En Venezuela ¿los homicidios son muertes naturales?

Todos tenemos sembrado el miedo hasta los tuétanos, cada mañana al salir a la calle parecen de despedida, no sé si estamos en el turno al bate de la muerte
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Se perdió definitivamente la capacidad de asombro, 50 homicidios por cada 100,000 personas, la vida no vale absolutamente nada, ya es cotidiano la cantidad de asesinatos que suceden día a día, solo impacta cuando tiene connotación, el lamentable suceso; los crímenes a mansalva de la ex miss Venezuela Mónica Spear y su esposo Thomas Berry, el lunes 6 de enero. ¡Qué regalo de reyes!

Todos tenemos sembrado el miedo hasta los tuétanos, cada mañana al salir a la calle parecen de despedida, no sé si estamos en el turno al bate de la muerte. El clima de zozobra pulula, camina se huele, se percibe siempre cerca el espectro de la cuchilla curva de la guadaña.

En Venezuela se está produciendo la llamada enfermedad masiva de violencia, un estado de conciencia alterado en crecimiento, la dirección es contra cultura, producto de la situación de tensión generalizada que se vive día a día. Hay una apología al delito, justificar acciones, un elogio a un acto que ha sido declarado criminal.

Es increíble como las series más vistas en la historia de la televisión colombiana sean las de Escobar el patrón del mal, o la del Capo, los elevan como si fueran héroes. Dos canciones del siglo pasado emblemáticas lo exacerban, de la orquesta famosa Billo Caracas Boys, Yo quiero ser como Ariel, el que escribe, canta, diseña, y hasta baila ballet o la canción famosa de Rubén Blades, Pedro navaja, por la esquina del viejo barrio lo vi pasar con el tumbao que tienen los guapos al caminar.

El prototipo de lograr lo que se quiera por la vía rápida así sea efímero, da que pensar, la sociedad esta destructuralizada, todo es válido bajo la premisa del hambre, entonces es una miseria pero del alma donde la manera de resolverlo la tenemos en la mano como dice el famoso proverbio chino; "Dale un pescado a un hombre y comerá un día. Enséñale a pescar y comerá todos los días."

Mancharse las manos de sangre, tiene el tinte de regla, la policía está paralizada, se volvió neutra, casi da instrucciones: "Lo mataron porque se resistió al atraco, si se hubiese quedado tranquilo no le hubiese pasado nada". Conclusión, la ley la pone el delincuente.

Acabar con el coctel droga y pólvora, es la clave, con esa bebida, la borrachera da por buscar dinero de la manera más expedita.

Existe veladamente el derecho a asesinar, a privar de la vida a otra persona, lo hacen con alevosía ensañamiento a pesar de obtener de la victima el lucro buscado.

Es increíble como los homicidios por lo cotidiano entran en el término de muerte natural. El fallecimiento de una persona a causa del cese de las funciones fisiológicas. No hay una causa identificable, enfermedad o vejez y ahora por lo que se vislumbra sumarle otro vector, el asesinato. Un proceso morboso que parece espontaneo, si le agregamos además que en la mayoría de los casos no hay responsables solo si es sobrevenido cuando el acto tiene notoriedad entonces es la excepción, inconcebible pero probado que la novedad no dura más de tres días.

Hemos llegado a la locura de elevar la definición de una muerte súbita, no fue un infarto sino tres disparos. Al haber impunidad, y no existir el castigo, obviamente que la definición cambia, la población lo acepta, no reacciona, no se entiende que el mal es de raíz.
Los homicidios en serie así sean diferentes actores, conceptualmente son un cáncer terminal.

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