"La Iglesia dice: El cuerpo es una culpa.
La ciencia dice: El cuerpo es una máquina.
La publicidad dice: El cuerpo es un negocio.
El cuerpo dice: Yo soy la fiesta."
Eduardo Galeano
Todas lo sabemos: el cuerpo de la mujer ha sido campo de batalla desde tiempos inmemoriales, una historia que hace que hoy por hoy muchas chicas no estén a gusto en si mismas. Conocemos también de sobra los modelos estéticos irreales que todo el tiempo se quieren imponer sobre la mujer, así que no voy a enumerarlos aquí otra vez.
Pero sí tengo una pregunta para ti en ese sentido: ¿Cuán dueña te sientes de tu propio cuerpo? ¿Cómo es tu vínculo con tu cuerpo? ¿Lo entiendes? ¿Te entiende? ¿Te responde como quisieras?
Incluso si tu respuesta es sí, ¿quisieras sentirte aún más plena y poderosa viviendo en ti misma?
Generalmente los abordajes corporales que se nos recomiendan son intervencionistas, como lo ha sido en la historia de los cuerpos de las mujeres (y de los hombres). Nos siguen diciendo cómo nos tenemos que ver, cómo nos tenemos que mover y cómo tenemos que cuidar de nuestro organismo. Parece que estamos tan desconectados del cuerpo y del bien-estar que ya no sabemos como cuidarnos a nosotros mismos, sino que tenemos que buscar recetas para todo, para saber qué comer, cómo respirar, cómo movernos y cómo vernos.
Hoy por hoy puedes encontrar miles de esas fórmulas en la web, muchas son contradictorias, y muchas personas se pierden, porque no saben a quien seguir. Y a quien tienes que seguir es a ti misma y a tus sensaciones.
Hoy quiero hacerte una invitación diferente: a apoderarte de tu cuerpo y crear un vínculo amoroso con él (es decir contigo misma), para poder decidir que de la variedad de ejercicios y modos de comer son adecuados para ti.
Tu cuerpo es un templo, es tu vehículo, te cuida y te expresa. Y en tu cuerpo radica tu poder.
El poder no es cuánto dinero tengas o qué tan influyente eres: ser poderosa es acceder a toda tu energía vital, ser capaz de expresarte auténticamente en el mundo y alinearte en cuerpo, mente y espíritu. Para acceder a ese poder necesitas establecer un vínculo diferente con tu cuerpo, es decir, contigo misma. Necesitas aprender a tratarte con amor y respeto, moviéndote con sensibilidad e inteligencia, y no con esfuerzo y desgaste.
Te dijeron que para cuidar a tu cuerpo tenías que apretar la panza, forzarlo hasta que te duela. Confundimos esfuerzo y desgaste con fuerza y poder. El poder reside en sentirnos cómodas y en paz en nosotras mismas, para poder actuar con cuerpo y mente en coherencia.
Cuando accedemos a las sutilezas de nuestro cuerpo desenredamos nuestro poder.
¿La clave? Tratar a tu cuerpo como lo que es: un organismo vivo y cambiante que también eres tu misma. Escucharlo, conocer sus ritmos, sus ciclos.
Conocerte a ti misma a través de conocer tu cuerpo, cómo te mueves, e identificar que es bueno para ti y que no a partir de tu experiencia, presencia e intuición. Así vas a saber qué te es sano y que no.
Puedes empezar a desarrollar todo eso a partir de moverte inteligentemente. En este video te comparto una clase de Movimiento Inteligente basada en el Método Feldenkrais donde te muestro cómo activar tu centro de poder: la pelvis.
La puedes hacer sentado allí donde estás, te toma unos minutos y te da un beneficio enorme. Pruébala ahora y cuéntame en los comentarios cómo te fue.
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