En días recientes, estudiantes de diversas universidades públicas y privadas se encontraron con Andrés Manuel López Obrador, candidato de la izquierda mexicana en la plaza de las tres culturas en Tlatelolco. La plaza que en la época de la otrora México-Tenochtitlán fuera el centro comercial y que en 1968 presenció la matanza de decenas de jóvenes que se manifestaron en contra del gobierno priista de Gustavo Díaz Ordaz el cual dejó una herida profunda en las entrañas de nuestro país, hoy vio la luz iluminadora de una generación que ha perdido el miedo a la represión.
Este sábado 26 de mayo, estudiantes de 17 instituciones educativas se reunieron en la plaza de Tlatelolco para trazar el rumbo del movimiento que nació como un grito de protesta a la imposición de la televisoras de un candidato a ocupar la silla presidencial y que conforme ha pasado el tiempo se ha visto en la necesidad de ser más propositivo y democrático.
Básicamente, el eje que articula al movimiento #YoSoy132 es la democratización de los medios de masas, que desde hace meses, promueven -junto con las empresas encuestadoras- la idea de que la elección ya está definida. Ante eso, los estudiantes se han inconformado, de hecho, han dejado muy claro que no son para nada un movimiento en pro de partido alguno y han corregido también la acción de ser señalados como un movimiento anti Peña Nieto; por consiguiente, su acción fundamental es solicitar al régimen y a las televisoras que se cumpla realmente el derecho a la información.
A la fecha, la empresa Televisa -y medios ligados a su cobijo- han protegido a toda costa la imagen de Peña Nieto, dejando atrás toda ética informativa. Sin embargo, en la era de las comunicaciones modernas y digitales, es cada vez más complejo querer tapar el sol con un dedo, por lo que cada vez es más difícil que los medios tradicionales pretendan ocultar o maquillar la información. El descalabro de Peña Nieto en la Ibero no hubiese trascendido más allá de la nota, sino no hubiera sido por las inmediatas descalificaciones y encabezados engañosos de periódicos, programas de radio y televisivos que vitoreaban como exitosa la estancia de Peña en el recinto académico, desconociendo la verdad y alcance de los hechos.
El movimiento de los estudiantes poco a poco ha crecido y no hay duda que está expuesto a las infiltraciones o las complejidades democráticas. Sin embargo, hasta el momento se han mantenido firmes en su espíritu y materializan su efervescencia con peticiones concretas como pedir que el próximo debate presidencial sea transmitido en cadena nacional con el único fin de que los ciudadanos tengan la información necesaria y correcta para emitir su voto el próximo primero de julio.
El regreso a Tlatelolco no sólo debe quedarse en lo simbólico, sino en verdaderamente demostrar que esta nueva generación tiene la valentía para comenzar a debatir públicamente los problemas nacionales y de esa manera, advertir a Felipe Calderón (quien recientemente declaró que las manifestaciones en las calles por parte de los estudiantes, no eran reclamos hacia su gobierno, sino a un candidato) que un sector numeroso de ciudadanos mexicanos estamos insatisfechos con su gobierno y también nos negamos al regreso del PRI. De ahí que la petición del movimiento estudiantil de democratizar los medios de comunicación es de refilón una crítica puntual y determinante al régimen y por tanto al gobierno violento y obcecado de Calderón.
Nota al margen:
Inesperadamente, al momento de redactar esta columna, Emilio Azcárraga Jean, dueño de la empresa Televisa dio a conocer en su cuenta de twitter (@eazcarraga) los siguiente: "Porque #Televisateescucha transmitiremos el segundo debate presidencial por canal 2. Primera emisión de un debate por este canal" Lo que de inmediato se traduce como un triunfo del movimiento estudiantil. Pero no sólo se trata de eso, desde luego que la lucha de los jóvenes debe ir por más. Al tiempo...