Los motivos de 'las maras'

Dos recientes reportajes sobre la tregua entre las dos pandillas más grandes del país hacen recordar "Los Motivos del Lobo", de Rubén Darío. Recordemos que en ese poema se describe a un lobo feroz que aterrorizó a campesinos quienes no lograban eliminarlo hasta que llega Francisco de Asís quien lo convence que pare de atacarlos. Sin embargo, cuando pasa el tiempo y la gente lo ve pacífico llegan a burlarse de él, aprovechando una ausencia temporal del sacerdote.
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A Mara Salvatrucha gang member attends a mass celebrated by Archbishop Luigi Pezzuto, Apostolic Nuncio to El Salvador, and head army and police chaplain Monsignor Fabio Colindres at a prison in Ciudad Barrios, El Salvador, Monday, March 26, 2012. According to Dionisio Aristides Umanzor, known as El Sirra, leader of the Mara Salvatrucha gang, leaders of the Mara Salvatrucha and the Mara 18, El Salvador's two largest street gangs, have reached a truce, reducing the country's homicide rate, one of the highest in the world. (AP Photo/Luis Romero)
A Mara Salvatrucha gang member attends a mass celebrated by Archbishop Luigi Pezzuto, Apostolic Nuncio to El Salvador, and head army and police chaplain Monsignor Fabio Colindres at a prison in Ciudad Barrios, El Salvador, Monday, March 26, 2012. According to Dionisio Aristides Umanzor, known as El Sirra, leader of the Mara Salvatrucha gang, leaders of the Mara Salvatrucha and the Mara 18, El Salvador's two largest street gangs, have reached a truce, reducing the country's homicide rate, one of the highest in the world. (AP Photo/Luis Romero)

maras salvatruchas

San Salvador - Dos recientes reportajes sobre la tregua entre las dos pandillas más grandes del país hacen recordar "Los Motivos del Lobo", de Rubén Darío. Recordemos que en ese poema se describe a un lobo feroz que aterrorizó a campesinos quienes no lograban eliminarlo hasta que llega Francisco de Asís quien lo convence que pare de atacarlos. Sin embargo, cuando pasa el tiempo y la gente lo ve pacífico llegan a burlarse de él, aprovechando una ausencia temporal del sacerdote. Entonces el lobo vuelve a atacarlos y, cuando regresa el religioso, ya no acepta pacificarse nuevamente:

"...y entre mis entrañas revivió la fiera,
y me sentí lobo malo de repente;
mas siempre mejor que esa mala gente.
y recomencé a luchar aquí,
a me defender y a me alimentar.
Como el oso hace, como el jabalí,
que para vivir tienen que matar.
Déjame en el monte, déjame en el risco,
déjame existir en mi libertad,
vete a tu convento, hermano Francisco,
sigue tu camino y tu santidad" 1

Obviamente que a diferencia de ese lobo en la tregua actual de las maras salvadoreñas ninguna se ha vuelto pacífica, como se volvió temporalmente el lobo, pero los dos artículos mencionados al inicio hacen meditar por lo menos sobre dos cosas:

La primera reflexión es sobre la capacidad que tienen las maras para efectuar acciones no sólo delincuenciales sino que también políticas, según esos reportajes. El artículo de Carlos Martínez y José Luis Sanz2 señala que una semana antes de las elecciones del 11 de marzo -cuando aún eran secretas las pláticas entre los líderes mareros presos y los delegados del ministro de Seguridad- el negociador Raúl Mijango fue convocado de urgencia al penal de Zacatecoluca, donde los cabecillas de ambos grupos le advirtieron que los dirigentes operativos de sus respectivas estructuras se habían puesto de acuerdo para boicotear las elecciones, incluyendo un paro al transporte el 10, 11 y 12 de marzo. Para evitarlo tuvieron que anticipar las fechas que habían sido acordadas en secreto para el traslado de los líderes de las pandillas hacia otros penales.

El otro artículo es una entrevista hecha por Roberto Valencia3 al pastor Mario Vega, quien desempeña su labor en colonias donde operan esas pandillas. En una parte de la entrevista dice: "El ser humano no reacciona mientras no es tocado en sus intereses. Y mientras el problema no toque a los poderosos, los poderosos no van a responder ante el problema. Pero recuerde que los líderes pandilleros dijeron que su estrategia iba a cambiar: dejar de molestar a los pobres y centrarse en los ricos.

