El cuerpo por cárcel, a propósito de Bradley Manning (o Chelsea)

Ahora Chelsea, nuevo nombre que se acuña el militar, tiene por delante al menos 7 u 8 años más de cárcel física, en cumplimiento de la condena que le fue impuesta, y tal vez una vida entera de lucha en busca de su identidad.
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En una decisión que se veía venir, el soldado de EE.UU. - Bradley Manning - fue condenado a 35 años de prisión por filtrar información reservada de inteligencia al portal Wikileaks. Este fue el fallo que se conoció el pasado 21 de agosto cuando una juez militar anunció la condena por varios delitos, entre ellos: violaciones de la Ley de Espionaje, robo de información gubernamental y abuso de posición oficial. Fue absuelto por el cargo de "ayuda al enemigo", el cual le hubiera podido significar una sentencia de cadena perpetua.

La noticia de la condena de Manning pronto se vio magnificada por una declaración escrita en la que el soldado se define como mujer y expresa su deseo de iniciar terapia hormonal. Ahora Chelsea, nuevo nombre que se acuña el militar, tiene por delante al menos 7 u 8 años más de cárcel física, en cumplimiento de la condena que le fue impuesta, y tal vez una vida entera de lucha en busca de su identidad.

Si bien los analistas se han concentrado en las implicaciones de la condena para la seguridad nacional norteamericana, ¿por qué no dedicarle unas líneas a la verdadera cárcel de la cual Chelsea se quiere liberar? Su cuerpo.

Sobra decir, antes de entrar en materia, que la superpotencia no admite provocaciones. Su mensaje es claro. Todo aquel que interfiere con sus intereses y amenaza su seguridad, será sancionado con severidad. Los fiscales del caso Manning solicitaron una condena ejemplar de 60 años de prisión y ésta finalmente se redujo a una pena menos drástica, pero no menos paradigmática, de 35 años. Bradley o Chelsea no pagará más de 10 años, gracias a su cooperación con las autoridades, pero el ojo público conoce claramente las implicaciones de traicionar al régimen.

Ahora sí, la cárcel de Chelsea: un cuerpo masculino de 25 años de edad, 1 metro 57 centímetros de estatura y 47 kilos de peso. Encerrada en una mente intelectualmente brillante, pero forjada en un ambiente familiar dominado por el alcoholismo y un entorno social saturado de abusos y discriminaciones (artículo de prensa relacionado). ¿Qué explica entonces que una persona llegue a la conclusión de que su cuerpo es su enemigo?

Si lo pensamos con detenimiento, todos de una u otra manera nos hemos enfrentado a nuestra realidad carnal. Algunos porque perseguimos estereotipos de belleza que están lejos de nuestro alcance; otros porque les aterra el paso del tiempo y luchan contra el envejecimiento; y otros más, como Chelsea, porque ven en su cuerpo un obstáculo para expresar su sexualidad.

Esta discusión se encuentra retratada en libros como "MI CUERPO, MI CÁRCEL", de Alejandra Stamateas, con el cual me topé por casualidad y que aborda el sufrimiento de las mujeres por lidiar con sus cuerpos. Algunas de las frases consignadas en el libro me resultan reveladoras. Según la autora, su interés es intentar "explicarte por qué es que la belleza no depende de que seas delgada o joven, sino de que tu estima esté sana y no tengas que depender de la opinión de los que te rodean (...) Este libro intenta ayudarte a liberar esa luz que llevás escondida en tu interior y que sólo vos podés hacer brillar. Y así aprenderás a amarte, cuidarte y conocerás cuál es tu verdadero valor."

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Concluyo que la batalla del ser humano con su cuerpo es una contienda íntima. Para Chelsea E. Manning y sus seguidores es legítimo, e incluso audaz, su decisión de hacer pública su orientación sexual en medio de un escándalo monumental como el de las filtraciones. Seguramente lo es, pero si el objetivo es construir una autoestima sana, libre de toda opinión ajena y consistente con una autentica libertad interior, tal vez existe otro camino.

P.D. Mientras las autoridades estadounidenses castigan severamente a un "soplón" como Manning, no tienen inconveniente en dar refugio en Miami a un criminal de guerra condenado a 40 años de prisión en Colombia (ver video).

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