MéxicoPolítico: Haiga sido como haiga sido....

La memorable frase que durante su campaña electoral nos obsequió Felipe Calderón y que a la postre marcará su torpe gobierno fue: "haiga sido como haiga sido". Y en efecto, su gobierno pasará a la historia por esa frivolidad y derroche de poder que Calderón no supo administrar adecuadamente.
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Mexican President Felipe Calderon, center front, is accompanied by Singapore's President Tony Tan, center back, as they inspect an honor guard during the welcome ceremony at the Istana or Presidential Palace on Monday Sept. 10, 2012 in Singapore.(AP Photo/Wong Maye-E)
Mexican President Felipe Calderon, center front, is accompanied by Singapore's President Tony Tan, center back, as they inspect an honor guard during the welcome ceremony at the Istana or Presidential Palace on Monday Sept. 10, 2012 in Singapore.(AP Photo/Wong Maye-E)

felipe calderon hinojosa

La memorable frase que durante su campaña electoral nos obsequió Felipe Calderón y que a la postre marcará su torpe gobierno fue: "haiga sido como haiga sido". Y en efecto, su gobierno pasará a la historia por esa frivolidad y derroche de poder que Calderón no supo administrar adecuadamente.

A días de finiquitar su gobierno, Calderón no logró borrar la sospecha de su asunción fraudulenta a la silla presidencial y tampoco cumplió sus promesas de campaña. Prometió que sería el presidente del empleo y no se acercó para nada a la cifra real de fuentes de trabajo que requiere el país; al contrario, cerró sin pudor empresas como Luz y Fuerza del Centro, Mexicana de Aviación, entre otras tropelías más, y clausuró con broche de oro su ejercicio mandando al Congreso de la Unión una reforma laboral que sitúa en condiciones deplorables al trabajador mexicano.

Con el eslogan de tener "las manos limpias", Calderón prometió que terminaría con la corrupción heredada de regímenes anteriores que tanto habían dañado la vida social del país, pero no sólo no la atacó, sino que contribuyó a que la corrupción creciera en los procesos burocráticos y de gobierno, además de enquistarse como ejercicio natural en la propia operación de la actividad política de la presidencia. Al final las manos le quedaron escurriendo de sangre.

En materia económica, Calderón tampoco deja resultados satisfactorios. El país no creció ni se desarrolló y lo único que ocurrió fue que durante su sexenio las reservas nacionales contuvieron todo tipo de altibajo financiero con el costo de perder fuerza ante el apabullante dólar. La realidad, es que la economía se estancó ante la incertidumbre de no poder ofrecer seguridad a inversionistas nacionales y extranjeros y ante ello quienes lograron medianamente la estabilidad micro y macro fue el trabajo de todos los mexicanos.

Por supuesto, el gran error de Calderón su fallida política de seguridad pública. Combatir a las bandas criminales sin un diagnóstico preciso y una estrategia eficiente, aunado a que sus principales colaboradores como Genaro García Luna fue señalado con pruebas fehacientes de enriquecimiento ilícito y nexos con el crimen organizado, dieron por resultado un ambiente de violencia y muerte.
Los recursos económicos destinados al combate del crimen organizado fue literalmente multimillonario, y sin embargo, no se tuvo en seis años un sólo resultado satisfactorio.

La aprehensión de algunos líderes mafiosos, no fue suficiente para detener la ambición de las mafias criminales -prohijadas por el mismo poder- que no sólo crecieron en la actividad del trasiego de drogas hacia estados Unidos y Europa, sino incursionaron con éxito en otro tipo de delitos, como la distribución al menudeo, la pornografía infantil, la trata de blancas e infantes, la prostitución, el secuestro, la extorsión y el robo en sus modalidades de casa habitación, automóviles y transeúntes. Este último dañando sobretodo a miles de familias migrantes de Centroamérica.

Bajo el clima de violencia y temor instaurado por este gobierno, todos los delitos fueron a dar al mismo saco, cualquier crimen pasional, de crucero o de pandillas locales, era atribuido a la mafia. Las víctimas comenzaron a no tener nombre y a sumarse en esta estúpida idea de ser daños colaterales. La impunidad comenzó a ser la forma natural de vida. En este sexenio fue más fácil matar a decenas de personas y hallarlas enterradas en fosas clandestinas que sospechar de algún autor material.

La guerra de Calderón comenzó con 6 bandas criminales y todo indica que terminará con 14 organizaciones identificadas a lo largo y ancho del territorio nacional. Nada se combatió, nada mejoró. Al contario, el temor imperó.

No obstante, en la interminable gira de despedida de Calderón, pareciera que él vivió estos seis años en un México diferente. Un México distinto al que vivimos y padecemos el resto de los mexicanos. Sus cifras de empleo existen sólo en su burbuja hermética construida por el Estado Mayor presidencial. Los resultados positivos de su guerra sólo los cree él y los aplaude su séquito más cercano. La tranquilidad y confort de la casa de descanso en Cancún que declaró extrañará, está lejos de ser la conflictiva y peligrosa Ciudad Juárez a la que visitó con un ejército como escolta y en la cual fue abucheado.

No hay duda que Calderón ocupará un lugar importante en la historia contemporánea de nuestro país "haiga sido como haiga sido". Quizá con acierto o con error, sus alabadores lo quieran imponer como el presidente valiente, sus críticos lo señalaremos como el obcecado gobernante alcohólico, pero la historia no podrá equivocarse. La historia nos dirá cómo se le identifica a un gobernante que deja su país hecho trizas con un penetrante olor de sangre, miedo, violencia y muerte.

Nota al margen:
El cumpleaños 59 de Andrés Manuel López Obrador fue celebrado con entusiasmo por sus seguidores a través de la redes sociales. Aquel político que muchos dicen odiar y señalan como oportunista, loco, mesiánico y redentor, tiene el carisma de despertar en propios y extraños la simpatía de desearle para bienes en su onomástico. Ni Calderón ni sus antecesores han gozado de dicha simpatía.

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