De Bergoglio a Francisco: la misión imposible de unir a la Argentina

"Iglesia inquisidora. Bergoglio jefe de la banda". La bienvenida al nuevo Papa Francisco no pudo haber sido peor. El entonces jefe de los diputados kirchneristas de la Ciudad de Buenos Aires, Juan Cabandié, tuiteó lo que muchos otros dirigentes del oficialismo sintieron ni bien se conoció la noticia.
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Undated file photo of Argentina's cardinal Jorge Mario Bergoglio shaking hands with Argentine President Cristina Fernandez de Kirchner in Lujan, some 70 km of Buenos Aires. Bergoglio has been elected Pope on March 13, 2013, to replace the frail Benedict XVI as leader of the world's 1.2 billon Catholics. AFP PHOTO / NA - Mariano Sanchez (Photo credit should read MARIANO SANCHEZ/AFP/Getty Images)
Undated file photo of Argentina's cardinal Jorge Mario Bergoglio shaking hands with Argentine President Cristina Fernandez de Kirchner in Lujan, some 70 km of Buenos Aires. Bergoglio has been elected Pope on March 13, 2013, to replace the frail Benedict XVI as leader of the world's 1.2 billon Catholics. AFP PHOTO / NA - Mariano Sanchez (Photo credit should read MARIANO SANCHEZ/AFP/Getty Images)

"Iglesia inquisidora. Bergoglio jefe de la banda". La bienvenida al nuevo Papa Francisco no pudo haber sido peor. El entonces jefe de los diputados kirchneristas de la Ciudad de Buenos Aires, Juan Cabandié, tuiteó lo que muchos otros dirigentes del oficialismo sintieron ni bien se conoció la noticia.

Ni Néstor Kirchner, primero, ni su esposa Cristina, después, habían podido someter a Bergoglio, hombre fuerte de la Iglesia argentina. A pesar de los múltiples esfuerzos anunciados en materia de derechos humanos y lucha contra la pobreza, el Arzobispo de Buenos Aires se mantuvo imperturbable y distante a través de los años, crítico y firme en el reclamo contra el hambre, el crecimiento de las drogas y, en especial, la corrupción.

Algunos dirigentes de la oposición argentina lo habían tomado como un referente y lo consultaban sobre medidas de gobierno e incluso sobre armados y acuerdos electorales.

Néstor y Cristina Kirchner lo encuadraron como enemigo y decidieron ignorarlo. La sola mención de su nombre lograba irritarlos. De hecho, la Presidenta endureció esa posición cuando murió su marido.

Por eso, a nadie le sorprendió que los dirigentes kirchneristas se pronunciaran masivamente en contra del Papa ni bien se conoció la noticia. Acaso el exabrupto de Cabandié haya sido el más notable, pero no el único.

"Cómplice de la dictadura", fue una de las frases más elegidas para atacar a Bergoglio, a quien falsamente se lo imputaba por la desaparición forzada de personas durante la sangrienta dictadura militar que gobernó el país entre finales de los 70 y principios de los 80.

A pesar del revuelo, Cristina se mantuvo en silencio. Mientras algunos funcionarios elevaban el tono de las críticas al nuevo Papa y los medios oficialistas, desorientados, las amplificaban, la jefa de Estado no pronunciaba una palabra.

En ese contexto, no llamó la atención que apenas unos días después, el kirchnerismo completo cambiara de posición. La orden de la Presidenta fue alinearse con Bergoglio y la emoción popular que había despertado su designación. Sólo por citar un ejemplo, Cabandié borró los tuits y viajó un mes después a sacarse una foto en la plaza San Pedro, en Roma.

La propia Cristina encabezó una comitiva para visitar al Sumo Pontífice. "Rece por mí", le pidió Francisco, empleando una de las clásicas muletillas que caracterizó este primer año de pontificado.

A su regreso de San Pablo, donde encontró a Francisco, la presidenta argentina empapeló la Ciudad y la provincia de Buenos Aires con imágenes del Papa y Martín Insaurralde, en ese momento candidato a diputado nacional, finalmente derrotado por el opositor Sergio Massa.

La jefa de Estado lo mencionó además en varias oportunidades. Como por arte de magia, empezó a citarlo para defender las más variadas obras de su gobierno. De repente, los intercambios epistolares con Francisco eran un asunto de Estado para difundir con extrema urgencia.

Lo que sucedió entre la enemistad inicial y el repentino amor fueron encuestas sobre Francisco, su nombramiento y su pontificado: la imagen positiva no bajó nunca, en ningún caso, en ningún sondeo, del 75 por ciento.

Sin embargo, durante este primer año, la figura del Papa no alcanzó para unir a la Argentina. El enfrentamiento entre kirchneristas y antikirchneristas, en una réplica exacta del modelo bolivariano de chavistas y antichavistas, es todavía más profunda que doce meses atrás.

Mientras el oficialismo prepara una retirada feroz, la oposición huele la debilidad y embiste al Gobierno por todos los frentes. Ambos utilizan al Papa, sus frases y sus gestos, para justificar la dirección de sus acciones. ¿Están seguros de que entendieron el mensaje?

Recen por la Argentina.

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