En el último tiempo, nadie ha hecho más por Cristina Kirchner que el octogenario juez Thomas Griesa. Su encono con el gobierno argentino y su postura radical a favor de los denominados fondos buitre le ha permitido a la Presidenta aumentar notablemente su imagen positiva.
Todos los sondeos, desde los de las encuestadoras más cercanas al kirchnerismo -CEOP, por ejemplo- hasta los de las más opositoras -Poliarquía-, coinciden en que Cristina salió fortalecida de la crisis judicial y financiera arbitrada por Griesa.
De hecho, mientras las calificadoras más importantes del mundo apenas si se atreven a hablar de un "default selectivo", medios de la talla del New York Times editorializan a favor de la Argentina y en contra de la tarea del juez, a quien cuestionan y sobre cuya capacidad abren signos de interrogación.
Semejante escenario, el menos pensado apenas unos meses atrás, incluso ha permitido barajar el nombre del ministro de Economía, Axel Kicillof, como eventual candidato presidencial del kirchnerismo.
Griesa hizo todo mal. Si su intención era asfixiar a la Argentina, terminó consolidando su posición, puertas adentro y frente al mundo. Diseñó un plan para incidir en la política y no midió las cosecuencias de un tropiezo.
La estrategia de Cristina fue simple: ante la imposibilidad de cumplir con el pago determinado por el fallo de Griesa, decidió emprender un contraataque público y otro por vía legal. Al menos el primero de ellos le ha dado un enorme rédito.
"Queremos cumplir y honrar nuestras deudas, pero no queremos ser cómplice de esta foma de hacer negocios que algunos quieren instalar en el mundo", fue la primera respuesta de la presidenta argentina, el 16 de junio pasado.
Desde ese entonces, las idas y vueltas con Griesa no han dado respiro. Mientras el juez montó un escenario para una negociación imposible, Cristina se dedicó a construir la sensación térmica de una épica patriótica. Y vaya si funcionó.
Después del traspié que significó no haber podido festejar el subcampeonato del mundo de Lionel Messi, la presidenta argentina se encuentra ahora frente a una nueva oportunidad para relanzar su gestión y recorrer el año y medio que le queda por delante con nuevos horizontes. Incluso, con la posibilidad de imponer un heredero. Griesa promete ser su jefe de campaña.
En Twitter, @luchio.
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