Hace poco un amigo me dijo: "Todo muy lindo con tus talleres, ¿pero por qué es importante para mí moverme mejor? No soy deportista ni bailarín, no le veo el caso."
Luego de que le conté porqué, me quedé pensando en que muchas personas seguramente tienen esa misma duda, así que me senté a escribir este post.
Actualmente (afortunadamente) hay una gran tendencia por estar saludable, que se enfoca en lo que comemos, y en hacer ejercicio. Sin embargo, pocos métodos abordan la cuestión de cómo nos movemos, de cómo nos sentimos mientras nos movemos, de cómo nos organizamos mientras nos movemos.
En definitiva, de cómo hacemos lo que hacemos.
Si lo piensas un momento, te das cuenta que te mueves para todo: para pensar, para respirar, incluso cuando estás dormido. Las personas en coma tienen movimiento que permite que sus órganos funcionen. En definitiva, como te conté en otro post, la vida es movimiento. Si no te mueves, es porque estás muerto.
Cuando te mueves mejor, en definitiva haces mejor todo lo que haces. Piensas mejor, respiras mejor, vives mejor. Otra vez, porque para todo lo que haces requieres moverte. Esa es la base que está debajo de cualquier acción que realizas.
Así algunos de los beneficios que obtienes son estos:
- Tienes más vitalidad
- Te lesionas menos
- Si tienes una lesión te recuperas más rápido
- Tu mente se aclara
- Tomas mejores decisiones
- Armonizas cuerpo y mente
- Tus emociones se balancean
Así que como ves, no es solo moverte: el moverte bien va a multiplicar exponencialmente los resultados del ejercicio que hagas.
Pero, ¿qué quiere decir moverte mejor? Que lo haces con inteligencia y sensibilidad y no con esfuerzo y desgaste.
Para mejorar cómo te mueves, el primer paso es ser consciente de cómo lo haces. Una vez que desarrollas esa conciencia, puedes hacer los ajustes necesarios. Y esto, tan sencillo, puede tener un impacto en toda tu vida.
Cuando aprendes a ser consciente de cómo te mueves, aprendes a reconocer qué músculos tensas, en dónde haces la fuerza, qué partes de ti se involucran y cuáles no.
Te das cuenta de qué de ti colabora con tu intención, con tu meta, y qué de ti la obstaculiza.
De esta manera puedes ajustar lo que necesite ser ajustado, desde adentro, desde tu propia consciencia y no porque alguien te dice que tienes que hacer tal o cual cosa.
Por ejemplo, ahí sentado cómo estás, ¿sabes cómo lo haces? ¿Cómo estás leyendo este artículo? ¿Cómo mueves tus ojos? ¿Están fijos en la pantalla? ¿Se involucra tu cuello? ¿Cómo está tu pecho?
¿Descubriste algo interesante al intentar contestar estas preguntas? Seguramente sí. Ahora el segundo paso, que tal vez ya hiciste de manera intuitiva: ajusta lo que necesites ajustar para estar ahí más cómodo aún. ¿Cómo es ahora estar sentado leyendo? Cuéntame en los comentarios cómo te sentiste y qué ajustaste.
Este proceso, lo puedes usar en ti mismo las veces que necesites, en cualquier acción que hagas, y vas a ver cómo vas a empezar a moverte y pensar mejor.
Por supuesto que no termina ahí, y hay muchas estrategias para que cada vez te muevas con más elegancia, vigor y facilidad. En este video te comparto una de ellas para que enriquezcas ya mismo una de las actividades que haces todos los días: caminar.
Mira el video y cuéntame cómo te fue. Y si quieres seguir aprendiendo a moverte mejor infinitamente, visita mi página web Movimiento Inteligente y suscríbete para recibir una videoClase cada viernes.