Tony Saca: sentimiento y nación

A nadie, según la sabiduría popular, le gusta hablar mal de su propia casa. Si estiramos este principio, concluiremos que a nadie le gusta hablar mal de su nación, es decir, de un conjunto de historias, memorias, prácticas, instituciones, rituales, símbolos e imaginarios que perviven en forma bastante arraigada en la población; sin importar, en buena medida, la condición social. Horacio Castellanos Moya, con su novela El asco, puede dar fe de esto.
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San Salvador - A nadie, según la sabiduría popular, le gusta hablar mal de su propia casa. Si estiramos este principio, concluiremos que a nadie le gusta hablar mal de su nación, es decir, de un conjunto de historias, memorias, prácticas, instituciones, rituales, símbolos e imaginarios que perviven en forma bastante arraigada en la población; sin importar, en buena medida, la condición social. Horacio Castellanos Moya, con su novela El asco, puede dar fe de esto.

En América Latina, dicho a grandes rasgos, los patriotismos y nacionalismos se fraguaron a lo largo del siglo XIX. Los planes de estudio fueron testigos de aquel profundo interés estatal por que el futuro ciudadano conociera a los fundadores de la patria, la historia de instituciones y caudillos, la riqueza y hermosura de la tierra, los símbolos y valores propios del pueblo, etc. El Estado, a través de la escuela, pretendía forjar una identidad, un vínculo. En otras palabras, un conjunto de ideas, imaginarios y valores que le dieran vida propia a la nación. Las fiestas cívicas, en conmemoración de la independencia de España, quizá sean la parte más visible de aquella herencia.

En los tiempos que corren, muchos radioescuchas salvadoreños disfrutan de una inusitada forma de crear y forjar patriotismo. Se trata del proyecto radial titulado "Hablemos bien de El Salvador", liderado por el Grupo Samix, cuyo principal referente, y figura pública a la vez, es el expresidente Elías Antonio Saca.

De hecho, es Saca quien narra las historietas edificantes, cuyo contenido o mensaje pretende ser (1) un baño de memoria y entusiasmo; (2) una fuerza que hinche el corazón de renovado patriotismo, a la vez que envilezca las escuálidas artes reflexivas de ciertos salvadoreños; (3) un profundo despertar del amor propio. Pero lo más importante, (4) una amable invitación a amar a El Salvador tal cual es: con la atroz realidad de sus muertos; el tinglado de la burocracia estatal, con sus corrupciones e ineficiencias; con lo más sórdido de su clase política, de la que forma parte el mismo Saca; en fin, un Estado-Nación abatido por el narcotráfico, las pandillas y los rufianes de cuello blanco. Pero todo eso no importa. Debemos amar su gente, semillero de honrados, trabajadores, luchadores y, por supuesto, "malacates", como diría el mismo expresidente. A todos ellos hay que prodigarles amor y rendirles pleitesía.

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¿Qué busca Elías Antonio Saca? Partamos por lo básico: que la gente no se olvide de él. Aquello que no queda registrado en la memoria no existe. La gente lo vio hasta la saciedad por televisión, durante cinco años, si nos quedamos solamente con el tiempo que duró la gestión presidencial. De manera que las cuñas radiales preservan su imagen como presidente. En su registro mental, las personas escuchan en forma regular a dos presidentes: Saca y Funes. El señor de la Súper Mano Dura sabe muy bien lo que hace.

Segundo: que el común de los guanacos sienta que Tony Saca está allí para darle palabras de ánimo y extenderle una palmadita al oído. Como destacado empresario de medios, sabe a la perfección en qué horario transmitir sus mensajes.

Tercero: propagar en el inconsciente colectivo la idea de que El Salvador vale la pena tal cual es, un país cuajado de éxitos, fracasos y heroísmos; por lo que debemos hacer a un lado la reflexión crítica y desenmascaradora, ya que esto, además de ser propio de personas frustradas e infelices, no le hace bien a la patria. No cuestionar, no analizar críticamente la realidad social, política y económica. Sólo mirar hacia delante y, así, orgullosos, de hijos suyos podernos llamar.

Cuarto: Tony Saca quiere que la gente crea que él desea lo mejor para El Salvador. Su tono bonachón, junto a sus dotes de orador, trazan la imagen de un ciudadano preocupado por el bien y el progreso del país.

Quinto: que Alfredo Félix Cristiani y el partido ARENA nunca se olviden de él. ARENA lo eliminó de la foto de familia y lo echó del partido. Pero Saca, político astuto, pensó más o menos lo siguiente: me voy del partido, pero me quedo en el imaginario de la gente, hablando bien de El Salvador, lo cual puede ser igual o más rentable en términos políticos. Doblemente astuto: no optó por un discurso beligerante, como sí lo hizo frente al FMLN, en plena campaña electoral, cuando Rodrigo Ávila y Mauricio Funes se disputaban la silla presidencial. Al contrario, su discurso busca "unir a una nación, en un mismo sentimiento, bajo un solo propósito: hablar bien de El Salvador". En la política se juega con amores y revanchas, y Saca lo sabe a la perfección. El retorno de ARENA al poder podría depender de quien dijo que tenía las manos limpias.

Sexto: ¿lanzarse como candidato presidencial para las próximas elecciones, 2014?
Mi estimado lector, extrae tú las conclusiones.

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