Venezuela 2013: ¿Elección o Referéndum?

El 14 de abril en Venezuela se dirime cual final de fotografía, más que una elección presidencial como tal, un cambio de sistema, sobrevenido por la muerte de un presidente proclamado mas no en ejercicio, esto da en la practica la oportunidad a una segunda vuelta, con dos características, 6 meses después, sin el mismo candidato, y con una velocidad de reina de carnaval.
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El 14 de abril en Venezuela se dirime cual final de fotografía, más que una elección presidencial como tal, un cambio de sistema, sobrevenido por la muerte de un presidente proclamado mas no en ejercicio, esto da en la practica la oportunidad a una segunda vuelta, con dos características, 6 meses después, sin el mismo candidato, y con una velocidad de reina de carnaval.

En el caso oficial, buscan heredar la emoción que tuvieron las exequias de Chávez y con ello ocultar las deficiencias económicas. En la oposición, posicionarse por medio de un discurso agresivo de denuncias y esperanzas, muy diferente al expuesto para las elecciones del 7 de Octubre de 2012.

Las elecciones se medirán en dos contextos, primero prevalecerá lo económico sobre lo político después de 14 años, y lo urbano sobre lo rural, al ser pocos días, Nicolás Maduro, intenta cubrirse de las glorias de Chávez como heredero, se percibe que no interpreta el legado, que sus asesores no entendieron, que son las ideas, las líneas lo que hay continuar y no imitar su manera de sortear las dificultades, ejemplos sobran, el sincrético pajarito, el cacareado imperialismo, cantar el himno de Cuba, etc., eso en Chávez hubiese sido genial, en el caso de Maduro resta de allí el apodo mentira fresca, enmarcado sobre todo como llevó el tema de la enfermedad del presidente y como se metió hasta los tuétanos en el imaginario popular, la duda, que si el presidente falleció en Diciembre, que si mejoro, la foto con su hija, las firmas de decretos, las partes oficiales incongruentes, para al final si hubiesen sido serios, era previsible lo que sucedió, para que marchas y contramarchas han podido con la verdad darse un baño de credibilidad, otro seria el cantar, no derrotables, pues hay que entender que Nicolás Maduro es un hombre de aparato, no es un líder carismático, viene a colación el adagio de Miguel de Cervantes en el Quijote; "Estamos en duda si saldrá o no, y así por esto como porque algunos dicen: nunca segundas partes fueron buenas". Carece de mérito presentar de otro modo lo que otro hizo antes, el encanto de la primera vez no se puede superar, lo que terminara en el caso oficial en abstención por falta de originalidad, en una frase, "Maduro no es Chávez".

Las campañas rápidas son una caja de sorpresas, pues la emocionalidad juega el papel fundamental del resultado, de hecho que los dos contrincantes utilizan como muleta figuras de la talla del cantante Montaner en el caso de Capriles y del futbolista Maradona en el caso de Nicolás.

Se nota como se ha perdido el miedo telúrico infligido por Chávez, hay mucho más opinión pública veraz, el temor ha disminuido con creces, se nota mucho más libertad, y a pesar de las guerras sucias mutuas, estas no son los ingredientes fundamentales de la decisión a la hora de votar. Maduro se disfraza de Juan Bimba del siglo 21, y Henrique intenta marcar la milla pareciéndose a Chávez en lo irreverente, en el desafío a los poderes públicos, en las amenazas soterradas, no llega a decir que freira la cabeza de los adecos, pero va a denuncias concretas, su línea de campaña, los enchufados, en el subconsciente los herederos, quienes han sido en regaños públicos acusados por el mismo presidente, a lo largo de 14 años de ser los culpables de las deficiencias en la gestión de estado, ese mandato lo tienen quien hoy piensan hacerse del poder a través de una maquinaria poderosa electoral, el Partido Socialista Unido de Venezuela.

Esto hace recordar las elecciones de 1978 entre Luis Piñerua, un hombre de partido, no carismático, teniendo atrás la Acción Democrática gloriosa indestructible en su tiempo, ya con costuras rotas, lograron infringir la marca de no preparado pero leal y como fue derrotado en las últimas semanas, por Luis Herrera Campins quien se conecto con el pueblo entre dichos y refranes, un sombrero pelo de guama, y el slogan; "donde están los reales". Es decir, logro parecerse a un adeco, y al final logro hacerse de la victoria, la diferencia solo de 180,000 votos.

Las líneas fundamentales que podrían marcar la diferencia:

1.Henrique Capriles, la voluntad de ser, traducido en que deja el pellejo, esa valentía, da el carácter honesto a su propuesta, y suma.

2.El parecido al No de la reforma constitucional del año 2007, donde funciono la tarjeta única un,
si contra un no, el miedo al comunismo, la inherencia de la Habana en Caracas, esa vez se hizo
de la victoria la oposición.

3.La velocidad de la campaña no hay tiempo de reacción.

4.Superar la brecha electoral del 7 de octubre de 1,600,000 votos, por lo atípico la operación
remolque no será eficiente, menos miedo, el universo electoral rojo tiende a ser y será menor,
ya Capriles seguramente logro recuperar la votación la semana pasada, le toca esta encontrarse
en términos de votos con la bajada de Maduro, allí estará el acertijo.

Si las elecciones hubiesen sido el pasado Domingo 7 de abril, no habría nada que buscar, incluso el Consejo Nacional Electoral para dar confianza por falta de tiempo habría podido lanzar el voto manual, por la falta de tiempo, buscando la ratificación y continuismo del sistema, un voto más cuerpo a cuerpo, además bañaba de legitimidad a Nicolás Maduro, aunado a que se cumplía exactamente un mes del deceso del presidente Chávez.

Problemas el 14 de abril, de seguro habrá, los ánimos están caldeados, probablemente por un resultado con una diferencia tan estrecha de votos, y lo atípico del mapa electoral. Ojala la sindéresis haga acto de presencia de manera contundente. No se entenderá como de los 23 estados el oficialismo de seguro obtenga la victoria en 16, y probablemente no sean suficientes, la elección se decidirá en el diferencial del voto urbano, donde se ha sentido con mayor fuerza la espada de Damocles económica que continua campante.

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