Es un elemento al que los sectores poderosos del país deberían de poner atención porque, si el proyecto de la tregua fracasa, es muy probable que los pandilleros continúen con los planes que tenían antes, que incluían acciones como el boicot a las elecciones. Lo que viene para el país es un caos que difícilmente se va a poder controlar"

Cuando el periodista le pidió ser más explícito, el pastor agregó: "Ya hubo un pulso de poderes en septiembre de 2010, cuando las pandillas paralizaron por tres días el país. Ahí se midieron el poder de la amenaza de las pandillas y el poder militar del Estado, y la gente de amplios sectores no confió en el Estado; vio las tanquetas y los helicópteros volando, pero tuvo más temor a las pandillas. A esos elementos hay que prestar atención, porque si la tregua se rompe, a la sociedad le espera una situación muy difícil de controlar. Las pandillas querrán demostrar que no están debilitadas, y querrán usar una voz más fuerte.

Es la lógica de ellos" (Entre paréntesis debe agregarse que el religioso entrevistado no está abogando para que se perdonen los crímenes cometidos por las maras: "La tregua no debe llevar al perdón y olvido, porque las víctimas tienen derecho a saber la verdad, y a saber quién mató a su hijo o a su hija, y que esa persona responda ante la justicia"; y más adelante agrega: "En la pandilla se respeta eso de que el que la debe la paga. A lo que se oponen es que la pague el que no la debe. Yo sí creo que el pandillero aceptaría esa condición de pagar el daño hecho a la sociedad en aras de lograr una oportunidad de insertarse en un futuro y de beneficiar a su familia").

Y eso nos lleva a la segunda reflexión: el país no debería dejar pasar la oportunidad de concertar cambios que beneficien a todos. Ninguna economía puede ser fuerte cuando la mayoría de su población vive en pobreza o indigencia, además de la fragilidad económica de sus sectores medios. El resultado es que tiene un modesto número de consumidores para quienes ofrecen productos o servicios. Es decir, la desigualdad imperante no conviene en el mediano o largo plazo ni siquiera a quienes benefician de ella en lo inmediato; y si anteriormente fue una de las causas de una guerra civil, los párrafos antes transcritos señalan que actualmente puede ser más complicado resolver un conflicto donde la motivación no tendría bases ideológicas sino que delincuenciales.

Si a la situación socioeconómica polarizada del país se agrega que el artículo de Martínez y Sanz considera que las agrupaciones guerrilleras son numerosas, el problema se vuelve aún más complejo. Ellos señalan: "La reinserción, en el caso de que el diálogo con las padillas llegue a acuerdos estables, es otro punto de difícil cumplimiento. Por la cantidad de personas implicadas en el proceso -se estima que hay alrededor de 60 mil pandilleros en El Salvador- y por la falta de oportunidades y recursos en un país en el que más del 50% de la población urbana no tiene un empleo formal".

Párrafos después el reportaje agrega una frase del otro negociador, monseñor Fabio Colindres, diciendo: "Hablamos de 70 mil hombres que, si el narcotráfico los arma, no hay ejército en la región que los pueda combatir"El religioso indica que el proceso debe concluir en una mesa de negociaciones "y en acuerdos formales, muy similares a los acuerdos de paz (de 1992)".

Por su parte, el pastor Vega señala: "pensar que las pandillas se van a desactivar por buena voluntad lo veo como algo muy difícil. Sin programas de inserción, imposible"; y cuando el periodista le pregunta si él es de quienes piensan que la tregua beneficia sólo a los pandilleros, responde: "No. Y aunque fuera cierto que sólo a ellos les está beneficiando, no hay que olvidar que ellos, nos guste o no, son parte de la sociedad salvadoreña, y toda la sociedad se beneficia cuando no mueren jóvenes. Es incorrecto hacer esa separación: ´ellos son los malos, y nosotros somos los buenos´. Somos una sociedad, y ellos son el producto de lo que somos como sociedad".

Él sostiene: "en Apopa, en Soyapango o en Ilopango se vive de una forma radicalmente diferente a como se vive en los barrios donde reside la mayoría de los líderes de opinión. Es evidente que hay dos realidades, y el problema es que esas dos caras de la sociedad no logran conectarse y entender que se trata de una misma sociedad".

Ese es el reto actual para los salvadoreños: cómo volver a sentarse a una mesa a negociar para encontrar salidas que beneficien a todos, sin excluir a nadie, antes que el lobo se encierre en su madriguera para salir sólo para atacar a quien se ponga enfrente.

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