La mentira social

Las frases "menos mal que mintió" o que "la verdad duele", y "no hay esperanzas", en el siglo XXI, salen fuera de contexto pues hay maneras de verificar la fuente, de detener la blasfemia. La única manera de desaparecer la nariz del pinocho, es la verdad social.
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Mentir es engañar a otro.

El estado por defender sus intereses, logra de manera intencional y consciente a través de su aparato informativo con manipulación y ambivalencia utilizando la frase maquiavélica "el fin justifica los medios", hacerse de una falsedad original.

Logra que exista un deseo de creer sin importar los riesgos. Ese engaño lo denomino Platón, la mentira noble, los gobernantes falsean en pos de mantener la armonía social. El estado utiliza este instrumento para defender los intereses del pueblo, estatizar e intervenir en función del bienestar. Lo complicado apartando de lo que significa para el pueblo la verdad cruda es la estela negativa que deja tan difícil de recoger, donde la mayoría de las veces quienes lo implementan salen por la puerta de atrás. No es correcto prometer y no cumplir, se pierde la confianza primero en quienes lo detentan y luego en el sistema.

¿Se puede prescindir de la mentira? Pareciera que no, hay un punto de tolerancia, o de quiebre de la mentira piadosa. ¿Quien pone los limites?

La mentira social va contra la humanidad, tiene la fuerza de imágenes mitos arrastra todo lo que está a su paso, ejemplos sobran solo el de Irak con las armas nucleares, y ahora Siria con armas químicas, una mentira a alimentada se termina creyendo.

La calumnia social es abominable, parte de la buena fe del prójimo, engañar al pueblo para su beneficio, con leyes, constituciones portátiles, se esfuma la integridad y honra que debe perseguir cualquier sistema el bien común.

El comunismo de data reciente siempre fue una mentira con ribetes de utopía, no alcanzable por ninguna vía pero llena de perfectibilidad imaginaria que a medida que el proceso avanzaba en el tiempo siempre pierde lo originario el común de la gente, se crea una estructura totalitaria difícil de desmontar.

La mentira social se vuelve decadente en la medida que se articulan y se vuelven poderosas las redes sociales, en tiempo inmediato. La reacción no se hace esperar, el análisis en tiempo real comentado no da para simular, ni hablar por hablar, casi todo es comprobable, inclusive parafraseando al filosofo y poeta griego Epimenides, de que todos mienten, o de que se puede profetizar lo que va a ocurrir, en universos pequeños es cierto.

"La verdad os hará libres" (Jn 8,32) del Evangelio, permanecer en la palabra , establece una estrecha relación, conecta la verdad y la libertad, aleja la mentira que tanto daño hace a los pueblos.

Las frases "menos mal que mintió" o que "la verdad duele", y "no hay esperanzas", en el siglo XXI, salen fuera de contexto pues hay maneras de verificar la fuente, de detener la blasfemia. La única manera de desaparecer la nariz del pinocho, es la verdad social.

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