Todo pasa: el futuro del fútbol sin Grondona

Ha muerto el dueño del fútbol, en pleno ejercicio del poder, mientras definía en soledad la sucesión de Alejandro Sabella, entrenador del equipo nacional, último subcampeón del mundo.
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LUQUE, PARAGUAY - DECEMBER 12: President of Argentine Football Association Julio Humberto Grondona leaves the CONMEBOL Building after the Official Draw of Bridgestone Libertadores Cup 2014 at CONMEBOL Building on December 12, 2013 in Luque, Paraguay. (Photo by Gabriel Rossi/LatinContent/Getty Images)
LUQUE, PARAGUAY - DECEMBER 12: President of Argentine Football Association Julio Humberto Grondona leaves the CONMEBOL Building after the Official Draw of Bridgestone Libertadores Cup 2014 at CONMEBOL Building on December 12, 2013 in Luque, Paraguay. (Photo by Gabriel Rossi/LatinContent/Getty Images)

Ha muerto el dueño del fútbol . Julio Humberto Grondona falleció en pleno ejercicio del poder, a los 82 años, con más de 30 al frente de la poderosa Asociación del Fútbol Argentino, y mientras definía en soledad la sucesión de Alejandro Sabella, entrenador del equipo nacional, último subcampeón del mundo.

Sin haber sido jamás presidente de la Federación Internacional del Fútbol Asociado (FIFA), Grondona fue uno de los hombres más importantes en la estructura del fútbol mundial. A lo largo de los últimos 20 años, tejió relaciones, elecciones y Copas del Mundo. Su inmensa capacidad política fue clave para la designación de sedes, árbitros y fixtures.

Por eso, su influencia excedió largamente los intereses del fútbol argentino, al que administró a discreción, con notas de autoritarismo y enormes sospechas de corrupción.

Grondona manejó el negocio en América Latina y sentó a las federaciones sudamericanas a la mesa de las grandes potencias del mundo para discutir de igual a igual las condiciones de competencia, los derechos de televisación y la distribución del dinero.

En la Argentina, su peso político era similar al de un gobernador. Con una decisión podía cambiar radicalmente el humor de la opinión pública. Ningún presidente se animó a enfrentarlo. Carlos Menem, primero, y Néstor Kirchner, después, exploraron la posibilidad de removerlo de su cargo, pero la FIFA lo impidió.

En el mundo, las reglas del fútbol ya no serán las mismas. Habrá que escribir manuales nuevos. Deberán surgir líderes capaces de generar los niveles de consenso y acuerdos que operaba "Don Julio".

"Todo pasa", decía Grondona y resistía el paso del tiempo, de los gobiernos y de las crisis.
Amado y odiado, su muerte traerá un poco de piedad sobre su figura, tan brillante y tan oscura, tan generosa y tan peligrosa.

Con Grondona se va una parte importante de la historia. Tal vez sea hora de que empiece el futuro.

En Twitter, @luchio.

Murió Julio Grondona

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