Dos bendiciones en el Día del Padre

Este Día del Padre será uno muy especial. Será el primero que mi esposo y yo festejaremos junto a nuestro hijo recién adoptado, Lucas. También será el primero en muchos años que podré festejar junto a mi propio padre, que lleva mucho tiempo viviendo en Ecuador.
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juan del hierro

Este Día del Padre será uno muy especial. Será el primero que mi esposo y yo festejaremos junto a nuestro hijo recién adoptado, Lucas. También será el primero en muchos años que podré festejar junto a mi propio padre, que lleva mucho tiempo viviendo en Ecuador.

Desde hace seis meses, mi marido y yo nos hemos dedicado al cuidado de nuestro hijo Lucas. Cubriéndole de amor, dándole su alimento, y apreciando su existencia en nuestras vidas, así nos fuimos dando cuenta de lo que realmente significa ser "Daddy y papi". Y, ahora, dos semanas después de haberse completado la adopción de nuestro hijo, estamos celebrando los padres que somos y esperamos ser, junto a una familia muy amorosa.

Esta es una familia grande y llena de tías, tíos, primos, y bisabuelas de la que Lucas ahora forma parte, una que yo valoro mucho. Mi padre fue el que me inculcó la importancia de la familia, y es algo que nunca ha dejado de enseñarme, ni siquiera cuando hubo altibajos en nuestra relación.

Muchos de mis mejores recuerdos de mi niñez son de momentos que pasé junto a mi familia, los que mi padre me enseñó a valorar. Recuerdo que mi padre me llevaba a la finca de cacao de su familia en Ecuador, y allí me explicaba todo el proceso de su cultivo. También recuerdo nuestros viajes familiares durante la temporada de Navidad--en una época donde había pocos ecuatorianos en Miami--a varios lugares en Estados Unidos para aprender más acerca del país. (¡Creo que, hasta la fecha, debemos ser los únicos ecuatorianos que han visitado Dollywood dos veces!) Para él, la familia significaba crecer juntos, y apoyarnos y amarnos los unos con los otros. Por eso siempre buscaba oportunidades para crear recuerdos lindos con nosotros.

Pero desafortunadamente, el Día del Padre era una fecha que durante muchos años me causaba tristeza. La relación tan cercana y de apoyo que tenía con mi padre de repente se convirtió en una muy distante porque mi padre no llegaba a aceptar que su hijo era gay. Sin embargo, aún a pesar de su distancia tanto física como emocional, continuó a enseñarme la importancia de la familia y del apoyo familiar, porque sabía lo mucho que anhelaba tenerlo con él.

Poco a poco, mi padre y yo comenzamos a restaurar nuestra relación. Empezó a ver la increíble vida que me estaba construyendo. También vio a los amigos y la comunidad que me rodeaban. Apreció que había forjado lazos más fuertes con mis parientes, lo que fue producto de mi decisión de ser auténtico con ellos tras haber vivido ocultando quien era. Por fin logró darse cuenta y sentir lo tan profundo que era el amor que mi marido y yo nos teníamos. Pero para él, lo más importante fue ver que los valores que él siempre se empeñó en inculcar en mí todavía me estaban guiando.

Hace unos años, mi padre nos sorprendió a todos cuando viajó desde Ecuador para estar en mi boda. Hoy en día no es para nada sorprendente que él haya decidido venir de Ecuador para conocer a su nuevo nieto y celebrar en familia. De hecho, hasta ha dicho que tiene planes de llevar a Lucas a la misma finca de cacao donde él y yo formamos nuestros primeros recuerdos juntos. Y como resultado de su viaje, después de muchos años que llevamos reconstruyendo nuestra relación, por fin vamos a celebrar el Día del Padre juntos. Es realmente increíble reflexionar sobre el camino que mi padre y yo hemos recorrido.

Así que ahora, al igual que celebro a mi padre, yo también celebraré el padre que me enseñó a ser. A mi hijo le enseñaré que el amor de una familia puede vencer cualquier miedo y cualquier prejuicio. Vamos a seguir adonde la vida nos lleva, como abuelo, padre e hijo.

juan del hierro

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