'Las elecciones tienen consecuencias'

Los republicanos han cerrado el gobierno una vez más, así como lo hicieron a finales de 1995 e inicios de 1996 por 28 días en total. Ese mismo año, el presidente Bill Clinton fue reelecto abrumadoramente en contra del republicano Bob Dole.
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Los republicanos han cerrado el gobierno una vez más, así como lo hicieron a finales de 1995 e inicios de 1996 por 28 días en total. Ese mismo año, el presidente Bill Clinton fue reelecto abrumadoramente en contra del republicano Bob Dole. Al parecer, el radicalismo de unos pocos en la Casa de Representantes será el acabose de la marca republicana a nivel nacional.

Para entender un poco el problema veamos la razón de origen. En 1996, los republicanos liderados el portavoz Newt Gingrich entramparon al gobierno del entonces presidente Clinton por asuntos como Medicare, educación, medio ambiente y salud pública. La historia se ha vuelto a repetir pero en esta ocasión el único asunto es salud pública, específicamente la ley aprobada en el 2010 llamada Ley de Protección a Pacientes y Cuidado Asequible que los republicanos llaman Obamacare que dicho sea de paso es uno de los legados más importantes del primer término del presidente Obama.

Los republicanos en un esfuerzo descabellado por derogar la reforma de salud han decidido amarrar su propuesta de derogación al gasto del gobierno. Naturalmente, los demócratas han llamado esa táctica como un vil chantaje para tratar de revertir los resultados obtenidos en las elecciones.

La pregunta que todos se hacen es: ¿Cómo es posible que una pequeña facción (tan radical) como el Tea Party de una de las dos cámaras del Congreso, de una rama del gobierno pueda cerrar todo el gobierno federal? El electorado tuvo la oportunidad de rechazar las medidas del actual presidente en noviembre del 2012 y a pesar de las proyecciones, Obama fue reelecto con un margen confortable. Entonces ¿qué es lo buscan los republicanos?

La explicación no tiene que ver mucho con correcto o incorrecto o con administración pública. El verdadero meollo del problema republicano y ahora de toda la nación tiene que ver con la forma como se redistribuyen los distritos congresionales cada 10 años. 27 legislaturas estatales de las 50 en toda la nación están controladas por republicanos y son estas las que aprueban, salvo poquísimas excepciones, las líneas distritales. ¿Qué tiene que ver esto con el cierre del gobierno?

Cuando un funcionario electo tiene cierta influencia para elegir a sus elegidos en lugar de que sea al revés, por lo general este político elige una base de votantes que esté más cercana a su línea ideológica. Esto conlleva a una radicalización de posiciones y a estar más preocupado por las elecciones primarias que por la general. Por lo que si bien las encuestas a nivel nacional culpan a los republicanos del cierre del gobierno federal, a la facción del Tea Party en la Cámara de Representantes le importa poco la opinión pública nacional porque ellos responden a un pequeño universo conservador en sus distritos. Los Senadores en su mayoría actúan de forma moderada porque ellos responden a una población más diversa y más numerosa; similar caso enfrentan los candidatos presidenciales.

La noche del lunes, cuando un grupo reducido de republicanos anunció una "revuelta" contra el liderazgo de John Boehner en la Cámara de Representantes, el congresista republicano por Nueva York, Peter King, quien rara vez es catalogado como un moderado, sólo logró convencer a seis republicanos más para revertir el cierre del gobierno. Todos los demócratas de la Cámara votaron con él pero no lograron el número mágico de 217 para lograr aprobar una pieza de legislación que mantendría el gobierno abierto sin condiciones, es decir sin buscar derogar la reforma de salud. Uno de los componentes más importantes de esa ley entró en vigencia el 1º de octubre por lo que su implementación en términos prácticos es irreversible.

El Presidente Obama dijo en una de su alocuciones recientes que las elecciones tienen consecuencias y en efecto los republicanos están obligados a someterse a ellas pero también es cierto que mientras los hispanos y grupos progresistas sólo pongan atención a las elecciones presidenciales, las consecuencias las seguiremos pagando en las elecciones locales.

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