreña. Los empresarios hondureños aprendieron como trabaja la política en Estados Unidos a diferencia del depuesto presidente Mel Zelaya. A pesar del cambio de las relaciones internacionales en el hemisferio occidental y la visión internacionalista del presidente Obama hay ciertos patrones de comportamiento que aún no cambian y la hegemonía que tiene Estados Unidos en la región es real y ni las alianzas con países ALBA pudieron salvar a Zelaya.

Los nubarrones ahora se mueven a El Salvador. Recientemente leíamos una entrevista publicada en un matutino salvadoreño de uno de los mismos cabilderos mencionados en el artículo del New York Times del 2009. Esta vez el ex diplomático visitaba "casualmente" El Salvador a pocos meses de la elección. Un dato curioso es que ese cabildero, de acuerdo a los récords del sitio web OpenSecrets de la organización Center for Responsive Politics, representa los intereses de Pacific Rim, una de las compañías que han entablado acciones legales contra el estado salvadoreño.

Por lo que valdría la pena preguntarse: ¿Será casual o será oportuna la visita de ese cabildero y ex diplomático neoconservador a El Salvador? ¿Oportuna para quién y por qué? ¿Habrá conexión entre la visita de ese cabildero y ex funcionario estadounidense a El Salvador y la campaña de desprestigio en contra del estado salvadoreño tal como lo manifestara el presidente Funes? ¿Habrán salvadoreños involucrados o interesados en desestabilizar al gobierno del presidente Funes antes de las elecciones? Y sí es así, ¿quiénes son? ¿Estarán todos los actores políticos listos para aceptar los resultados de las elecciones presidenciales del 2014 o será que buscan contratar a cabilderos en Estados Unidos en caso que tomen medidas similares a sus contrapartes hondureños? ¿Estarán conectadas las contrataciones de estos cabilderos con las denuncias de un supuesto fraude electoral vociferadas por los patrioteros o los voceros de estos?

Ciertamente, las interrogantes son muchas dadas la similitud de las realidades entre el pasado reciente de Honduras y lo que pareciera estarse gestando en El Salvador.

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