Analizando la imagen del relacionista público

En muchas ocasiones he escuchado de personas agenas a las relaciones públicas que consideran a los consultores del área niños o niñas bonitas, ya que en general tienen una imagen impecable.
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En muchas ocasiones he escuchado de personas agenas a las relaciones públicas que consideran a los consultores de esta área son niños o niñas bonitas, ya que en general tienen una imagen impecable.

Es importante analizar que los consultores de relaciones públicas representan a sus clientes y por lo tanto su imagen debe de representar a sus clientes y a su trabajo, no es que sean niños o niñas bonitas; son profesionales siempre listos para representar a sus clientes.

Por tal motivo decidí invitar a Liliana De Luna consultora en Imagen y Relaciones Públicas con más de 10 años de experiencia a que nos compartiera un artículo con un análisis de la imagen del relacionista público.

Esto es lo que nos compartió:

En muchos corporativos o grandes empresas trasnacionales, el tema de la imagen del empleado ha tomado una enorme importancia durante los últimos años y es materia de análisis y estudio.

Anteriormente era muy común encontrar a personal de diferentes áreas, dando mensajes completamente contradictorios a lo que la marca buscaba. Ejemplos de ello lo vemos de forma habitual cuando el médico que nos prohíbe el cigarro, es el mismo que nos recibe con una nube de humo y aliento a tabaco, o la nutrióloga que da recetas para estar delgado, pero su condición física nos hace dudar de la veracidad de la misma.

Hace unos días, me comentaron de una persona que se dedica a la promoción de eventos especiales y servicios derivados del mismo negocio, que justifica su falta de ventas a la complejidad de vender un servicio. Cuando llegó a mi mente la imagen de aquella persona, recordé que la vez que me envió información sobre la empresa a la que representaba, ni siquiera me había inspirado abrir la presentación. Fue algo muy parecido a no haber encendido una chispa de interés con su simple imagen personal.

Gestos simples como una sonrisa o sentirse cautivado por la pasión y confianza en lo que está ofreciendo, son básicos para poder comunicarnos efectivamente con nuestro cliente. Con esa misma pasión nos proyectamos todos los días con nuestro atuendo dedicado al trabajo al que asistimos, o para el que queremos tener.

Cuando he dado consultoría y he asistido a algunas empresas, me parece increíble observar como la gente que comparte oficinas, muchas veces tiene características físicas en común, como si en conjunto formaran a una persona en su totalidad. Se puede observar un mismo estilo al vestir, al hablar y en el comportamiento. Las personas adoptan en su vestuario los colores que generalmente utilizan en el corporativo, o los que el jefe inmediato suele utilizar. Por ejemplo, en industrias donde hay un alto índice de hombres, o en corporativos muy grandes, los colores más comunes son el negro y azul marino, mismos que son adoptados también por las mujeres del gremio, como símbolo de pertenencia.

Estos mensajes, son claves claras de como se comporta una empresa y como quiere ser percibida. Pero tu tarea, no es mimetizarte o perder tu estilo: el reto es que representes a la organización de modo que se cumpla la misión y visión de la misma, con un toque muy personal que te distinga.

Un efectivo análisis de la imagen del relacionista público sería ver si el estilo personal del consultor va acorde con la empresa que representa.

Aquí una guía para lograrlo:

- Dedica un tiempo a conocer la misión, visión y valores de la empresa. Recuerda que tú eres una de las caras más visibles para el público objetivo y debes representar muy bien esa parte. Si aún no los conoces, apréndelos y apégate a ellos. Esta es una de las partes más importantes al aceptar un empleo como representante de una organización. Si algunos de los valores u objetivos no concuerdan con tus creencias ¿cómo podrás representarlos?

Si la empresa fuera una persona, ¿qué características tendría? ¿Sería hombre o mujer? ¿Qué pasatiempos tendría? ¿Cómo sería su familia? Son sólo algunas de las preguntas que puedes hacerte para ver como estas percibiendo a la organización. Puedes comparar tus respuesta con las de tus compañeros de oficina, o con gente externa. Si coinciden en respuestas, la imagen de la organización es coherente y los mensajes clave son claros; si no es así tu trabajo será replantear los mensajes clave y repetirlos en tu comunicación verbal y no verbal. El personalizar a una marca nos ayuda a proyectar como se comportaría en un ambiente y como sería la mejor forma de representarla. La coherencia empieza contigo.

Vístete de forma que inspires confianza. La apertura y accesibilidad son un rasgo característico del relacionista público. Cuida tus expresiones y modales. Recuerda que siempre estamos siendo observados, aún cuando pensamos que no es así. Alguna vez alguien me dijo que la mejor forma de actuar a diario, es como si la persona que más admiras te estuviera viendo todo el tiempo. Esta fórmula nos invita a ser la mejor versión de nosotros mismos todo el tiempo.

- Tu imagen y reputación son lo más valioso que tienes tanto en el plano profesional como en el personal. Siempre cuídalas de modo que puedan ser tu mejor tarjeta de presentación.

Con esto, recuerdo una frase de Napoleón Bonaparte que dice: "Una gran reputación es un gran ruido: cuando más aumenta, más se extiende; caen las leyes, las naciones, los monumentos; todo se desmorona. Pero el ruido subsiste."

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