¿Por qué hay tantos pobres en Argentina?

No sé si sea culpa del federalismo, que permite que los gobernadores tengan rango de reyezuelos y puedan disponer a su antojo de los recursos provinciales. Cada provincia argentina tiene suficientes riquezas como para ofrecerle las mejores oportunidades a su población. Y sin embargo, eso está lejos de suceder.
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El título bien podría haber sido ¿Por qué hay tantos pobres en América Latina? ¿o en el mundo?. Quizás algunos me reprenderán por no ver la paja en el propio ojo y andar mirándola en el ajeno. Pues en Chile también hay pobres y muchos, pero allí las causas son más claras, vale decir, es bastante sabido que en Chile hay una escisión profunda entre ricos y pobres, un abismo social que se acrecienta día a día y que es funcional a los detentadores de la riqueza.

En Argentina, en cambio, creo entender que las causas son más difusas. Este enorme país con tanta riqueza como para alimentar y vestir al mundo entero, no puede siquiera bien alimentar a parte importante de sus propios ciudadanos.

En mi deambular por Catamarca, Santiago del Estero, Tucumán, Corrientes y Resistencia, pude ver, no a decenas ni a cientos, sino probablemente a miles de grupos familiares hurgando en los basurales. Se veían tristes y tan famélicos y maltratados como los caballos que tiran los carritos en que se suelen desplazar.

No sé si sea culpa del federalismo, que permite que los gobernadores tengan rango de reyezuelos y puedan disponer a su antojo de los recursos provinciales. Cada provincia argentina tiene suficientes riquezas como para ofrecerle las mejores oportunidades a su población. Y sin embargo, eso está lejos de suceder. No sé hasta dónde llega el acaparamiento de riquezas por parte de las familias más ricas de cada lugar. Quizás el problema sea idéntico al de Chile. La avaricia de unos pocos deja a la intemperie al resto de los compatriotas. Quizá ese problema sea parte de la condición humana y se repita como un porfiado fractal en cada rincón del planeta.

Converso con algunos argentinos sobre esta situación y me dicen que los pobres son pobres porque quieren serlo, y que muchos de sus compatriotas no hacen nada a propósito para así seguir recibiendo la ayuda asistencial del gobierno. Otros culpan al gobierno de Cristina Fernández, a los gobiernos anteriores, a la estructura económica, a la idiosincrasia argentina, a la oligarquía depredadora. Sin embargo, los que percibieron mis ojos es que esos miserables estaban objetivamente fuera del sistema, que nadie los ve, que a nadie le importan.

Salvo el pan, todo el resto de los alimentos son más caros que en Chile. Los electrodomésticos son más caros. La ropa es más cara. Y los salarios son muy similares. Lo que sí es más barato es el pasaje del colectivo urbano, ese pasaje que en Chile desangra a millones de familias cada día.

Pero Argentina tiene algo que Chile no tiene ni tendrá en el corto plazo, y es la educación gratuita en sus universidades. Cada persona, si lo quiere, puede acceder a la carrera universitaria que desee. En Chile debes pagar una tarifa muy alta por querer ser un profesional, y es probable que nunca lo logres, y aunque lo consigas, tu título no tendrá mucho valor en el mercado. El sistema educacional chileno está podrido de corrupción y codicia. Pero ese es un tema sobre el que me explayaré en otra oportunidad.

Como sea, en todas partes se cuecen habas. Los argentinos deben abrir los ojos. Son un país inmensamente rico en calidad humana, en cultura, en recursos, en territorio. Pero son desunidos y cada argentino parece querer caminar en una dirección distinta. Sólo espero que no sigan omitiendo a sus pobres, hay muchos niños de miradas tristes entre ellos.

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