Sobre nuestro hijo: Una carta a mi difunto marido

Decidí escribir una carta a mi difunto marido, Wilfredo. Hace 27 años que él fue asesinado mientras yo estaba embarazada de nuestro hijo Danny.
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Ya que viene el Día de los Muertos, decidí escribir una carta a mi difunto marido, Wilfredo. Hace 27 años que él fue asesinado mientras yo estaba embarazada de nuestro hijo Danny. Él quería mucho a los niños y los niños le querían a él, pero nunca pudo conocer a su propio hijo. Esta carta es una ofrenda para Wilfredo, cuyo apodo era Colocho, por su cabello rizado.

colocho

Colocho,

Ha pasado tanto desde que te vi. Al principio te escribía mucho. Necesitaba sentir tu consuelo. Ahora te escribo por otra razón - para contarte de nuestro hijo.

Con frecuencia me visitabas en mis sueños, y una vez casi conociste a Danielito. Yo estaba encantada de que hubieras vuelto. ¡Por fin conocerías a nuestro hijo! No podía esperar a despertar a Danny, para verte tomarlo en tus brazos. Tenía que ver la ternura en tu rostro, sentir la bondad del amor entre ustedes, y estar juntos como familia. Pero, el temor me detuvo - el temor de que no aceptarías a Danny por quien era, que me criticarías por la manera en que lo criaba, y que desaparecieras de nuevo sin volver nunca. Luego, todo quedó claro. Tenías que saber la verdad de tu hijo, aun si significaba que te perdería para siempre. Pero se acabó el sueño... Ahora, es tiempo de compartir esta verdad contigo.

¿Cómo será posible poner en palabras quién es Danny?

Danny se tomó su buen tiempo para nacer. Cuando por fin lo conocí, era tan bello y precioso como cualquier bebé puede serlo. Los primeros días no eran como yo esperaba. Él tenía sed y yo era la proveedora de leche. ¿Qué pasó con ese vínculo especial que yo había estado esperando?

La personalidad de Danny surgió poco a poco. Empezó a reír y a responder y yo me enamoré de una manera que nunca soñé posible. Era cabeciduro como su papá, y cuando le creció el cabello, se le hizo colocho también. Tenía cólicos y no le gustaba que dejara de cargarlo. Sabía lo que quería, y no vacilaba en exigirlo. Era mimoso y le encantaban las cosquillas.

Sin ti a mi lado, tenía que resolver las cosas por mí misma. Intenté criar a Danny de una manera que te hubiera hecho sentir orgulloso. Hice lo que pude para que se sintiera conectado a ti. Lo llevé a visitar a tu familia y a tu querido El Salvador. Le hablaba en español, lo presenté a tus amigos, y le conté historias de ti. A veces encendíamos velas y te decíamos cuánto te queríamos.

Desde el principio, le prometí a Danny que yo le apoyaría a ser su propia persona. Aprendería de tu ejemplo, pero no le empujaría a seguir tus pasos. Le prometí que lo dejaría encontrar su propio camino. No siempre fue fácil, pero cumplí con esa promesa.

Mantuve esa promesa mientras la personalidad de Danny florecía. Le encantaban "Mi pequeño pony", los desfiles de moda de Barbie, "La Sirenita", el color morado, y vestirse de princesa. En aquel entonces, no valoraba qué tan grandioso era. Yo tenía miedo y estaba confundida. Pero, en lugar de obligarlo a comportarse como la mayoría de los otros niños, le permití ser él mismo.

El camino de Danny no siempre ha sido fácil, pero ha sido uno lleno de triunfos, grandes y pequeños. En ocasiones llegó a enfrentarse a quienes lo molestaban. Otras veces, reprimía parte de su personalidad para encajar. Durante su año más difícil, luchó en contra de la soledad y pensamientos de quitarse su propia vida. Luego, recibió el apoyo que necesitaba para aceptar su identidad gay, y encontró un lugar donde encajaba. Aprendió a amarse a sí mismo a pesar de los insultos y la presión de cambiar. Floreció como artista, bailando durante los años de la secundaria, y cantando como solista en un musical de la escuela. Se enamoró de su primer novio, se graduó de la universidad, empezó a pagar los préstamos estudiantiles, y se hizo de una vida nueva en Nueva York. Marchó en su primer desfile de Orgullo LGBT con el Coro de Hombres Gay de la Ciudad de Nueva York.

Danny no ha seguido tus pasos, pero veo mucho de ti en él, mucho más que las buenas apariencias. Como tú, tiene un corazón enorme y se preocupa profundamente. Tiene convicciones fuertes y vive con ellas. Es intenso. Conoce el trabajo duro, y conoce el juego. Es leal con sus amigos y su familia. Sus sueños lo llevan a muchos lugares y la música alimenta su alma. Quiero creer que tú estarías tan anonanado como yo por el ser humano tan increíble en que se ha convertido.

Nunca sabré de verdad, pero elijo creer. Yo creo que tus maneras rígidas de pensar se hubieran suavizado. Yo creo que hubieras tenido la sabiduría de darte cuenta que Danny es su propia persona, que él no eres tú. Yo creo que hubieras luchado por tu propio hijo con la misma valentía que te hizo luchar por la justicia. Yo creo que tu gran corazón enorme hubiera encontrado un espacio para amar a tu hijo sin condiciones.

Elijo creer que si conocieras a Danny hoy, lo envolverías en tus brazos y nunca quisieras dejarle ir. Danny finalmente conocería el amor de su padre, y tú sabrías cómo se siente amar a un hijo tan intensamente que nada se puede anteponer en tu camino. Los imagino juntos, padre e hijo uno al lado del otro. Hay lágrimas en tus ojos y estás irradiando orgullo.

Con mucho cariño y amor eterno, L.

P.D. Yo me volví a casar con un buen hombre, que entiende todo lo que significaste para mí. Yo sé que te sentirías feliz por mí.

Lectores, si tienen interés en recursos para familias con hijas e hijos LGBTQ y de género expansivo, visiten el sitio web de Somos Familia y vea el video Tres Gotas de Agua. Gracias a Danny Moreno por ayudarme a encontrar las palabras para expresar mis sentimientos. Gracias a Richard Carillo y a Fabián Guzmán por su asistencia con esta versión en español.

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