MéxicoPolítico: Debate descafeinado

El debate no dio para un ganador, ni siquiera para advertir alguna modificación en las encuestas. No hubo propuestas definidas de gobierno, ni ataques abiertos. A Peña Nieto pudieron aniquilarlo con su falta de preparación académica, a Josefina con su adolescencia política y AMLO pudo ser más combativo.
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Los debates son para exponer ideas y contrastar propuestas. Lo ocurrido el día de ayer con los candidatos a la presidencia de la República fue una simple pasarela de monólogos vacíos que no llevaron a ningún lugar. Cada uno de los aspirantes transitó con su propia estrategia y lejos de aprovechar la oportunidad de informar adecuadamente a los ciudadanos mexicanos, se limitaron a ofenderse frívolamente sin sentido alguno.

Todo debate público obliga a definir ganador y perdedores. No obstante, en este caso precisar triunfador podría ser una empresa más compleja de lo imaginado; ya que son diversos los factores que podrían intervenir para ganar un debate. En todo caso, lo que se puede puntualizar es quién de los cuatro aspirantes tuvo mejor presencia en esa pasarela de diálogos.

Definitivamente Gabriel Quadri, fue el peor de los cuatro. Sus ideas privatizadoras eran tan insultantes, ridículas e insípidas como su campaña mediática. Por más que quiso presentar argumentos inteligentes desde su supuesta "ciudadanía", no pudo quitarse la atadura de Elba Esther Gordillo y fiel a sus intereses se dedicó a denostar sistemáticamente a López Orador, protegiendo y encumbrando con ello al candidato Peña Nieto.

Josefina Vázquez Mota dio golpes de timón hacia ningún lado. Intentó exhibir el incumplimiento de compromisos de Peña Nieto, pero no logró un sólo porrazo contundente. Bastaron dos intervenciones de Peña Nieto para desinflarla. Entre su oratoria de repetir la misma frase y sólo cambiar el adjetivo y presentarse como "diferente", la candidata panista se perdió en el debate y al igual que Quadri se convirtió en espectadora de primera fila entre la discusión de AMLO y Peña Nieto.

Enrique Peña Nieto hizo su tarea pero no le alcanzó para ganar el debate. Su guión le marcaba cuándo responder a los adversarios y cuándo exponer ideas; por eso, no atinaba en darle fluidez a sus réplicas y contrarréplicas. No supo administrar los tiempos de sus intervenciones y en más de una ocasión se quejó del tiempo limitado. Más que ofrecer propuestas de gobierno, dedicó parte sustancial de sus interposiciones en justificar las tropelías y corrupciones de su partido, intentó dar un golpe a AMLO con el asunto de Bejarano, pero recibió un revés que lo dejó en la lona. Acusó que los datos presentados en su contra eran falsos, pero no exhibió los documentos correspondientes.

Andrés Manuel López Obrador comenzó el debate desatendiendo los temas que la moderadora planteaba. Mientras los representantes del PRI y PAN se mostraban dispuestos a seguir la dinámica del debate, AMLO utilizó sus primeras intervenciones en exponer una suerte de informe a los ciudadanos mexicanos. Ya entrado el debate, comenzó a exhibir las complicidades y corruptelas de Peña Nieto al grado que por varios minutos lo tuvo prácticamente en las cuerdas.

Si bien en otro foro podría justificarse, AMLO se distrajo en narrar pasajes históricos como metáforas de la vida pública actual. Habló con lentitud y de hecho ya no le dio tiempo de mostrar una fotografía que contenía la cercanía de Peña con Salinas de Gortari. Pese a ello, AMLO fue el candidato más congruente y quien tuvo mejor presencia en el debate.

No obstante, hubo temas que no se abordaron. La naturaleza del debate descafeinado no dio para abordar temas de seguridad y la estrategia fallida del combate al crimen organizado. Tampoco se habló de asuntos económicos como el crecimiento, desarrollo y la reducción de la pobreza. Apenas y apáticamente se abordaron los temas de educación, ciencia y tecnología y accesos a internet y banda ancha, demostrando -todos los aspirantes- desconocimiento total sobre este último asunto.

El debate no dio para un ganador, ni siquiera para advertir alguna modificación en las encuestas. No hubo propuestas definidas de gobierno, ni ataques abiertos. A Peña Nieto pudieron aniquilarlo con su falta de preparación académica, a Josefina con su adolescencia política y AMLO pudo ser más combativo. Pero no, desafortunadamente para nuestra vida democrática, el debate simplemente transitó en la media tinta, en el debate insípido y descafeinado...

Nota al margen: En todo caso, definitivamente el debate tuvo dos ganadores: Felipe Calderón y Elba Esther Gordillo. El primero porque no salió como tema de la peor política del fracaso y la violencia que ha padecido México en los últimos seis años, y la segunda, porque el dos por ciento de la población que votará por Quadri le garantizará el registro de su negocio privado llamado partido nueva alianza.

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