La policía no representa la ley

Aunque se ha tergiversado la función específica para la cual fue creado ese tipo de institución, ya en el tiempo ha perdido el carácter preventivo y disuasivo y como en la práctica, los enfrentamientos se han vuelto, de tipo personal, los que revierten el orden son nuestro enemigos, en defensa, actúa el espíritu de cuerpo.
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La palabra policía en el último siglo ha sido vilipendiada, los niveles de desprestigio han llegado al máximo, para descalificar las leyes impuestas por el estado.

¿Mecanismos?

Los medios de comunicación, comenzó con el cine, el descredito vende, y Charles Chaplin genio de la gran pantalla, dentro de tantas películas puso en cartelera, Pólice 1916, mas tarde, los estudios Hanna Barbera con el oficial Carlos Matute, un vigilante de callejón, con su inofensivo rolo, donde Don Gato y su pandilla hacen de las suyas, o Mickey Mouse haciendo de policía para capturar un ladrón de perros, o la serie de television, El Zorro con el sargento García que no era exactamente un agente pero era un cuidador del orden público, la imagen; gordo, inepto, de poca inteligencia, era la manera más expedita de ridiculizar el orden, las consecuencias se ven un siglo después, el respeto a la autoridad cayó en los mínimos.

La línea delgada entre los que intentan romper con la ley y los que la conservan, es la clave, el marco es una camisa de fuerza, los derechos humanos, por supuesto con razón.

Aunque se ha tergiversado la función específica para la cual fue creado ese tipo de institución, ya en el tiempo ha perdido el carácter preventivo y disuasivo y como en la práctica, los enfrentamientos se han vuelto, de tipo personal, los que revierten el orden son nuestro enemigos, en defensa, actúa el espíritu de cuerpo.

Es difícil establecer un código de conducta y ética en individuos que están en el margen de la pobreza, a pesar que el deseo de servir esta inherente, pero en estos tiempos, no es suficiente.

Tener el monopolio de la fuerza les da ventaja, tienen, la espada vs la pluma, como luchar contra un stress creciente lleno de agresividad, desprecio por el ser humano, aunado al síndrome del miedo al uniforme azul, no permite un lenguaje diáfano sino un saludo hipócrita, potencia el arma contra el acto.

La angustia es su enemigo, rompe con la enseñanza de la moral inquebrantable y lo saca de control, pues lucha con su personalidad así la motivación hacia el prójimo prevalezca, priva el interés propio, como mecanismo de defensa hacia su individualismo. Atrás quedo esa actitud, el servicio a los demás.

El valor siempre necesita un reconocimiento, el del héroe, en principio la medalla la colocan los medios de comunicación, pero casi no sucede, asunto diferente con los Bomberos que a pesar de ser un cuerpo con los mismos parámetros, la función de servir, el rescate sin armas, su función en la sociedad siempre esta enaltecida y con creces, hasta con su representación en los juguetes de nuestros niños.

El control de la ciudadanía se ha vuelto muy complicado, los medios sociales son un ingrediente poderoso en ese sentido, pues en realidad, lo humano prevalece sobre lo divino, por lo tanto no hay manera de arreglarlo sino de disminuirlo, no existe un colectivo perfecto, y menos en un mundo convulsionado, donde últimamente la policía juega el papel de ser el órgano represor del estado, una manera muy triste de mantener el orden y con ello "la democracia."

Las huelgas de hambre hace mucho tiempo dejaron de funcionar como mecanismo de presión para conseguir objetivos, ya la piedad, la contemplación, la lastima están de regreso, no generan en los demás el impulso de aliviar la pena, esto sobre lleva al desespero, marchas, protestas violentas de calle, y si los ánimos producidos por las arengas se encienden, los deseos rápidos de salir del reclamo, sacan lo mejor del resentimiento entonces comienzan los problemas ven en el policía el verdadero enemigo, se establece la línea de choque con protectores antimotines, armas de disuasión, incluso armas letales.

La sociedad debe reinventar el orden y la ley, para ello existe la tecnología, barreras invisibles drones, etc., el ver los escudos, esposas, bombas lacrimógenas, y las mascaras antigás provoca odio, es decir vamos por mal camino, en las últimas manifestaciones siempre hay fallecidos, lo grave, inocentes en su mayoría.

Estamos a la búsqueda de la autoridad con disciplina pero prácticamente anónima, así como existe el soldado desconocido con honores, también con mayor importancia pues es jugarse la vida en pos de un ideal el policía desconocido.

El homicidio de Michael Brown (Fergusson), y de Eric Garner (New York) activan las alarmas, como ha cambiado en décadas la conducta de la sociedad en relación a los guardianes del orden público. Autoridad sin límites y tensión racial. Excesiva discrecionalidad, difícil de determinar la línea de la razón de la equidad de la ley, en casos puntuales, pues el evento a dirimir es demasiado rápido y sin testigos generalmente.

Las medidas tradicionales, no funcionan, como depurar los miembros del organismo, el uso de la disuasión, educación, etc. son paños calientes, se trata de que la afrenta no llegue al cuerpo a cuerpo con la medida, pues la diatriba sobrepone la ley, entonces se vuelve personal.

David vs Goliat.

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