El vuelco cultural necesario

Definitivamente El Salvador necesita un vuelco cultural. Y es urgente. Los años pasan y cargamos sobre nuestras espaldas, en nuestras manos y en nuestros corazones, las heridas de las tragedias del pasado.
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Gang members participate in an event where mediators, Military Bishop Fabio Colindres and Raul Mijango, addressed the inmates at the Cojutepeque prison, 35 kms east of San Salvador, on September 12, 2012. The truce process began six months ago between the two rival gangs - Mara 18 and Salvatrucha - and the Salvadorean government. AFP PHOTO/ Juan CARLOS (Photo credit should read Juan CARLOS/AFP/GettyImages)
Gang members participate in an event where mediators, Military Bishop Fabio Colindres and Raul Mijango, addressed the inmates at the Cojutepeque prison, 35 kms east of San Salvador, on September 12, 2012. The truce process began six months ago between the two rival gangs - Mara 18 and Salvatrucha - and the Salvadorean government. AFP PHOTO/ Juan CARLOS (Photo credit should read Juan CARLOS/AFP/GettyImages)

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San Salvador - Definitivamente El Salvador necesita un vuelco cultural. Y es urgente. Los años pasan y cargamos sobre nuestras espaldas, en nuestras manos y en nuestros corazones, las heridas de las tragedias del pasado.

No hemos sido capaces de sanar esas heridas. No se trata de un tema político, sino cultural, porque el dolor y la tragedia del pasado los vamos heredando y acumulando con hechos del presente, por los siglos de los siglos.

¿Quién responde por ello? Esta verdadera tragedia nunca ha estado como razón prioritaria en la política ni en los políticos, de lo contrario ya se habrían tomado medidas que vayan más allá de los parches o el intento de sanar una hemorragia interna con una simple curita.

Todos nos preguntamos por qué somos tan violentos; por qué le tenemos tanto desprecio a la vida y por qué somos tan egoístas... Cada quien da la respuesta que se le antoja, pero el estudio profundo de esta realidad muy pocos o casi nadie lo conoce.

En otros países durante los recesos o los fines de semana los jóvenes van al teatro, a los cine club, a foros de debates literarios; a excursiones a zonas arqueológicas o históricas... Aquí van a "joder" a los chupaderos (cervecerías)... Es una gran diferencia.

En otros países los parques y las zonas verdes son escenarios de esparcimiento para la juventud y las familias; aquí son escenas de crímenes.

Más de veinte años desde que finalizó la guerra civil y saltamos de una confrontación armada de tipo política, para caer en la confrontación armada de tipo social, en la que las "maras" solo son parte del fenómeno, que ni siquiera bien estudiado ni investigado sociológicamente está.

El derrame de desgracias es cada vez mayor. Estamos en una especie de país "prestado", sólo esperando el momento para huir hacia el Norte.

Más de 20 años de supuesta democracia y los comercios en los que se venden artículos escolares se les sigue llamando "librerías", aunque no vendan un solo texto. Las librerías y bibliotecas permanecen vacías.

Ir al cine es de las peores desgracias... Es que da la impresión que las películas que aquí se traen, son las que en el mundo se desprecian por pésimas. Muy poco de cine europeo, mucho menos latinoamericano, cuando en Argentina, México, Brasil y Colombia, la industria del cine prospera.
Necesitamos un vuelco cultural; la paz es alegría y perspectivas buenas de vida para la gente. Cuando en el rostro de la gente comencemos a apreciar más sonrisas que tristezas, entonces podremos decir que estamos cambiado; la risa es el reflejo del alma.

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Juan José Dalton es Director del Proyecto Digital ContraPunto

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