Ciertamente, el ganador de un debate no siempre llega a ser el que mejores políticas puede ofrecer a un pueblo votante, pero cuenta mucho, como lo citara el periodista Patricio Barton en Twitter:
No soy experta en política, Dios me libre, mucho menos en la política interna de Estados Unidos, pero sí puedo decir que lo que vi hoy por la televisión, el tercero y último debate presidencial entre el demócrata Barack Obama y el republicano Mitt Romney, me señalan que el actual presidente de esa nación se llevó la noche.
No soy pro republicana o demócrata y debo reconocer, no me gusta la política (ni la de mi país ni ninguna otra) pero hoy por curiosidad quise ver el desempeño de ambos candidatos a la presidencia de Estados Unidos y, para mí, el desempeño de Obama me dejó complacida.
Esta noche vi a un Barack Obama más preparado, mucho más confiado que en el primero de los debates, y que dejó la imagen de un líder no bélico, conciliador y sobre todo, demostrando la experiencia que le ha dado el estar frente a una de las naciones más fuertes en el mundo.
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Vi a un Mitt Romney lleno de contradicciones, concordando con gran parte de los planteamientos del presidente Barack Obama, pero que ahora se retractó en temas claves, como el rescate de las automotoras estadounidenses, e insistió en criticar al presidente por el déficit que tiene Estados Unidos de 16 mil millones de dólares y ha olvidado que parte de ese déficit se le debe a su correligionario, el expresidente George W. Bush, por los gastos en los que incurrió a causa de sus intervenciones en Irak y Afganistán so pretexto de la lucha contra el terrorismo.
Ciertamente Romney se vio más mesurado y respetuoso en este debate que en los anteriores, pero su arrogancia y sus contradicciones quedaron latentes, como ejemplo su constante frase "cuando yo sea Presidente", o bien, el aceptar políticas mencionadas por el presidente Obama, situaciones que hasta hace poco, en su campaña, había criticado duramente, como el caso de la intervención en Libia:
Esto puso las cosas más difíciles para Romney, porque al no percibirse las diferencias entre los dos adversarios, su figura se tornó vulnerable frente a la de Barack Obama.
Un gran punto a favor del candidato republicano es la mención, la única hecha en este debate, sobre Latinoamérica, al mencionarla como una región potencial en materia económica, tanto como China.
No obstante, las políticas económicas delineadas para llevar a Estados Unidos por un camino mejor y diferente de lo que hasta hoy ha realizado Obama, no quedaron claras. Tache para el Presidente Obama, quien no continuó la "bolita" lanzada por Romney sobre la región vecina.
Tal vez para el Presidente Obama, el no mencionar a Latinoamérica o, incluso a Europa, como dicen en Estados Unidos, es: "no news is good news".
En Romney escuché errores importantes y graves (para mí) por su contexto histórico, como el hecho de comenzar el debate hablando de Rusia y retomar el periodo de la Guerra Fría en un tópico que recuerda lo vivido en la década de 1980, con el todavía bloque socialista.
Fuera de los reclamos, críticas sobre la política exterior del país, con menciones al Medio Oriente, China, Asia y la economía y crisis interna, este debate me dejó clara la naturaleza de los candidatos.
Yo sólo quiero cerrar mi pobre análisis con una frase que está sonando mucho en Twitter:
¿QUIÉN TERMINÓ CON SUDOR EN SU ROSTRO ESTE DEBATE?
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