Negociar es pactar, operar, conversar para resolver una dificultad. El terrorista, posee diferentes acepciones: la del violento, fanático, la más leve un revolucionario.
Sentarse para dirimir un conflicto, ya es un acto de comprensión, pleno y autentico, el asunto es si se trata de un dialogo, o un tomar de tiempo como en los thrillers de cine o televisión, el famoso megáfono de la policía, para intimar secuestradores, sacarlos del estado de conciencia alterado donde se encuentran y llevarlos al hilo de la reflexión.
Estos individuos generalmente caminan desde la inmadurez política hacia la aventura, y ya colocados en ese plano de existencia huyen hacia adelante, los actos generalmente son irreflexivos y llenos de crueldad, la explicación una carga de resentimiento en el yo de cada uno que después se hace colectivo.
¿Por qué logran sus objetivos?
Poseen la carga psicológica, la idea fija, la paranoia, la leyenda; quitarles a los ricos para los pobres.
Ejemplos en el pasado sobran, en Inglaterra, el arquero Robín Hood, denominado forajido por defender los pobres y los oprimidos y acaparar ilegítimamente riquezas, o el siciliano Salvatore Giuliano bandido valiente y generoso defensor de los que menos tienen, buscan suplantar el estado para equilibrar la sociedad, bases históricas; la revolución francesa, y de este siglo la revolución rusa.
En la receta utilizan de manera muy inteligente los medios de comunicación y ¡como venden esos impactos! Solo con entender los cambios que se suscitaron en el mundo a partir de la masacre del 11 de septiembre del 2001 con la destrucción de las torres gemelas en Nueva York es suficiente.
El asunto es que no se ha tratado con fortaleza el origen, la fuente de financiamiento (narcotráfico, pago de rescates, petróleo), es el lado oscuro de la sociedad, pero sin empacho, lo que muestran es un frente cargado de justicia social revolucionaria comprometida con los que menos tienen.
La frontera borrosa entre ideología y su significado social vs. la practica continuada de acciones armadas montado sobre un financiamiento de la droga, les da fortaleza impresionante frente a estados frágiles.
Viene a colación como hace pocos días en Colombia, secuestran al General Rubén Darío Alzarte, Comandante de la fuerza de tarea conjunta Titán del ejército, cuando el gobierno y la guerrilla están en plena negociación de paz en la ciudad de la Habana. En el ajedrez ponen ese inciso como ventaja en el acuerdo. No olvidemos que ya van 7 millones de víctimas.
¿Cómo se conviene entonces?
Solo imaginar, el tiro por la espalda, la cobardía y la sorpresa pasa a ser una simple extorsión, con un instrumento como la crueldad, no puede haber palabra, a cada momento cambian las reglas del juego, pues en la mentalidad terrorista prevalece el principio aristotélico: potencia luego acto.
La potencia, los rehenes, las armas, y los medios de comunicación, el acto practicas lucrativas de alto nivel por penitencias. Su declaración supuestamente les da derecho a la rebelión frente a un estado que consideran ilegitimo.
Crean conmoción social, terror, produce angustia en la población para que ceda y quede confiscada. Es una guerra de baja intensidad asimétrica, con ventaja para ellos; la sorpresa.
El asunto es la legitimidad de lo que representan: Si es una determinación de los pueblos o es una paranoia colectiva una psicopatía de un grupo violento, toca desenmascararlos.
Las sociedades con carga religiosa, sobre todo la cristiana, pone el derecho a la vida por delante contra un rescate pecuniario, pero no se dan cuenta que está creando jurisprudencia para que más adelante otros continúen con la practica, pues el secuestro, la tortura da dividendos. No es fácil pero por el bien de la sociedad , no negociar debe ser la voluntad, de lo contrario, contaminas, y ponemos a Maquiavelo a tener razón "es mejor ser temido que amado".