Afiliarse a la esperanza en El Salvador

Vivimos una época de negatividad. Y hay mucha razón: los salvadoreños la pasamos de conflicto en conflicto, de engaño tras engaño y de mucha desesperanza, a causa de la impunidad y la injusticia social que persiste.
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SAN SALVADOR - Vivimos una época de negatividad. Y hay mucha razón: los salvadoreños la pasamos de conflicto en conflicto, de engaño tras engaño y de mucha desesperanza, a causa de la impunidad y la injusticia social que persiste.

Hay que romper con esa cadena de malas vibras y de "mal agüero". La juventud y las futuras generaciones deben encargarse de este proceso, quizás porque la actual generación está muy impregnada e impactada de lo que fue la guerra civil y sus odios que parecen ser eternos.

Pero El Salvador necesita una catarsis, una curación general del Stress Post Traumático que padecemos. Más de 20 años llevamos de concluida la guerra civil y no hemos hecho más que silenciar las armas, pero no hemos tocado el alma del conflicto. Por ello el surgimiento de fenómenos como el de las "maras".

Para la derecha la izquierda sigue siendo su "enemiga", y los mismo ocurre desde la izquierda sobre la derecha. No ha surgido un concepto de integración de los salvadoreños en una sola nación.
Los grupos hegemónicos de la empresa privada siguen creyéndose dueños de "la finca" y quieren continuar sobreexplotando a los sectores trabajadores, y como consecuencia de ello, los trabajadores siguen odiando a sus empleadores. Así la cosa, no hay necesidad de promover la lucha de clases.

Hay que romper con esos odios; al Estado le corresponde una parte importante: promover institucionalmente la reconciliación, pero también a la sociedad, especialmente a las capas intelectuales, promover el cambio de mentalidad. Por el momento, este ejercicio de doble vía deja mucho que desear, pero es muy probable que sea parte de la anomia generalizada que vivimos.

Debemos ir a la Historia y a las ideas de quienes han construido la nacionalidad nuestra, como es el caso de Roque Dalton, cuando dijo en uno de sus poemas: "Hay que afiliarse al alba, a la esperanza..."

Esto es en la actualidad, un llamado a la reflexión.

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