México con una población cercana a 123 millones de personas es uno de los países con mayor desigualdad social; y por ahora, no se ven trazas de avanzar en ese sentido, pues las políticas públicas que son las herramientas están lejos de eso, pulula la informalidad.
El estado de Guerrero (64000 Km 2), un poco mayor que Suiza, donde ocurrió la desaparición forzada de los 43 estudiantes Mexicanos esta en el ojo del huracán, además es disputado por varios carteles de la droga.
En las zonas montañosa hay siembras de amapola (heroína), solo el hecho que un gramo de heroína supere los 60 dólares está dicho todo. Una hectárea de amapola produce más de 20kg. En ciernes, la guerra del opio en el siglo XXI.
Hasta ahora, todo apunta a Guerreros Unidos, una organización criminal con tentáculos en el narcotráfico, en una operación con la policía contaminada quien tiene tiempo penetrando las altas esferas del poder, a todos los niveles.
La clave de todo esto son las armas y la impunidad. Lo cierto es que sin esos dos elementos el avance sería nulo, con convivencia policial o política.
Este caso ha despertado la indignación mundial, por el eco de la población frente a un problema que lleva años en la región, pero que se sale de las manos al crear un estado dentro de otro estado.
Pareciese que por los métodos aplicados estuviéramos regresando a la edad media donde cada villorrio tenía un noble, un señor territorial y jurisdiccional, con sus propias leyes, que hacía y deshacía, dueño de la vida de los siervos.
Eso ocurre cuando no hay verificación de los elegidos sino va por delante la conveniencia, el aparato partidista, como fue el caso del alcalde de Iguala José Luis Abarca, si lo dejan, ya pretendía colocar a su esposa en las próximas elecciones, una práctica muy latinoamericana para asirse del poder, sin violar la constitución
Cuando un estado está marcado por la corrupción en todos los niveles, la transparencia es nula, vale la pena destacar, que los poderes se enclaustran, son difíciles de arrancar, habría que estructurar bajo otros parámetros de voluntad fuerte; supervisión y control social, modernizar el aparato para que la división de los poderes se haga más marcada, y exista una vigilancia permanente por parte de los ciudadanos de los elegidos.
Esta es la tapa del frasco de una urdimbre pestilente, que no sabemos a ciencia cierta dónde va a llegar, pues no solo se trata de esclarecer los hechos sino de desarticular aquello que lo genero.
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