A casi tres meses de haber retomado el poder presidencial, la élite política que gobierna en México, comienza a reproducir los mismos esquemas clientelares y de reproducción sistemática de la pobreza, que habían quedado suspendidos luego del funesto transito de doce años del panismo acéfalo.
No sorprende que la política de Enrique Peña Nieto sea mediatizar todo aquello que funcione como acción positiva de su gobierno. En anuncios gubernamentales destacan la firma del llamado "Pacto por México", la "Reforma Educativa" y la "Cruzada contra el hambre". Sin embargo, ninguna de las tres acciones representa un resultado real y/o tangible de gobierno. Apenas se trata de iniciativas que tienen por rasgo común la opacidad en su metodología y la suspicacia en sus probables resultados.
En el mundo real, es relativamente sencillo observar que el Pacto por México es sólo un acuerdo de voluntades entre las principales fuerzas políticas para dar solución a las diversas problemáticas que enfrenta la población. No obstante, se tiene muy claro que dicho pacto es, en cierta forma, un cheque en blanco que ingenuamente las fuerzas opositoras entregaron al gobierno de Peña Nieto para que éste implemente cualquier tipo de iniciativa como la privatización de Pemex, impuestos a alimentos y medicinas, pero sobre todo, hacer perentoria y endémica la pobreza en nuestro país.
Por ejemplo, la "Cruzada contra el hambre", es un programa gubernamental que ha cambiado de nombre a lo largo de la historia y que difícilmente ha logrado contener el crecimiento de la pobreza que hoy ronda la cifra de 52 millones de personas. Solidaridad, Progresa, Oportunidades, y demás, son endebles paliativos que no resuelven un problema medular de la población mexicana.
El problema radica en las prácticas del PRI y sus organizaciones sociales dedicadas a apuntalar la pobreza como forma de vida. Sindicatos agremiados a la CTM, organizaciones populares como Antorcha Campesina, entre muchas otras, son el nicho por excelencia de venta de plazas laborales, licencias mercantiles, placas de autotransporte, e incluso, de legalizar la invasión de predios en zonas irregulares. Todo ello es el PRI.
Nada es tan conveniente como prolongar la pobreza, porque sólo así ésta forma tan peculiar de organización, garantiza jugosos dividendos a las organizaciones y sus respectivos líderes, pero también obliga al gobierno a destinar sistemáticamente recursos públicos para dotar de servicios públicos como agua, drenaje y energía eléctrica a comunidades asentadas ilegalmente en zonas irregulares. Así tenemos que por ejemplo en la zona de Texcoco - Chimalhuacán, se venden lotes de 170 metros cuadrados en 100 mil pesos, pagando un enganche de 30 mil pesos y el resto en cinco años, con la obligación de construir en menos de tres meses, pues de lo contrario se les quita el predio.
Lamentablemente, las personas que compran estos lotes, quedan endeudados (ellos y la familia completa) por un largo periodo de su vida productiva y encima, ni siquiera tienen la oportunidad de una vivienda digna, ya que el precio del predio les impide construir un hogar con tabique y cemento y con el respaldo de un conocimiento arquitectónico. Al paso del tiempo, las nuevas generaciones una vez llegada la vida adulta repiten la experiencia y vuelven a asentarse en este tipo de predios y viviendas. La pobreza perdura.
No basta destinar recursos para evitar el hambre, si el PRI en verdad tuviera esa misión, ya estaría despareciendo a esas organizaciones dedicadas a perpetuar la pobreza; pero sabemos que eso es imposible, porque son esas mismas organizaciones quienes le dotan de votos y recursos en periodos electorales.
Nota al margen:
En el discurso (porque el gobierno actual es sólo eso: discurso) de la Reforma Educativa, Peña Nieto declaró sin recato: "Lograr que nuestros alumnos sean educados por los mejores maestros, es el primer eje de la Reforma Educativa" (...) "el segundo eje, es hacer de la evaluación un mecanismo eficiente, para mejorar la calidad de la enseñanza"... Mi pregunta es: ¿Estará enterada la maestra?